MEXICANOS PRIMERO MICHOACÁN AC | La educación michoacana después de las elecciones

Como un gran ejemplo de las circunstancias, conflictos que no pueden ser desvinculados de lo poselectoral se manifestaron en esta semana con toda claridad y violencia en el sistema educativo estatal.

Horacio Erik Avilés Martínez

“Nuestras vidas comienzan a llegar a su fin el día que dejamos de hablar sobre las cosas que importan”.
Martin Luther King, Jr.

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Finalmente, el día de las elecciones sucedió y sus efectos aún no terminan de manifestarse en la entidad. La obsesión por el poder, la incapacidad de ver los propios errores, el camino de la judicialización y la inaceptabilidad de la derrota parecieran ser la constante entre las fuerzas políticas que se disputan a dentelladas cada cargo de elección popular. Son inexistentes las manifestaciones de preocupación por el desarrollo integral de Michoacán. Todo indica que, la transición del poder será lenta, sinuosa y tortuosa. Hay signos inequívocos de que el vacío de poder característico de la ingobernabilidad buscan ocuparlo los grupos fácticos y la barbarie que los caracteriza. 

Esta semana no solamente se dispararon las posturas políticas inmaduras, ni las movilizaciones y marchas, sino también delitos como los homicidios dolosos, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

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Como un gran ejemplo de las circunstancias, conflictos que no pueden ser desvinculados de lo poselectoral se manifestaron en esta semana con toda claridad y violencia en el sistema educativo estatal. La agenda político-gremial suele estar meticulosamente sincronizada con la electoral. Existieron hechos visibles como la toma de dependencias en las oficinas centrales de la Secretaría de Educación en el Estado, los actos vandálicos perpetrados en ellas y en el IMCED, así como las declaraciones plagadas de amenazas y violencia de parte de los involucrados, las cuales solamente permiten inferir conflictos mayores. 

La ambición de quienes se sienten dueños de la educación exacerbaron la polarización y clientelismo de actores del sistema educativo estatal, lo cual hizo estragos sobre los ya de por sí muy golpeados derechos de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes; a lo cual se sumará un efecto de retorno de pronóstico reservado, toda vez que no hubo escrúpulos para inmiscuirse en el proceso electoral por parte de los funcionarios del sector educativo, quienes promovieron abiertamente el voto durante medio año, sin importarles comprometerse con los líderes sindicales, a la vez que corromper a personal de base, eventual y normalistas, así como a los padres de familia y estudiantes mayores de edad. 

Ambición y proselitismo

De todo lo anteriormente mencionado hay evidencias y denuncias públicas, toda vez que se intentó convertir al sistema educativo estatal en una poderosa fuerza electoral, pero los resultados en las urnas manifiestan la inmensa simulación y doble juego que se realizó en el camino, porque no se logró el objetivo proselitista, se abandonaron las responsabilidades educativas y el repudio hacia la asonada política fue masivo, especialmente hacia quienes se ostentaban como operadores políticos a favor de la continuidad y, por ello se sostenían en su cargo educativo a pesar de la acumulación de denuncias por corrupción, ineptitud y omisión. 

Lógicamente, ahora demostraron poseer sus ya conocidos atributos en el terreno proselitista, al pactar con fuerzas políticas antagónicas y ver por sus intereses antes que por los de su equipo político. De la educación ni hablar, abandonaron por completo sus deberes como funcionarios. Por ello, la administración educativa estatal pierde autoridad a borbotones, como lo podemos constatar en cada una de las subsecretarías, los niveles y los organismos descentralizados. 

Sin embargo, el escenario de derrota para un equipo político no mejora el panorama educativo, debido a que en el bando por ahora ganador también se encuentran personajes de dudosa reputación en materia educativa. En cualquier caso, a partir del 1° de octubre, lastimosamente volveremos a ver impresentables al frente de responsabilidades educativas estatales. Muchos de ellos hicieron lo necesario para ocupar cargos públicos de nueva cuenta, para tener en sus manos el destino educativo de más de un millón de personas y, con ello, de los recursos que destina el gobierno para tales efectos. 

Entonces, el eterno retorno amenaza fuertemente la soñada emancipación del sistema educativo michoacano para recuperar su razón de existir fundante y retomar un sendero de progreso y expansión de los derechos humanos de niñas, niños, adolescentes y jóvenes.

En cuanto a la infraestructura escolar, los planteles abandonados siguen siendo objeto de robo y saqueo. Escuelas que no tenían agua siguen en las mismas circunstancias, mientras que, aquellos que ya la tienen, se quedaron sin bombas de agua, sin tubería, ni tinacos, por haber sido víctimas de la delincuencia. A pesar de haberse presentado denuncias, se sabe que a la fecha hay muchas escuelas que no han recibido apoyo gubernamental para comprar materiales y equipo que posibiliten tener condiciones dignas para emprender la ruta de retorno a clases.

Retorno a las aulas

Mientras tanto, el regreso a la presencialidad mencionado en el Boletín 113 de la SEP intentó replicarse en la entidad, con las condiciones específicas imperantes en nuestra entidad. Primeramente, aquí implicó la enésima procrastinación de la responsabilidad del retorno a clases presenciales, en este caso, hasta agosto de 2021.

Paralelamente, se fintó organizar un retorno a clases que solamente gana tiempo y sondea las reacciones de la población, medios de comunicación y sociedad civil, como cada dos o tres semanas se viene repitiendo desde el inicio de la pandemia. Hasta ahí, nada nuevo bajo el sol.

Pero, de todos los prerrequisitos para entablar una ruta certera rumbo al retorno a clases preocupa enormemente la claudicación de la autoridad sanitaria en la entidad respecto a la vacunación de estudiantes y padres de familia. Visto así, se trasladará simplemente el riesgo a los padres de familia, así como las responsabilidades materiales, mientras que la autoridad se intenta lavar las manos de esta manera sin conseguirlo. El regreso a realizar un diagnóstico, para estudiantes en situación de rezago y con un máximo de nueve alumnos por aula abre más interrogantes que certidumbres, debido a que todo ello implica planeación y logística, a la vez que capacitación y participación para la comunidad de aprendizaje, de lo cual tampoco existe evidencias de que se esté realizando con la seriedad y rigor que se requiere, ya que hay vidas humanas en juego y, de no hacerse así podrían ocurrir desgracias irreparables.

Así como se plantea el regreso, los estudiantes estarán en riesgo, sus familias también, a la vez que las familias de los trabajadores de la educación. Siguen constantes los casos reportados en los medios de comunicación de alumnos que se contagiaron de COVID-19 en el intento de regreso a clases que se ha realizado en otras entidades federativas. Parece que no se acierta a realizar una política pública que permita que el derecho a aprender esté garantizado.

Eso sí, no pasa desapercibido el hecho de que el costo político de tomar esta clase de decisiones y de mandar semejantes mensajes fue escrupulosamente alejado del día de las elecciones, toda vez que había un efecto que podría impactar en la toma de decisiones por parte del electorado. 

Esto plasma un porvenir altamente nebuloso para el sistema educativo con los nuevos gobernantes, quienes llegarán totalmente sueltos y descomprometidos, toda vez que en campaña sus candidatos no lograron hilvanar una propuesta completa de política pública a favor del derecho a aprender, sustituyendo la propuesta por la oportunista firma de algunos compromisos con organizaciones civiles, empresariales, camerales y confesionales, muchos de ellos con negocios escondidos, retóricos o plagados de buenas intenciones más que con carácter vinculante y con mecanismos punitivos en caso de incumplimiento. Quedó demostrado que nadie quiere ponerle el cascabel al gato. Lo que es un hecho es que varios exfuncionarios que se quedaron sin empleo constituirán organizaciones de la sociedad civil con la finalidad de hacer activismo a la carta, para generar contrapesos a la nueva autoridad. ¿Ahora sí exclamarán lo que no vieron, escucharon, atendieron ni mucho menos resolvieron cuando tuvieron responsabilidades públicas bajo su encargo?

Mismas prácticas, mismos resultados

El escenario de victoria para ambos bandos en disputa no mejora la situación, toda vez que la rectoría de la educación seguirá en manos de la CNTE, restando por conocer si habrá continuidad o alternancia en sus alas respectiva, es decir, si serán azules o rojos quienes impongan funcionarios y torvas cadenas de valor con el erario educativo. 

Más allá de un panorama sombrío o catastrófico, lo que se requiere es ir solucionando todas estas áreas de oportunidad que han quedado en el abandono total y deben ser planteadas en la entrega-recepción desde ahora. No se ven acciones claras, pero es momento de levantar la voz, porque las condiciones están dadas, los actores serán los mismos, los grupos fácticos estarán empoderados, el marco normativo y las condiciones legales son las mismas. El rezago, el desastre financiero, las irregularidades en la nómina educativa, el abandono de los planteles escolares, los requisitos inalcanzables para el regreso a clases y los efectos perniciosos del confinamiento siguen prácticamente intactos. Ante las mismas condiciones, actores y las mismas prácticas, resulta difícil esperar resultados diferentes a los que la inercia arrastra desde hace un cuarto de siglo en la educación estatal. 

Los factores disruptivos para impedir que el eterno retorno se suscite están en las legítimas manos de la ciudadanía, la cual organizándose y movilizándose puede iniciar un tránsito desde la dictadura hacia la democracia, con medidas de presión para elevar el costo de la inacción, pero lamentablemente se ha demostrado que la violación del derecho a la educación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes es poco percibida como uno de los grandes problemas de Michoacán. Es decir, ignoramos que tanto nosotros como nuestros hijos ignoran.

Así, quedamos en pocas manos, como en las de las autoridades estatales, por elección o designación, los legisladores y el poder ejecutivo federal, quienes por conciencia social e iniciativa propia deberían de actuar espontáneamente en completo respeto a lo que la ley les mandata a cumplir y hacer cumplir. La mano invisible ha demostrado su inefectividad en materia educativa.

Y sin embargo no vamos a dejar de hablar de lo que realmente importa: la educación es la piedra angular de la evolución de nuestra especie y la sostenibilidad de nuestra sociedad y sus recursos patrimoniales y ambientales, del desarrollo integral, de nuestra cultura y de lo humano. El día que los michoacanos quitemos el dedo del renglón, nuestra sociedad estará totalmente condenada. Perseveremos en el ideal y la exigencia, merecemos un gobierno educador.

Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles