CUARTO PODER | Laberinto

Decía John Lennon que vivimos en un mundo en que nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día.

Etelberto Cruz Loeza

Reinicio esta actividad autoimpuesta y agradezco a la redacción de este diario que me haya concedido la oportunidad de continuar presentando mis opiniones e igualmente a usted con su tiempo para leerlas, mas como se dice en las asambleas, un antes de entrar en materia.

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Recibí el pasado martes 3 del presente un mensaje cuyo contenido me pareció interesante y generador de reflexiones sobre este inacabable proceso de cambio de la humanidad y laberinto circunstancial, nacionalmente muy propio.

El mensaje recibido es el siguiente:

Decía John Lennon que vivimos en un mundo en que nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día.

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Hoy podemos afirmar que vivimos en un mundo donde vibra más fuerte un teléfono que un corazón.

Vivimos en un mundo en el que la comida está repleta de químicos, mientras que un jabón contiene cereales, miel y vitaminas.

Vivimos en un mundo donde los televisores son más delgados y la gente más gorda.

Vivimos en un mundo donde los teléfonos son más inteligentes que sus dueños.

Vivimos en un mundo donde pintar un grafiti es un delito y matar un toro es un arte.

Vivimos en un mundo donde la forma de vestir se valora más que la de pensar.

Vivimos en un mundo donde la pizza llega más rápido que la policía, o un Uber llega antes que una ambulancia.

Vivimos en un mundo donde los animales son mejores amigos que las personas.

Vivimos en un mundo donde no se intentan solucionar los problemas, sino convivir con ellos.

Vivimos en un mundo en el que el funeral importa más que el difunto y donde el festejo de una boda es más importante que el amor.

Vivimos en un mundo en el que las redes sociales están llenas de fotos felices y gente triste.

Vivimos en un mundo en el que se le exige más a un futbolista que a un político.

Estamos convencidos de que ese mundo es el que nos ha tocado vivir, sin reflexionar sobre el hecho de que cada uno tiene el poder de vivir en el mundo que elija y no en el que le toca.

Tú decides el mundo que quieres tener. Tienes el poder de cambiar el tuyo y, por ende, el de aquellos que te rodean.

Aquí nada es imposible. Lo imposible, sólo tarda un poco más…

La primera lectura de ese mensaje me regresó a una escena-referencia de la novela El Chacal, de Frederick Forsyth, que recrea la imagen de Winston Churchill en una playa argelina, quien entendía que el mundo estaba cambiando – 1943, acaso – y lo aceptaba, mas se preguntaba el por qué debería ser así, de ese modo.

En este inicio de año llamaron mi atención algunos hechos, entre ellas, la elección – en la tercera ronda y por mayoría de votos (6 a 5) - de la nueva ministra presidenta de nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación: Doctora en Derecho Norma Lucía Piña Hernández, quien en su tiempo fue propuesta como ministra por el ex presidente Enrique Peña Nieto. Ella es una aspiracionista.

Posee impresionante Currículum Vitae: profesora de educación primaria, titulada y becada por el SEP para especializarse en España y larga y brillante carrera judicial. Se dice, y así se espera, que habrá mayor transparencia en las resoluciones de nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación. Será un verdadero contrapeso entre los tres poderes de la Unión. Esperemos que así sea.

Entiendo que la ministra García Hernández no era la candidata deseada por el titular del Ejecutivo Federal – quien muy seguramente deseaba que la ministra Esquivel – esposa del todo poderoso, Riobóo, constructor preferido del presidente de la República, lo fuera. Curiosamente, el presidente de la República, casi al día siguiente, continuó con su fusilamiento mediático con saña contra el poder judicial, al que no baja de corrupto, pero ese mismo día, y casi inmediatamente, la ministra presidenta de la Corte le precisó que: el poder Judicial no es corrupto.

Es deseable que ése sea el camino para ir mostrando autonomía, soberanía e independencia y no “coincidencia” con la idea, pensamiento y propuestas presidenciales, como lo manifestó a los cuatro vientos el anterior ministro presidente, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.

Es obligado que el poder judicial nacional haga efectiva la teoría republicana federalista que establece que los 3 poderes de la Unión – Ejecutivo, Judicial y Legislativo – cumplan su función republicana de servir y ser pesos y contrapesos entre los poderes para moderar, regular y colocarlos dentro de sus límites y evitar los excesos y abusos de algunos de los otros dos poderes.

Partiendo de este singular hecho histórico – una mujer con altos y comprobados estudios en las áreas de la Docencia, Derecho y judicial, haya resultado electa y elegida presidenta de nuestra Corte y concediéndole valor político, en el año político pasado - 2022 -, no le fue muy bien que digamos a nuestro señor presidente de la República e inicia también no muy bien, el 2023:

Perdió el control político de la ciudad de México.

Perdió el control político de la Cámara de Diputados: es la minoría más grande, pero carece de la Mayoría Calificada.

Perdió sus iniciativas de Reformas Constitucionales: Reforma Eléctrica, Transformar al Instituto Nacional Electoral y, muy seguramente perderá en los tribunales federales su famoso Plan B de reformar al INE.

Perdió la calle cuando miembros de la Clase Media mexicana se manifestaron en calles – avenidas, paseos y bulevares - de la ciudad de México, y de cerca de 50 ciudades del país – Aun no existe coincidencia en el universo total que se manifestó ese día, pero la ciudadanía le arrebató la calle.

¿Y en el caso de la fusilada – o coincidencia en cerca de un 90% del contenido del documento de titulación para optar por el grado académico de Licenciatura en Derecho ¿Cómo le harían para pesarla? -, de la Ministra Esquivel, ¿qué pasará? ´Simplemente sus grados académicos quedan volando.

¿Ahí quedará? Si relee su currículum Vitae verá que todo es ejemplo de escalera de “pago de favores” para el ascenso en la administración de la Justicia, administración pública y gradualismo en el Poder”.