CUARTO PODER | ¡Malo, malo!

La clase media es la tierra, levadura, que, junto con las condiciones sociales y materiales, incuban los movimientos sociales, que evolucionan en revoluciones.

Etelberto Cruz Loeza

Estoy convencido que el titular del Ejecutivo Federal tiene muy estudiadas todas sus rutinas de actuación y expresión públicas. Todo con el único fin de estar en titulares de los Medios y permanecer ahí por días. Tómese un momento, vea sus conferencias matutinas: ahí en el atril, tiene su guion y lo respeta: todo es actuación al pie de la letra. Así que le engordaremos el caldo.

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El día 7 del presente, se dijo ¡feliz, feliz, feliz!, por los resultados electorales del día anterior.

Al siguiente día, en la misma sesión matutina, mostró cuadros comparativos de resultados de elecciones constitucionales federales intermedias de los 3 anteriores presidentes de la República y los suyos o de su administración.

Mas, el miércoles, muy posiblemente ya con análisis detallados, precisa información que mostraba la profundidad y anchura de la derrota, la agarró contra la clase media y despotricó contra ella, culpándola del fracaso, particularmente en la ciudad de México, cuna, piso electoral y voto duro suyo, y de Morena.

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Con todos mis respetos para la investidura presidencial, éstas son mis consideraciones sobre ese risible hecho.

Es malo, malo que la poligonal personalidad del titular del Ejecutivo Federal, enseñe que el   AMLO - presidente agitador-subversivo de barriada – le gane a la personalidad de Estadista, de Ejecutivo, de político administrador. O estaba sumamente molesto por los resultados que no se controló y afirmó muchas sandeces.

Se nota que sus años como estudiante de la facultad de Ciencias Políticas de la UNAM los pasó de noche: sabe claramente que la llamada clase media en todo el mundo y en todos los tiempos es origen y cuna de todos los movimientos sociales, y de sus líderes que ha habido en el mundo; la clase media es la tierra, levadura, que, junto con las condiciones sociales y materiales, incuban los movimientos sociales, que evolucionan en revoluciones, y a sus líderes e ideólogos.

Un ejemplo de lo anterior es Estados Unidos, país que surgió de la clase media. Los viajeros del Mayflower eran clasemedieros de Inglaterra; después, de los Países Bajos, de Suiza, de Alemania que, por su libre examen religioso, opuesto a la dogmática fe católica - eran calvinistas, puritanos -  buscando mejores horizontes para su vida, desembarcaron en lo que ahora se conoce como Plymouth, costa de Massachusetts, el 11 de noviembre de 1620, compraron la tierra a los indios naturales de esa zona geográfica y, poco a poco, fundaron las Trece Colonias.

AMLO criticó portada de la revista The Economist, donde lo catalogan como falso mesías - se burlan de él -. Quiere que la población nacional sea: fiel, ciega y creyente suyo y ser considerado su mesías. ¡Hasta dónde ha crecido su desproporción: ¡Un dios!

Posiblemente esos estudios - ¿cómo los habrán hecho, si aún es material propiedad de una institución – el INE - y no es público? -  segmentaron a los votantes y dedujeron que el gran diferenciador electoral fue el de la clase media y arremetió en su contra, sin considerar: 1° Que, en ella, en la clase media, se gestó el voto que lo llevó al triunfo en el 2018 y si ahora le da la espalda y lo castiga, algo debió hacer él que la defraudó, decepcionó y frustró. 2° La clase media es por lo menos el 45/50 por ciento de la población nacional. 3° La clase media es el motor de todas las sociedades y la fuerza empresarial, base de toda economía, de todas las naciones.       

La singulariza: “Clase media, media, media alta, con licenciatura, con maestría, con doctorado. Muy difícil de convencer. Siga usted su camino. Aspiracionista. Triunfar a toda costa. Salir adelante. Egoísta. Va a la Iglesia todos los domingos. Se confiesa y comulga”.

Independientemente de cómo califique a la clase media, ni él, ni su familia, forman parte de la clase media, mucho menos de la Clase Baja, pobre o miserable. Andrés Manuel López Obrador forma parte de la Clase Alta. Él es burgués, acomodado. Es millonario, no como Carlos Slim, ni Ricardo Salinas Pliego, pero es millonario con cuentas bancarias con más de 9 dígitos. Que no traiga dinero en la bolsa es pura pose, pantomima, teatro.

Sus hijos se codean con el llamado Jet Set y su familia ha sido, preferentemente, favorecido con atractivos y suculentos contratos públicos y, cínicamente, de aportaciones-donaciones-contribuciones para la causa, la suya. Y eso es corrupción.  De pobre sólo tiene su deseo y la imagen que quiere ofrecer, por eso su, aparente, descuido en el vestir y calzar.

Es aceptable que haya querido, ¿aspirado? a ser ¿exitoso? político, pero la clase media nacional no tiene la culpa de su fracaso escolar, que hubiera sido fósil, y aprobado por antigüedad y humanidad.

Es un falso presidente. Es legal y legítimo titular del Ejecutivo Federal, pero es falso presidente: los presidentes de todos los países desean lo mejor para su pueblo; incluso Idi Amín Dada, lo quiso. El nuestro no quiere lo mejor para nosotros. Éso es inaceptable.

No quiere, que, como población, tengamos aspiración de cambiar nuestra vida y que triunfemos – lo que se quiera que signifique triunfar para cada uno - en la vida. Quiere una población sumisa, esclava de sus designios-caprichos-dedito.

 El titular del Ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, está en contra de los ideales históricos nacionales contenidos en nuestra Constitución y que, de acuerdo al artículo 87°, debe cumplir y hacer cumplir. Y si así no lo hace, la Nación se lo debe demandar. Particularmente está en contra del enunciado completo del artículo 3° Constitucional, específicamente del criterio democrático que orienta a nuestra Educación.

Si su deseo es provocar más división, más polarización, más encono, más pleito y/o distracción. ¡Qué perverso!