CUARTO PODER | Reflexiones obligadas

Las elecciones que se llevaron a cabo en 6 estados de la republica han servido para hacer unas cuantas reflexiones en cuanto a la democracia del país.

ETELBERTO CRUZ LOEZA

Las elecciones en los estados de Aguascalientes, Tamaulipas, Hidalgo, Quintana Roo, Oaxaca y Durango ya son historia y aunque el proceso continúa en su fase de revisión y validación institucional por los vilipendiados organismos políticos locales electorales y el Instituto Nacional Electoral y su posterior judicialización, existe la seguridad de que algunos cambios se presenten.

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A simple vista es, fue evidente, que hubo un triunfador y varios perdedores.

El principal vencedor fue el Instituto Nacional Electoral y su escalón estatal: los OPLES. Contra la inquina y satanización presidencial y de todos los morenistas, salió ileso. Mostró que su plumaje cruza el pantano y no se mancha.

Otro de ellos fue la democracia nuestra, a nuestra manera o la simple forma de la democracia que fue el proceso de asistir a votar, si eso se acepta como democracia.

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Confío en que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación estará a la medida de la exigencia y actuará con independencia, libertad, autonomía y soberanía.

Estos 2 organismos mostrarán que somos sociedad, Estado de Derecho e Instituciones, sean cualesquiera que sean su futuro.

Otro de los vencedores, fue el pueblo. Respaldó al Instituto Nacional Electoral y confirmo que, pese a toda la cargada y trabajo de zapa en su contra, es totalmente confiable.

Otro vencedor, y definitivo, fue el abstencionismo. Ha sido, o fue, el mayor en estos años del tercer milenio y, como ejercicio, si lo desea realizar, todos los partidos recibieron absoluta y relativamente menor cantidad de sufragios, votos o boletas, como guste calificarlos.

¿Perdedores? Se dice que la victoria tiene muchos padres y que la derrota, nada más uno. Acaso sea así, pero en este evento, en lo general, hay muchos perdedores – aparte de las personas físicas que irán saliendo conforme avance el proceso de validación y de judialización en cada municipio, distrito, y estado.

Se habla de que ciertos partidos políticos perderán sus registros estatales por no alcanzar el límite porcentual – 2.5% -  establecido en la ley para mantener su registro, entre ellos, el partido revolucionario institucional, el partido de la revolución democrática, el partido verde ecologista mexicano y el partido del trabajo.

Es deseable, o no, pero el hecho que el partido revolucionario institucional – que sirvió para la construcción de las instituciones del país y del Estado mexicano, esté por perder el registro en uno – o en más estados - como Quintana Roo, debe motivar varias reflexiones que tengan como fondo literario aquella redondilla que dice:  Aprended flores de mí, lo que va de ayer a hoy. Ayer, maravilla fui. Hoy, sombra mía no soy.

En visión macro, el partido revolucionario institucional no conservó 2 estados -  Durango y Oaxaca -  que fueron históricos baluartes del priísmo nacional.

Igualmente, el partido de acción nacional no conservó Durango, aunque sí Aguascalientes.

Otro perdedor, aunque no se quiera aceptar, es Morena: con todo el operativo mediático efectuado en todo el país todos los días y el activismo de funcionarios de Estado – de hecho, fue una muy bien encubierta elección de Estado -, dirigencias partidistas, representantes populares y, gobernadores morenistas y del poder mediático y manipulador de las Mañaneras, Morena perdió 2 de seis.

 Otro perdedor, pero más cualitativo fue, y es, Andrés Manuel López Obrador: aunque no lo diga ni lo parezca, sabe que tanto él como su partido, son perdedores. Su votación, desde 2018, 2021 y ésta – 2022 – va a la baja, es descendente. Aun no se ha hecho un estudio y análisis de la procedencia de los votos recibidos, de quienes votaron por su partido en esta elección, pero él sabe que no ha podido recuperar el piso electoral, su voto duro, del 2018, que, en el marco del abstencionismo, su victoria es pírrica. Y eso que contó con todos los desleales del PRI, del PAN y del PRD, a quienes los premiarán con protección, impunidad, y cargos en el servicio exterior.

(Para muchos consultores de la opinión pública el cambiar de partido es indicador de inteligencia político-electoral. Acaso sea cierto, pero en la elección se devaluaron aún más lealtad, fidelidad, moral y honor).  

Por los resultados, por los procesos realizados por Morena, es evidente que aprendió de la elección constitucional intermedia - del 2021 -: A.- No llegó confiado. B.- Llevando como divisa las palabras presidenciales: No me digan que lo dice la ley…No me vengan con el cuento de que es una suspensión definitiva… de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación los castigó y penalizó. Echó toda la carne al asador…Total, las multas, las medidas cautelares y penas y castigos… ¡Les hace lo que el viento a Juárez!

Es un hecho bastante evidente que todos los morenistas, empezando por el presidente de la República hasta la presidencia municipal más pequeña y funcionarios del partido Morena, no les temen a los castigos, a las resoluciones del INE ni del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. ¿Por qué razón? Simple: no ponen en riesgo el cargo, la representación, el triunfo, el registro. Son inmunes e impunes.

Un perdedor que resalta, aunque se pierda en el alud de felicitaciones y aclamaciones, fueron todos los partidos políticos: carecieron de la capacidad de convocatoria, de las habilidades para comunicar su mensaje; de la competencia para transmitir su idea: el abstencionismo estuvo mayoritariamente presente: Estuvo ausente la política.

Finalmente, quien perdió más fue la sociedad: es, fue, evidente que la división, la confrontación social está de manifiesto; la campaña cotidiana de odio y confrontación, de enfrentamiento incitada – desde la mañanera y en todos los medios y en las redes sociales, desde la presidencia de la República, le está dando resultado a Andrés Manuel López Obrador.