CUARTO PODER |Sí se pudo. Habló la sociedad: sí, la ley es la ley

Curiosamente a esas cadenas televisivas les ganaron las primicias, las imágenes y audios de los ciudadanos que informaron ampliamente el suceso.

ETELBERTO CRUZ LOEZA

Sucesos del domingo 28, último del pasado mes de mayo para mí tuvieron un montón de experiencias y conocimientos.

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Esperé, desde las 10.30 de la mañana que las cadenas televisivas nacionales cubrieran reporterilmente la marcha convocada por diferentes colectivos sociales con la finalidad de apoyar y respaldar a nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación en función de sus fallos=resolutivos que muestran su función de contrapeso a los excesos de los otros dos poderes controlados por Andrés Manuel López Obrador, titular del poder Ejecutivo Federal y, amo, dueño y señor de MORENA, partido en el poder.

                Y nada.

 Fue hasta mucho después de las 18.00 horas que a cuenta gotas la información fue llegando.

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Curiosamente a esas cadenas televisivas les ganaron las primicias, las imágenes y audios de los ciudadanos que informaron ampliamente el suceso.

Los consorcios de comunicación no lo pudieron callar, ni tapar.

Ese hecho, la convocatoria y la realización de la concentración y marcha no fue con la misma cantidad de asistentes a la realizada anteriormente en defensa del Instituto Nacional Electoral, pero sí sucedió-se repitió en más de treinta ciudades del interior del país, entre ellas: Acapulco, Acayucan Aguascalientes, Cuernavaca, Hermosillo, San Luis Potosí, Uruapan, Irapuato, León, Morelia, Guadalajara, León, Ciudad Victoria, Cancún, Pachuca, Puebla, Reynosa, Querétaro.

Las consignas-lemas coreados fueron: La Corte no se toca. Sí, la ley es la ley.

Fue valioso que se hubiera ganado, nuevamente, la calle, porque la calle no es propiedad de Andrés Manuel López Obrador; la calle es de la sociedad y ella y en ella, en la calle, se manifestó.

Los diarios nacionales la cubrieron, mas atrajo mi atención que el diario La Jornada le concedió más importancia a la imagen en la cual se detiene un momento de la confrontación entre las dos fuerzas: los que estaban en plantón-cerco frente a la sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y las de los ciudadanos que marchaban y protestaban sobre ese cerco-plantón.

Ciertamente, los plantonistas se fueron, pero regresaron tan pronto se terminó y retiró la marcha ciudadana, lo cual era lógico y natural, pero ¿eso quiere Andrés Manuel López Obrador? El enfrentamiento físico, el choque de grupos. Será sumamente penoso que un gobierno que debe buscar la cohesión, la unión de todos los grupos sociales, aliente, respalde y esté a favor del enfrentamiento.

Por resolutivos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los que defienden el derecho de la sociedad, de la ciudadanía, a la información. Muy segura y probablemente, el señor Andrés Manuel López Obrador – para sus amlovers-militantes-creyentes afirmó una ensarta de mentiras, fakenews y posverdades:

El máximo tribunal está al servicio de una minoría… pretende imponer un golpe de Estado técnico – por el amparo definitivo para detener ciertos tramos del llamado Tren Maya…van a seguir queriendo parar las obras, pero no van a poder porque, de acuerdo con la Constitución, a las leyes, tenemos nosotros el derecho de hacer obras en beneficio del pueblo. No se van a poder cancelar obras. No se puede. Una cosa es que violen la Constitución – a ver que me digan los ministros si no la están violando cobrando más que lo que cobra el presidente – y otra es querer darnos un golpe de Estado neutralizando al Poder Ejecutivo o sea que ya no ejecutemos nada. Es cancelar un poder, sería un golpe de Estado técnico.

Vayamos por partes: La Suprema Corte de Justicia de la Nación está a favor de respetar y respaldar la Constitución; también, al derecho de la sociedad, de la ciudadanía a la información. No está en contra de la construcción y operación de esas obras; a petición de partes – diversos colectivos ambientalistas y ecologistas, además de ONGs diversas y, acaso partidos políticos, falló para desclasificarlas y hubiera información y transparencia de la información sobre esas obras que han costado mucho más de lo presupuestado y que, con la estratagema del poder Ejecutivo, de clasificarlas como de seguridad nacional, no se podía ofrecer ninguna información sobre ellas.

En relación a que los ministros ganen más que el presidente de la República, la culpa y responsabilidad es de la anterior, y la actual, legislaturas del H. Congreso de la Unión: la Suprema Corte de Justicia solicitó los criterios en los cuales se apoyan los diputados y senadores al H. Congreso de la Unión para definir-fijar-establecer la percepción del titular del Ejecutivo federal. Hasta la fecha no lo han hecho.            

Seríamos Estado-nación y país no democrático y sociedad fuera del Estado de Derecho si nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación violara la Constitución.

En cambio, el titular del Ejecutivo sí lo hace: ha violado la Constitución implacablemente – primer ejemplo, la cancelación del nuevo aeropuerto de la ciudad de México-Texcoco, sin importar lo invertido y con una estratagema política, anticonstitucional y, además, amañada - y cuando no ha podido violarla, ha reformado su texto:

“Desde presidente electo ha quedado claro que, si la ley le ayuda, la respeta; si no, la cambia. Si le obstaculiza, la ignora. Si considera que lo que hay no le basta, entonces cambia la Constitución”. (*) Y en ésas está. Recuerde sus palabras: No me digan que lo dice la ley.

Se recuerdan las palabras del Gral. Carlos Gaytán Ochoa:  Los frágiles mecanismos de contrapeso existentes, han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo, que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos, por decirlo con suavidad. Octubre de 2019

Mas todo cambió con las elecciones federales intermedias, 2021, y la renovación y alternancia en y de la Suprema Corte: el arribo de otra persona con otro perfil, otra inclinación y preparación: más académica, jurídico-constitucional y no política que Zaldívar Lelo de Ralea y ni Esquivel Mossa, su carta.

(*) palabras de Elisur Arteaga Nava. En Proceso. 2248