Molotov

El tema “Frijolero” se distingue por su sinceridad sin poesía que rechaza de manera vehemente el estereotipo.

Si bien Molotov es el gran generador de éxitos insolentes, destaca el tema “Frijolero”: himno popular y mediático en contra de la discriminación de miles y hasta de millones de mexicanos que cruzan el Río Bravo. Con un énfasis casi de libelo, el tema se distingue por su sinceridad sin poesía que rechaza de manera vehemente el estereotipo y que puntualmente ordena las acusaciones contra los Estados Unidos en términos económicos y de razones del narcotráfico: “Yo ya estoy hasta la madre / de que me pongan sombrero / escucha entonces cuando digo / no me llames frijolero / y aunque exista algún respeto / y no metamos las narices / nunca inflamos la moneda / haciendo guerra a otros países / te pagamos con petróleo / e intereses nuestra deuda / mientras tanto no sabemos / quién se queda con la feria / aunque nos hagan la fama / de que somos vendedores / de la droga que sembramos / ustedes son consumidores”.

Quizás para rematar su trayectoria de críticos ácidos y hasta cierto punto estridentes y mediáticos del Sistema, en 2012 se estrena el documental “Gimme the power”, dirigido por Olallo Rubio. Más allá de su concepción provocativa como tragicomedia del poder y de la nación, el documental condensa –con entrevistas, testimonios, imágenes históricas– los orígenes de la actitud hasta cierto punto iconoclasta de Molotov; el documental se vale del cambio de tono nacionalista, de una cuasi épica, breve y mordaz, de los tiempos actuales, de una lectura de la historia de México concentrada en los agravios más evidentes, siempre en contrapunto con cierta historia contemporánea del rock en México. ¿Es Molotov una banda de rock de reivindicaciones sociales y sus himnos una expresión de cierta resistencia cultural? Quizás simplemente Molotov fue una bofetada política, fiera y perfumada.

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