CIUDAD POSIBLE |El turismo y el transporte público

El otro lado de la moneda, es que existe un transporte público súper eficiente y de excelente calidad, que mueve a los turistas desde donde dejan su auto, hasta donde desean ir.

Inés Alveano Aguerrebere

Ya he dicho en otras ediciones que estuve viviendo en Ámsterdam, Holanda. Aunque ya había ido de vacaciones, ahora vi cosas diferentes. Dice mi esposo que es como mi paraíso. Y no se equivoca. Miles de bicicletas, redes de ciclovías, zonas de baja velocidad y caras felices por todos lados, conforman lo que bien se parece al cielo, o al menos a mi ciudad ideal.

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Esta ciudad de 900 mil habitantes, recibe al día hasta a 40 mil visitantes de todo el mundo. Pero no sería lo mismo, no se disfrutaría al máximo, si cada grupo de turistas (familias, amigos, parejas) pudiera acceder al centro en automóvil.

No me malinterpreten. Lo aclaro: es posible llegar al centro de la ciudad en auto, sólo que se brindan todas las facilidades y los incentivos adecuados para que las personas elijan (si llegaron por carretera) dejar el auto fuera de la ciudad.

Para empezar, el estacionamiento. No existe tal cosa como estacionamiento gratis. No en la calle, y mucho menos en lugares privados. Bajita la mano, cuesta 3.5 euros, o sea, alrededor de 90 pesos por hora estacionarlo en un lugar céntrico. Dejar el auto a las afueras de la ciudad, (en un lugar especialmente diseñado para ello), cuesta los mismos 3.5 euros: pero por 24 horas.

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El otro lado de la moneda, es que existe un transporte público súper eficiente y de excelente calidad, que mueve a los turistas desde donde dejan su auto, hasta donde desean ir. El resultado es que muchas de las calles más atractivas de la ciudad, además de las peatonales, están libres de autos circulando y/o estacionados, elevando al máximo el espacio para el disfrute de las personas.

Piense en una ciudad muy turística. Por ejemplo, Pátzcuaro, Guanajuato, San Miguel Allende. Imagine que tuviera más espacios para disfrutar, de los que ya tiene. Libres de ruido y humo de motores, libres de cláxones, llenos espacios hermosos y gente disfrutando. Esas ciudades no sólo son posibles, sino que son deseables tanto en términos económicos y prácticos, como de calidad de vida. Para que una ciudad sea exitosa en lo que respecta al turismo, debe tener una estrategia para mantener alejados a los automóviles de los lugares atractivos. La razón es muy fácil: porque caben más turistas, y se disfrutan más los espacios. Si mil visitantes llegan en 500 automóviles, hay que acomodar no sólo a las personas, sino también a sus autos. Si esos mismos visitantes llegan en transporte público, ya no hay necesidad de invertir dinero y espacio, en estacionamientos para sus autos.

Y lo mismo aplica para los que habitan una ciudad. Si todos quieren llegar al centro en auto, los lugares atractivos se llenan de ruido y humo. Si favorecemos la accesibilidad en un transporte público de calidad, todos ganamos. Comercios, restaurantes, y clientes satisfechos.