CIUDAD POSIBLE | La mejor política de movilidad, es una de vivienda

Indudablemente habrá quien elija vivir lejos. Pero, ¿cuánta gente cambiaria sus traslados cotidianos de una o dos horas diarias por la comodidad de vivir cerca y poder caminar a sus destinos y disfrutar de más tiempo libre?

Inés Alveano Aguerrebere

En varias partes de nuestro país el centro se está despoblando. Y aunque muchas personas querrían vivir cerca de sus lugares de trabajo, estudio y familiares, es evidente que habitar en las afueras es lo único accesible para la mayoría. Hay estimaciones que indican que cada año, la ciudad de México pierde 80 mil habitantes, mismos que se van a vivir a la periferia.

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El costo de una vivienda relativamente céntrica se ha disparado. Muchos quieren vender, pero pocos pueden comprar. La oferta supera por mucho a la demanda. Son escasos los que le llegan al precio a esas propiedades (evidentemente ningún crédito INFONAVIT alcanza). El hecho es que el centro de las ciudades sigue siendo el polo atractor para la gente. Tanto la local como la foránea. Ya sea de turista o de negocios. En un mismo lugar, se puede hacer infinidad de cosas.

Si vemos los mapas de las líneas de metro de muchos lugares del mundo como Boston, París, Nueva York, Tokio, es evidente que los esfuerzos en materia de movilidad se han enfocado en llevar a la gente al centro de la ciudad. Entonces, el panorama general (centros fantasmas en las ciudades mexicanas) nos muestra que la gente ya no está viviendo ahí, y sin embargo sigue asistiendo a ellos por bienes y servicios.

El gobierno ha hecho circo, maroma y teatro para sacar a la gente de los centros de las ciudades, en la creencia de que la concentración de servicios, y el uso de suelo mixto, deteriora los edificios que son patrimonio cultural. En la intención de mejorar la accesibilidad a los bienes y servicios, se han generado sub-centros (por ejemplo, centros comerciales y zonas exclusivamente habitacionales o de servicios alejadas del centro). Ello ha provocado necesidades de viaje que antes no existían. Si una persona antes podía hacer todo accediendo a un solo lugar, ahora tiene que ir de un lugar a otro para lograr los mismos propósitos.

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Queriendo resolver el tráfico en los centros de las ciudades, se han concentrado en hacer más vías para mover automóviles (lo que -ahora se sabe-, produce más tráfico). Al omitir que hay otras maneras de moverse dentro de una ciudad, sobre todo si las distancias son cortas, han marginado a los otros medios de traslado, como los no motorizados o el transporte público.

Las calles y avenidas han seguido creciendo y, a pesar de ello, los tiempos de traslado cada vez son mayores. Tanto en vehículo privado como en transporte público. Incluso se ha dicho que se venden más metros cuadrados de vehículos, que lo que se construye de calles y avenidas nuevas. A ese ritmo nunca lograremos una movilidad rápida y eficiente para todos.

Pero el gobierno no se ha dado cuenta que la mejor política de movilidad es una de vivienda.

¿Qué familia necesita una calle ancha, distribuidores viales y segundos pisos si vive a distancia caminable de sus ocupaciones cotidianas? ¿Cuánto dinero nos podríamos ahorrar en transporte si viviéramos más céntricos? ¿Cuánto podríamos ahorrar en gasolina? ¿Cuánto dinero le horraríamos al erario si no viviéramos tan alejados? ¿Cuántos cabríamos dentro de la ciudad si se ocuparan todos los lotes baldíos y las casas abandonadas? ¿Cuántos más si se recuperara la densidad original?

Indudablemente habrá quien elija vivir lejos. Pero, ¿cuánta gente cambiaria sus traslados cotidianos de una o dos horas diarias por la comodidad de vivir cerca y poder caminar a sus destinos y disfrutar de más tiempo libre?

En las ciudades más cosmopolitas del mundo, las personas ya están sacrificando espacio propio por tener mejor ubicación y acceso fácil a recreaciones, bienes y servicios, aunque ello suponga vivir en un departamento.  En lo personal, prefiero vivir céntrica y poderme mover caminando, en bicicleta y tener todo al alcance de mi mano, que vivir lejos en una casa propia con jardín enorme, en una de tantas “ciudades dormitorio”. Pero la mayoría no tendrá opción, a menos que las políticas públicas se concentren en favorecer vivienda accesible ($) cerca de otros bienes y servicios.