Tesla en México

México se convertiría en el mayor productor de autos eléctricos del mundo, por las inversiones que ya han realizado BMW, General Motors y Ford.

JAIME DARÍO OSEGUERA MÉNDEZ

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¿Cómo toman las decisiones de inversión las grandes empresas? Es un asunto estudiado en la literatura económica, hoy relevante en virtud del anuncio de Elon Musk, el hombre más acaudalado del mundo, para instalar una planta productora de autos eléctricos Tesla de su propiedad, en la zona metropolitana de Monterrey.

Se ha anunciado una inversión de 5,000 millones de dólares para producir un millón de autos eléctricos en México, lo que significaría la mayor planta del mundo en su tipo.

México se convertiría en el mayor productor de autos eléctricos del mundo, por las inversiones que ya han realizado BMW, General Motors y Ford.

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El anuncio es una señal de confianza. Quiere decir que a pesar de la polarización política y las disputas internas de la oposición con el Presidente López Obrador, el país mantiene elementos de gran atracción para las inversiones, especialmente en sectores como el automotriz en el que se ha desarrollado una red de empresas, tecnología y capital humano que hacen atractiva nuestra posición geográfica y los bajos costos de producción en el país.

La teoría dice que las grandes inversiones se guían por varios criterios. El primero es obviamente la relación de inversión con respecto a la ganancia. Es un negocio. Tiene que haber una expectativa real de que va a rendirle dividendos a los dueños y que la empresa va a vender lo que produce.

Esta dimensión financiera se compone de diferentes criterios. El primero son los costos, iniciando por los bajos salarios que se pagan en México respecto de Estados Unidos o Canadá.

No podemos dejar de observar que la derrama en materia de salarios seguramente será cuantiosa. Siempre ha sido este el elemento crítico de las decisiones de inversión que toman las empresas extranjeras en México. Se ha dicho que vienen a explotar a los trabajadores aprovechando que en promedio se pagan menores salarios que en Estados Unidos.

Sería un error rechazar o satanizar una inversión de este tamaño porque los ingenieros, técnicos o trabajadores en general ganan menos en nuestro país que los estadunidenses.

Es un hecho cierto, aunque las propias empresas, presionadas en sus países de origen para que regresen a invertir, han ido diseñando una política de mejora salarial en los países destino, en este caso México para que no haya una brecha tan abismal en salarios. Habrá que seguir empujando en este sentido.

Esto fue central en la renegociación del Tratado de Libre Comercio en la época de Trump que pretendía obligar a las empresas de Estados Unidos a regresar para invertir allá. Lo cierto es que los costos de producción en México son más bajos y el componente central es el salario. De otra manera simplemente no decidirían venir a nuestro país.

La ubicación ha sido el gran atractivo de México, al estar cerca del gran mercado mundial de los Estados Unidos, con el mayor ingreso, además de esa insuperable y única propensión al consumo que caracteriza a las sociedad norteamericana. El menor costo para producirlos, el transporte barato y cercano al mercado hace muy atractiva una inversión.

Hay que decirlo claramente: el efecto multiplicador que tendrá una planta como Tesla en México será importante para la industria de las autopartes una de las principales del país, líder en el sector a nivel mundial.

Se beneficiarán los productores nacionales de piezas, refacciones o autopartes, que proveen directa e indirectamente a Tesla para el mercado mundial.

Se calcula que cada dólar invertido en la empresa puede generar un efecto multiplicador de hasta siete más por las empresas proveedoras de Tesla. También se benefician diferentes surtidores de bienes y servicios que darán vida a la fábrica.

Se van a requerir comedores, servicio de transporte, venta de uniformes y accesorios para los trabajadores; escuelas, casas, tiendas, un sinfín de provisiones que se tienen que producir y consumir en lo local y que beneficiarán de manera destacada a la economía de la región.

La gran crítica que se hace a estas empresas es que invierten en México por la impunidad que se presenta en el cumplimiento de las normas laborales y, ambientales. Este fue uno de los temas a discusión con la decisión de Tesla en la capital regiomontana, porque el Presidente López Obrador, supuestamente pretendió vetar la decisión por el desabasto de agua que causó crisis el año pasado en la zona metropolitana de Monterrey.

Apenas es creíble este amago. Como si esa decisión se hubiera tomado de un día para otro. Hoy se sabe que la empresa tiene meses, años, negociando su instalación en nuestro país con una serie de prebendas y beneficios fiscales municipales, estatales y federales. Así funciona.

El desarrollo de la industria automotriz y de autopartes ha llevado a tener un capital humano sobresaliente en México. Contamos con ingenieros y técnicos altamente especializados, otro criterio que las empresas buscan cuando deciden sus inversiones.

La conectividad es otro elemento central en las ventajas competitivas de nuestro país. Si se va a instalar cerca de la frontera, un alto porcentaje de la producción se va a exportar a Estados Unidos y de ahí seguramente a muchos lugares del mundo.

El Tratado de Libre Comercio sigue rindiendo frutos. Al pertenecer a la zona de libre comercio se presentan una serie de beneficios fiscales, arancelarios y exenciones para las empresas. Al instalarse en uno de los tres países de la zona del TMEC, gozan de los beneficios de las reglas de origen. Los productos que tengan al menos 75% de  componentes locales, dejan de pagar un arancel del 25% al valor del producto terminado.

Otro ejemplo es el programa de exención de IVA y aranceles a las autopartes que ingresan de otros países y posteriormente se exportan como productos terminados. Seguramente todo eso formó la decisión de Musk de venir a México. En este mar de lágrimas también hay noticias destacadas. Esta es sin duda una muy importante. Seguramente será para bien de México. Vamos a ver… dijo el ciego