La casa del jabonero

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RAE, legitímanos

Jorge A. Amaral

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Esta semana hubo revuelo porque la Real Academia Española dio su anuencia a usuarios de Twitter para que usen la palabra “puto”. En una época en la que se tiene la piel tan delgada, en que ser ofendido u ofender a alguien resulta tan fácil, es crucial que figuras de autoridad nos validen y legitimen nuestros actos y opiniones, por eso se tomó como novedad el que la Academia nos dé permiso de usar esa palabra como prefijo “intensificador”.

Hay que recordar que la afición mexicana al futbol adoptó la costumbre de gritar “¡eh puto!” a los porteros del equipo contrario, lo cual fue considerado homofóbico y discriminatorio. Quienes criticaron esa acción de los hinchas nahuatlacas no entendían que el grito no era homofóbico pues en ningún momento se estaba asumiendo la homosexualidad del guardameta. En dos de sus acepciones, la palabra “puto” es sinónimo de “sodomita” y de “prostituto”, la primera, entendida como quien practica la sodomía, y la segunda, como quien mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero. En ninguna de las dos acepciones la RAE indica que sean peyorativas, por lo que no constituyen un insulto, así que no es malo ser sodomita ni prostituto y, por ende, no hay nada criticable en ser puto, así que no hay homofobia de por medio; por tanto, lanzar ese grito al portero rival no constituye una agresión. Y quien piense que esa palabra es discriminatoria, el homofóbico es él. Aclaro: me estoy circunscribiendo únicamente a lo estipulado por la RAE, ya cada quien hará sus juicios morales.

Ahora bien, la RAE habla del uso de ese vocablo como prefijo “intensificador”, es decir que la palabra sólo enfatiza: “me quedé en la puta calle”, “está de puta madre”, etcétera; la primera, por ejemplo, si estar en la calle es malo, con el prefijo la situación se vuelve aún peor, y la segunda es el equivalente español de nuestro vulgar y coloquial “de poca madre”.

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La Academia es la autoridad en materia de idioma español, y para quienes perseguimos la corrección ortográfica y gramatical es importante conocer las incorporaciones al diccionario y demás aspectos. Pero hay sectores muy radicales que han acusado anquilosamiento en el organismo al no aprobar el llamado lenguaje incluyente, con el que se pretende suprimir vocales para no violar ni oprimir a nadie, y ante ello, la RAE ha explicado las diferentes opciones que hay para evitar ser tomado por sexista a la hora de escribir y hablar, pero los grupos feministas y sus simpatizantes dicen que no es suficiente, y por ello han optado por ignorar la bastedad del idioma y mejor tomar el camino más corto, aun destrozando la lengua.

En contraste con lo anterior, hubo quienes preguntaron a la RAE si ya se podía gritar a los porteros en los estadios, y esto es porque, así como hay quienes deciden ignorar por completo –y hasta atacar– a las instituciones, hay quienes necesitan sustentar sus acciones y legitimar sus opiniones mediante figuras de autoridad. Pero eso se debe a que hoy en día es sumamente fácil herir susceptibilidades, y es que vivimos en una era en la que tanto se cuidan las buenas maneras, que si se da un paso en falso ya se está lastimando a alguien, y en México lo vimos con Yalitza Aparicio, que si no es para santificarla, mejor ni abrir la boca porque nos podemos ver sometidos al escarnio público, y más cuando son figuras del espectáculo o la política. Y eso se da en un contexto en el que miles de indígenas ven sus derechos pisoteados a diario, en ciudades en que un indígena vendiendo artesanías, o cualquier otra cosa, es invisible, y no se diga si está pidiendo limosna por la explotación que alguien ejerce sobre él o ella. Eso sólo por poner un ejemplo.

Pero en fin, si usted ya está pensando en usar la palabra “puto” en todo cuanto escriba y diga, al cabo no es homofóbica y la RAE ya la acepta, sólo le recuerdo que la Academia sí la califica como malsonante, así que yo, en su lugar, lo reconsideraría por pura formalidad. Es cuánto.