LA CASA DEL JABONERO | Nadie se los pidió

Que los nombres de los candidatos se escriban con letras de oro en la historia porque, pese a todo, se esfuerzan por hacer cosas que nadie les ha pedido que hagan

Cada elección, el populacho es bombardeado con promesas,
gorras de maya y camisetas.
Candidatos buena onda que no son lo que tú piensas
esperan convencernos regalándonos despensas.
La Banda Bastön

Jorge A. Amaral

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Ahora que estuve de vacaciones empezaron las campañas electorales. Ha llegado esa época de cada tres años en la que la ciudad se llena de caras de políticos feos en espectaculares y lonas, pero también en comerciales de radio y televisión, en internet, en medios impresos, en cruceros, colonias y barrios. Una auténtica invasión a los espacios públicos.

Los días pasados fueron de guardar, de estar en el campo, alejado de las redes sociales, de los grupos de WhatsApp, de todo lo relativo al trabajo. Cuando regresamos a la ciudad, íbamos por alguno de tantos cruceros de la ciudad y fue chistoso sentir una regresión en el tiempo, una suerte de dèjá vu a hace tres años: más de una veintena de jóvenes, todos ellos ataviados con pantalón azul de mezclilla, gorra blanco con azul y playera blanca con las siglas del Partido Acción Nacional. Era una brigada de promoción del voto de Carlos Quintana, que ahora quiere ser diputado. Cabe recordar que hace 3 años era diputado local, pero quiso ser alcalde de Morelia y perdió ante la avalancha morenista representada en la capital por Raúl Morón. Bueno, ahora quiere ser diputado federal y su campaña es idéntica a la de hace 3 años: brigadas con banderitas y calcomanías, una bocina reproduciendo un audio en el que ofrece luchar por nosotros, por nuestros deseos e intereses y nuestro bienestar.

Así como Carlos Quintana emergiendo de las catacumbas políticas, otros más han saltado a decir que han decidido enfrentar “con valentía los retos”. Hay quienes afirman que han dejado atrás las diferencias por el bien del estado, pues lo que los une es Michoacán. Me imagino todas esas noches en vela pensando en la mejor manera de sacar adelante al estado, cuántas pestañas quemadas analizando hasta altas horas de la madrugada la situación que priva en Michoacán. Litros y litros de café, ceniceros copeteados, todo ello con suma preocupación, como quien tiene un hijo preso.

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Por otro lado, los discursos en su mayoría van en el sentido de rescatar a Michoacán. No hablan de qué harían ellos en caso de ganar la contienda, no lanzan propuestas serias. Es más, mientras andaba en un mercado, Carlos Herrera algo dijo de incentivar la economía local para mejorar las finanzas del estado, tan afectado por la pandemia. Qué propuesta tan revolucionaria, en unos años eso será materia de estudio, reflexión y discusión en la Facultad de Economía. Pero fuera de esos coqueteos, nada. Los partidos de oposición señalan uno a uno los errores que creen que ha cometido el gobierno federal morenista, pero no dicen cómo enmendarlos; constantemente enlistan las fallas del actual régimen, peno nunca dicen cómo habrán de revertirlas, y menos cuando se llega a temas heredados por gobiernos de otros partidos, como la violencia y la mala economía.

Pero ellos salen a decirnos que, luego de copetear carniceros, vaciar cafeteras, meditarlo constantemente y consensuarlo con sus familias, han decidido salvarnos de los errores del gobierno federal (del estatal no, porque obvio que nadie va a patearle el pesebre a don Silvano). Gracias a Dios por crear a tan hermosa raza política, la Buena Fortuna caiga sobre esos titanes de la palestra, el destino sonría a los paladines de la democracia. Que les hagan unas carnitas, que les compongan un corrido, que les escriban una epopeya que narre su tenaz lucha. Que sus nombres se escriban con letras de oro en la historia porque, pese a todo, se esfuerzan por hacer cosas que nadie les ha pedido que hagan.

Y es que la contienda electoral está llena de acomedidos a quienes nadie les ha pedido que hagan nada, nadie les ha solicitado que nos representen. Esas decisiones se han tomado en las cúpulas de sus partidos, donde por lo regular la voz de las bases, de los militantes de a pie, no se escucha porque no tiene los suficientes pesos para imponerse.

Los políticos representan muchas cosas: empresas, partidos políticos, grupos de poder, oligarquías, sectas cupulares, sectores religiosos y, en algunos casos, hasta grupos delictivos, pero no representan el sentir de la población. ¿Cómo se explica entonces que haya políticos con gran arrastre entre los electores? Fácil: la política actual es mercadotecnia, y como tal, los candidatos son productos que se venden como necesarios. Hace 25 años no necesitábamos un teléfono celular, fue una necesidad que adquirimos luego de que las empresas la crearan. Así funcionan los candidatos: son productos que los partidos venden como necesarios: este sí es honesto, este sí luchará contra la violencia, este no es corrupto, este sí les dice a los otros lo que valen (lo que nosotros quisiéramos decir pero no tenemos el micrófono para hacerlo). Entonces ese candidato se convierte en una opción viable entre todas las demás del mercado político.

Por lo tanto y a manera de ejemplo, usted no pidió que Guillermo Valencia se registrara como candidato a presidente municipal de Morelia, pero sí le gustaría que alguien le ponga freno a la delincuencia, porque a todos nos han robado o asaltado, o tenemos un familiar al que le robaron su carro o asaltaron su negocio o le arrebataron el celular o le sacaron la pistola al ir caminando por alguna calle para despojarlo de la cartera. Y puede ser que Valencia Reyes no sea el mejor perfil, puede ser que si llega a la alcaldía salga más caro el caldo que las albóndigas y los abusos policiales se disparen. Pero eso es sólo una posibilidad, porque usted está harto de la delincuencia y si alguno de los productos en el aparador electoral presenta características acordes con sus necesidades, usted terminará eligiéndolo por aparentemente responder a una necesidad inmediata. El mismo ejercicio se puede hacer con los demás, con cualquiera de los candidatos.

Así que no caigamos en el mismo error que se cometió con Andrés Manuel López Obrador, al que un sector endiosó y otro satanizó, renunciando con ello a toda objetividad. Si usted no fue y les dijo “ándale, aviéntate, te necesitamos para que nos represéntenos”, no les crea el discurso salvavidas. Recuerde que un candidato no es un líder a su servicio, simplemente es alguien que encontró en la política y en el servicio público un cómodo modus vivendi, una actividad que les permite amasar fortuna únicamente administrando la crisis de los demás.

En este periodo de campañas, escúchelos, obsérvelos y, si puede, cuestiónelos, porque los candidatos no vienen a salvar a nadie, sólo quieren el empleo, y en manos de todos está dárselo a uno o a otro aspirante. Recuerde que la clase política no es indispensable, y a veces parece anacrónica. Los políticos nos necesitan más a nosotros de lo que nosotros a ellos, y cuando todos lo entendamos, los referéndum serán útiles y necesarios, los ciudadanos defendernos con uñas y dientes a los órganos de transparencia y auditoría ciudadana, y ellos lo pensarán dos veces antes de robarnos, pues sabrán el riesgo de un castigo ejemplar.

Así que, insisto: en este proceso electoral actuemos como consumidores responsables y no caigamos en el error de comprar cualquier cosa nada más por inercia o adoctrinamiento, y llegado el momento hay que hacer valer el derecho a denunciar la publicidad engañosa. Recuerde: mientras vivamos en un régimen como el actual, los políticos son un mal necesario, pero en nosotros está elegir el menos peor, porque si nos vamos por la ruta del abstencionismo, de todos modos alguien tiene que quedar y corremos el riesgo de que nos enjareten el producto más corriente. Es cuánto.

Resumen vacacional

Además de la comida y momentos hermosos, en estas vacaciones hubo mucha música. En estos días me dediqué a una de mis pasiones más grandes: el rap. Así, me reencontré con auténticas joyas de la discografía nacional, como el Sindicato del Terror, que entre finales de los 80 y principios de los 90 fue el primer grupo consolidado de rap netamente mexicano y en español. Un flow limpio, beats potentes y muy adelantados para el circuito del rap en México, que aún estaba en pañales, a pesar de la cercanía con Estados Unidos.

Además, producto de estas vacaciones, puedo recomedarle “Vieja Guardia All Stars”, que es un disco de 2007 que aglutina a algunos de los llamados raperos adultos de México: Muelas de Gallo y Dr. Zupreeme (Banda Bastön), Sepulturero, Big Metra (Petate Funky), Gogo Ras (Reyes del Pulmón), Mc Luka, Homie GMC (Kartel Aztlán) y el DJ y productor Aztek 732. Sin duda uno de los colectivos de rap más importantes e influyentes de México.

Ese álbum es un corolario de lo que el rap mexicano es, de lo que representa y contiene, sobre todo el rap de la Ciudad de México, que es muy diferente de lo que se hace, por ejemplo, en Monterrey u otras zonas del norte del país.

En 2019 la Vieja Guardia volvió a hacer ruido con lo que es uno de mis himnos personales: “De vuelta a los 90”. Ese tema, junto a “Raperos adultos” y “Primero mi familia”, es nostalgia pura, un subidón de ego a quienes ya nos sentimos demasiado viejos para escuchar trap por haber crecido con cierto purismo.

No hay muchos registros de Sindicato del Terror ya que ellos datan de la época de los casetes, pero puede consultar en YouTube o buscar los recopilatorios “Hip Hop Hurra” (no se confunda con “Hip Hop Hooray”, el tema de Naughty by Nature), donde además encontrará a otros pioneros del rap mexicano, como 4to de Tren.

En cuanto a la Vieja Guardia, hay dos discos de ellos: uno que fue lanzado a finales de los 90 y del que tampoco hay muchos registros (el mismo MC Luka ha dicho que sólo tiene una copia), pero sí se encuentra en YouTube, y el otro, “All stars”, sí es fácil de encontrar. El tercer material no ha visto la luz formalmente, pero es fácil encontrar las canciones que han grabado. Salud y larga vida al rap.