LA CASA DEL JABONERO | Poesía de Aranjuez

“Nacimos a contravía de la historia, con las manos extendidas para abrazar y el prejuicio nos apartó creyendo que estábamos mendigando»

Jorge A. Amaral

A veces llega uno a ciertos descubrimientos, hallazgos impensados que cimbran todo. A veces hay versos, voces que llegan y sueltan un puñetazo en la cara y nos hacen voltear, detenernos. A veces llegan canciones como colándose por una rendija, y uno, cautivado, busca de dónde viene aquello, y lo sigue hasta dar con el origen y quiere seguir escuchando. Eso me ha pasado en las últimas dos semanas con Alcolirykoz.

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Este grupo de rap llegó a mis oídos gracias a su último tema, “Baño de ruda”, y de inmediato las aguardentosas voces de Kaztro y Gambeta, enmarcadas en los excelentes beats de Fa-zeta, me atraparon.

He pasado las últimas dos semanas estudiando su sonido, disfrutando la franqueza de sus letras, el ingenio lírico de que están dotados, el sonido honesto, el flow que a veces hipnotiza.

En las canciones de Alcolirycoz hay fiesta, sí, como en “Tararea”, pero también hay la rabia hacia la desigualdad, como en “El Salón de la Injusticia”, y siempre un sentido de identidad, una reivindicación de lo que se es, de dónde se viene, de lo que nos forja, como en “Aranjuez”, tema que lleva el nombre de su barrio bravo en su natal Medellín, o en “Otra canción larga”.

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Alcolirycoz tiene otra gran virtud: aunque son colombianos y en sus canciones narran su realidad, la que viven y los ha marcado, su música no se siente colombiana, se siente latinoamericana, pues, por ejemplo, “Aranjuez”, si bien habla de su barrio, de su casa, también retrata cualquier colonia en México.

Son interesantes los juegos que hacen para retratar las dinámicas de la calle, como en “Laura” (como le dicen a la policía en su barrio): “El peligro y la muerte bailan en una esquina, aguardiente y medicina hasta que el sol caiga. Otros amanecieron en una jaula, la justicia es muda cuando la plata habla. El fiscal condena, pero su hijo viene a gastarse lo que le dan pa’ la universidad en problemas. Gomelos queriendo ser neas, qué ironía; yo queriendo una casa como la tuya y tú, una vida como la mía”. En referencia a quienes pareciera que lo tienen todo, pero les gusta meterse en problemas y terminan en malas compañías. La cosa es que esos, como los juniors adictos a las drogas, pueden elegir, no así los niños que crecen en barrios complicados: ellos viven en una realidad de la que difícilmente pueden escapar.

Pero también hay temas que emocionan por su personalismo, como “N.A.D.A.”, que, a decir de los miembros del grupo, fue compuesta durante un viaje a la playa. “Por eso estoy aquí, feliz, sin fin, a cinco canciones de estar por encima de mí. Por eso vine aquí, a ver si las olas arrastran las cenizas del que no me despedí”. Y hay canciones que retratan una visión nada romantizada de la muerte, como “Changó”, que dice “lo que no mata te hace más fuerte, entonces le digo a la muerte ‘no seas mujer pa’ no tener que comprometerme’”.

Pero, ¿de dónde vienen? Bueno, corría el año 1999 y los primos Juan Fonnegra y Carlos Castro, que tenían en común el amor al hip hop, se integraron un dueto de la “A” a la “Z”, al que le pusieron Arnez. Ya en 2004 se convirtieron en Alkcolirycoz, también de la “A” a la “Z”, como su barrio, Aranjuez. Al poco tiempo se les sumaría su vecino de toda la vida, Gustavo, quien asumiría el papel de DJ. Fue entonces que el grupo quedó conformado como lo conocemos: Gambeta (Juan), Kaztro (Carlos) y Fa-zeta (Gustavo).

Entonces vino su primer demo, “Entre letras mayúsculas”, con el que comenzaron a abrirse paso en la escena del rap en Medellín. Hacia 2009, ya con un nombre en consolidación, sacaron “La revancha de los tímidos”, que con temas como “Comediantes de velorio” y “Una resaca más” los puso en el mapa en un espectro más amplio. Ya en 2011, con “El despilfarro” y con ese disco bajo el brazo comenzaron su presencia en festivales multitudinarios, siendo así escuchados por un público más amplio, más allá de las escenas locales del hip hop en las ciudades que visitaban.

Al año siguiente, a manera de receso, editaron “Viejas recetas, remixes y otras rarezas”, comió una forma de repasar su historia y sus sonidos, pero también para dar vuelta a la página y llegar a “Efectos secundarios”, de 2014. con ese álbum salieron de Colombia y realizaron giras por México y Estados Unidos.

Luego de esa gira salió “Servicios ambulaotorioZ”, en 2017, considerado uno de los discos más importantes del rap colombiano. Y es que, en ese álbum, los integrantes del grupo se asumen más maduros, pero siempre manteniendo su sonido, su esencia.

De hecho, ese disco se enmarca en el documental que un canal de televisión de Colombia realizó y produjo con los miembros del grupo: “Alcolirykoz, una deuda con la historia”, que retrata a sus miembros como artistas, pero también como seres humanos que sueñan y viven ese sueño de hacer que su rap llene foros.

Pero el documental también los muestra a través de periodistas, artistas del grafiti, locutores de radio y sus amigos más cercanos, como el escritor Gilmer Mesa, quien de hecho participa en el “Intro” de “Servicios ambulatorioZ”.

Así llegamos a 2021, en que lanzan “Aranjuez”, como un plantar cara y decir “esto somos, de aquí venimos”, y el escritor Gilmer Mesa lo describe a la perfección en un texto: “Nacimos a contravía de la historia, con las manos extendidas para abrazar y el prejuicio nos apartó creyendo que estábamos mendigando. Los niños bautizados por la calle en agua de batería, con alias más oportunos que sus nombres, se disfrazaron de muerte en los 90 y no alcanzaron a crecer para quitarse el disfraz. Otros, llenos de nada, alimentados de hambre, fascinados con el demonio pero temiendo su infierno. Fuimos un barrio de diablos y un barrio de pobres, pero nunca de pobres diablos”. No lo pongo completo porque es mejor escucharlo de viva voz:

Así, cada disco de Alcolirykoz está lleno de calle, de barrio, lo mismo que de poesía descarnada y visceral, impregnada de sátira y franca burla. Pero también están los beats de Fa-zeta, cargados de jazz, soul y salsa, pero que se conjugan perfectamente para saltar y saltar coreando sus canciones.

Este grupo colombiano es de los que no se dan muy seguido, y aunque dada su popularidad ya no se pueden considerar underground, sí pueden seguir presumiendo su independencia, ya que no están firmados con sello alguno, sino que ellos mismos gestionan sus discos, los pagan y los producen, lo mismo que administran sus giras y conciertos. Y es que, como ellos dicen, las disqueras les han ofrecido dinero para hacerlos sonar mal, o como el mismo Gambeta señala: su música gusta, pero no está hecha para que le guste al público como fin último.

Así que esta semana le recomiendo escuchar y disfrutar a este extraordinario grupo. Buen rap en español, hecho para quienes hablamos, sentimos y vivimos en español.

La cueva de Ali Babá

Con 44 demandas ante el Tribunal de Colimación y Arbitraje, el Congreso del Estado ya empezó a pagar finiquitos a los empleados despedidos, lo malo es que se los entregó a medias: a exasesores tipo A y B de exdiputados de la 74 Legislatura les están entregando menos de la mitad de lo que por ley les corresponde, puesto que a quienes les debían entregar alrededor de 72 mil pesos, les pagaron 30 mil pesos, y 20 mil les dieron a los exasesores que tenían que haber cobrado un aproximado de 51 mil pesos.

Esta cuenta mocha, según informaciones vertidas sobre el tema, obedece a que los actuales diputados locales que pertenecen a la Junta de Coordinación Política desconocen el convenio que firmaron sus antecesores de la anterior Legislatura, por lo que sólo les están pagando proporcionalmente.

Que los trabajadores reciban lo que por ley les corresponde, pero también es la oportunidad para que los legisladores replanteen las prácticas en el Congreso, a donde cada diputado llega con todo un séquito de cortesanos disfrazados de asesores y gestores, los cuales se suman a los que ya trabajan en la Cámara, por lo que al final el gasto aumenta, aunque los legisladores de repente digan que a su personal le pagan de su bolsa.

Así, de momento, recuerdo la oficina de un exdiputado local en la que había alrededor de 8 personas, entre empleados del Congreso y gente que llegó con él como premio a sus buenos oficios en campaña. Una de las veces que estuve en su oficina, escuché que los regañó porque les había pedido que le buscaran las reglas de operación de algunos programas sociales y de apoyo al agro operados en ese entonces por el gobierno del estado. Ninguno pudo hacer la tarea, cuando esos materiales siempre están en PDF o se pueden solicitar directamente a las dependencias vía acceso a la información, y más viniendo la solicitud de un diputado. Cuando escuché las excusas, mentalmente me di una palmada en la frente, pensando que de todos no se hacía uno.

Pero bueno, muchas veces no están los más capaces, sino los más movidos o que más votos o recursos aseguran durante las campañas. El caso que acabo de platicarle no es por generalizar, es una muestra de cómo, con tal de premiar gente, se puede engrosar la nómina de cualquier dependencia, y claro que, a la hora de recortarla, vienen los laudos en los que cada quien reclama lo que por ley le toca.

Siempre he pensado que un diputado local o presidente municipal no necesita tantos asesores, y si los necesita, no es él quien debe estar en el puesto. Es cuánto.