La casa del jabonero | Por eso, joven…

No hay Policía perfecta, al menos no en México, no en Michoacán, porque por más discursos que esgriman los gobernantes, de nada sirve si mantienen a los mismos agentes viciados y a los mismos mandos omisos

Jorge A. Amaral

Desde hace semanas, el alcalde de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar, y el gobernador del estado, Alfredo Ramírez Bedolla, se han estado lanzando acusaciones mutuas de tener la Policía más corrupta, esto luego de que salieran a la luz denuncias y videos en los que se evidencia que agentes de la Secretaría de Seguridad Pública actúan como asaltantes con placa, que usan las patrullas y los uniformes, además de las armas a su cargo, para amedrentar a ciudadanos y despojarlos de lo que tengan.

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Eso no es nuevo, se sabe que la Guardia Nacional hace lo mismo en la zona de la colonia Lago I, según dicen las propias víctimas en grupos de WhatsApp, lo mismo que la Policía de Morelia, que también tiene un rosario en la Comisión Estatal de los Derechos Humanos. ¿La Fiscalía? Esta semana salió a la luz un caso en Zamora: agentes de la Fiscalía General del Estado se metieron ilegalmente a un domicilio diciendo que habían detectado actividades irregulares en la casa. Hicieron su chirigote y, de entre las pertenencias de los moradores, uno de ellos sacó un fajo de billetes: 17 mil pesos que la mujer tenía ahorrados para una cirugía a la que su hijo debe ser sometido.

Al notar el robo, la mujer alertó a los vecinos para pedirles ayuda, al tiempo que increpaba a los oficiales. Entonces uno de ellos metió mano a sacó un fajo de billetes, diciendo que los reponía de su propio bolsillo: “Se los reembolso, porque ahora debo poner de mi bolsa ese dinero… Todo por meterme en ese domicilio”. Fíjese usted qué chingonería: el agente carga con miles de pesos en la bolsa por si la riegan en un operativo. ¿Todos los agentes de la Fiscalía traen dinero para reembolsos e indemnizaciones? A ver: si un agente de la Policía de Investigación “C” gana 18 mil 428 pesos mensuales y uno con categoría “A” percibe 23 mil pesos, ¿cargan con gran parte de su sueldo por aquello del “usted dispense”? Saque sus conclusiones.

Pero volviendo al tema de Timmy contra Jimmy (véase “South Park”, temporada 5, episodio 2 “Pelea de inválidos”, https://acortar.link/IssSNs), la Comisión Estatal de los Derechos Humanos reporta un aumento de 75 por ciento en las denuncias contra la estatal Guardia Civil y de 12 por ciento contra la municipal, la “Policía más chingona” (Cussi dixit).

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Según datos publicados por el portal Cambio de Michoacán, en 2022 hubo 14 carpetas abiertas por actuaciones de la Guardia Civil, y este año, hasta el 19 de septiembre, había ya 54 carpetas de investigación en su contra por malas prácticas en el servicio: 75 por ciento más.

En cuanto a la Policía Morelia, el número de quejas aumentó, pues en 2022 la CEDH recibió 29 quejas y este año se han presentado 33, lo que representa un incremento del 12 por ciento en 9 meses, y la mayoría son por extorsión a los ciudadanos y uso indebido de la fuerza.

Usted me podrá decir que la Policía Alfonsina tiene muchas menos quejas que la estatal, y es cierto, pero, carajo, lo ideal es que no haya ninguna, y mucho menos por abuso de la fuerza y, lo que es peor, por extorsión, ya que esto último, con todo y sus patrullas bonitas y sus uniformes relucientes, los pone al nivel de cualquier cobra cuotas. Pero, además, no nos vayamos con la finta: ¿cuánta gente denuncia? Estoy seguro de que usted no puso una queja la última vez que un policía de cualquier corporación le aplicó el “por eso, joven, usted diga cómo le echamos la mano”, acto de corrupción que la mayoría de las veces el conductor acepta con gusto con tal de quitárselos de encima, a menos que sean estatales, porque esos sí atracan.

No hay Policía perfecta, al menos no en México, no en Michoacán, porque por más discursos que esgriman los gobernantes, de nada sirve si mantienen a los mismos agentes viciados y a los mismos mandos omisos, que se hacen de la vista gorda porque quizá les conviene.

A propósito del párrafo anterior, esta semana se realizó un ejercicio interesante: luego de que constantemente recibió quejas en redes sociales sobre que los agentes municipales detenían y pedían soborno a cualquier conductor con placas foráneas, la alcaldesa de San Martín Texmelucan, en el estado de Puebla, Norma Layón, decidió constatarlo.

A bordo de una camioneta prestada, a propósito, sin placas, la presidenta municipal se puso una peluca y se dirigió a los límites de su municipio. No pasó mucho tiempo para que un agente de Tránsito Municipal le marcara el alto a su chofer, quien, fingiendo provenir de la Ciudad de México, le dijo al policía que había olvidado sus documentos en un hotel. Entonces, el tránsito, ya ve usted que son bien empáticos y solidarios y siempre están listos para encontrar soluciones, le dijo al chofer que la multa le salía en 6 mil 800 pesos, pero que si en ese momento le daba 3 mil 400 lo dejaría ir como si nada. En ese instante la alcaldesa salió de la camioneta y comenzó a increpar al agente, quien no le hizo mucho caso, pero cuando la funcionaria se quitó la peluca y se identificó, el Tránsito y sus compañeros sintieron cómo sus gónadas se fusionaban con sus amígdalas, y en ese mismo momento la alcaldesa los despidió a todos, junto con sus jefes inmediatos.

¿Se imagina usted si Alfonso Martínez o Alfredo Ramírez Bedolla hicieran lo mismo? Ya me imagino al gobernador disfrazado circulando por el Libramiento a media noche a bordo de una camioneta de carga rumbo al Mercado de Abastos, o al presidente municipal, ataviado con peluca, poniéndosele al brinco a uno de los elementos de su Policía. Verían lo que miles de ciudadanos ven y padecen cada día en las calles de la ciudad. Pero eso nunca va a suceder, es más bonito soltar declaraciones y cifras alegres. En fin.

México en la piel

Esto me lleva a otra cosa: ¿se acuerda de Yahrtitza y su Esencia? Sí, ese grupo de jóvenes chicanos o pochos (la verdad, no sé) que se hicieron virales por decir que prefieren “cheeken naguets” y que no les gusta el ruido de la Ciudad de México (sorry, but a mí tampoco me gusta la Mexico City ni ninguna otra ciudad grande). Bueno, ahora esos chavos son unos apestados en este país porque, híjole, ofendieron a México (vi el video: los llevaron a unos tacos todos jodidos en la calle y les dieron refresco en bolsa).

Pero pasa que los mexicanos no actuamos, reaccionamos, y podemos tener las peores costumbres pero que nadie se atreva a decir nada porque le va como en feria. Claro, muy nacionalistas y toda la cosa, pero hacemos de los reglamentos de tránsito una burla, porque somos bien chidos para manejar y nos pasamos los altos, damos vuelta prohibida con tal de no manejar otros 100 o 200 metros para llegar al retorno asignado y nos estacionamos en lugares prohibidos, al cabo no tardamos. Y si un policía nos para, ya desde luego luego estamos preparando el billete, porque sabemos que lo más probable es que se trate de un corrupto que con tal de recibir un soborno nos dejará ir, y nosotros tenemos mucha prisa y le ofrecemos 100 o 200 pesos al agente, y con ello abonamos a la pésima forma de anarquía que priva en este país.

Y claro, compramos la piratería que controla el crimen organizado, y aquel chofer de tráiler para en una cachimba de la carretera a echarle diésel robado a su camión porque así optimiza los gastos y le queda más, y mira, ahí viene el de la Guardia Nacional, al que hay que darle de 500 para arriba para que nos deje seguir. ¿Es eso muy patriota?

Hace días agarraron a 26 personas en el municipio de Buenavista. Tenían armas de distintos calibres y municiones, así como equipo táctico de un grupo delictivo. La detención se anunció con bombo y platillo y se les llevó ante la Fiscalía General de la República en Morelia consignados por el delito de Violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, por portar armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas. ¿Qué pasó? Que el juez federal no tuvo más remedio que dejarlos ir. ¿El motivo? El agente del Ministerio Público de la Federación no hizo bien su trabajo, no integró debidamente la carpeta de investigación y no pudo comprobar que esas personas, efectivamente, tenían las armas que les aseguraron. Hoy están de regreso en Tierra Caliente, quizá delinquiendo, dañando a la sociedad, a este país, a México, y todo porque un servidor público no pudo hacer valer la ley que se supone debe salvaguardar. ¿Es eso muy patriota? Esto es lo que debería indignarnos, no los gustos culinarios de unos adolescentes. Es cuánto.

Postdata. Ingeniero Alfonso: me dicen que en Villas del Pedregal se quedaron esperando su evento de informe de gobierno, les quedó mal a los vecinos. En serio, las pancartas no muerden, muerden más duro la falta de agua y el abandono institucional.