LA CASA DEL JABONERO | Racismo anecdótico

Si un borracho se puede rehabilitar, por qué un racista no ha de poder rectificar sus ideas, ¿no es acaso “movimiento de regeneración nacional” el significado de Morena?

“No es que sea racista, pero mira nada más”.
Gabriela Molina, secretaria de Educación.

Jorge A. Amaral

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Ante la sorpresa de muchos y la incredulidad de otros, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla nombró secretaria de Educación en el Estado a Gabriel Molina, mujer de amplia trayectoria en las dependencias estatales desde tiempos de Silvano Aureoles Conejo.

Por lo regular este tipo de cosas me dan exactamente lo mismo, porque ya sé que esos nombramientos obedecen a compromisos políticos, que rara vez se le dará el cargo al mejor funcionario o al mejor perfil, sino que se reservan para quienes más ganas y dinero le echaron durante la campaña. Sea como sea, la SEE tiene titular, pero la memoria es canija y me acordé de un episodio protagonizado por la antigua silvanista.

En noviembre de 2015, mientras Gabriela Molina veía el noticiero del Sistema Michoacano de Radio y Televisión, que en aquel entonces administraba, apareció a cuadro Lamberto Hernández, corresponsal de la zona de Uruapan.

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Mientras el reportero salía en la pantalla, la entonces directora del SMRTV le dijo a Sergio Cortés, quien era jefe inmediato de Lamberto: “No es que sea racista, pero mira nada más”, y mandó despedir al corresponsal, quien, hay que decirlo, ya en ese entonces no era ningún improvisado, esto al ser un periodista con amplia trayectoria en la labor diaria del reportero.

Tras su despido, luego de 5 años al servicio de la televisora estatal, Lamberto Hernández Méndez presentó una queja contra Gabriela Desirée Molina Aguilar en la Visitaduría de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos en Uruapan.

Según recogieron varios medios en ese momento, cuando Hernández Méndez le preguntó a su jefe inmediato, Sergio Cortés Eslava, sobre el motivo del despido, le señaló que el argumento era la reestructuración del área de Noticias, pero que en realidad la directora Molina Aguilar se había expresado de una manera “muy majadera, discriminatoria y prepotente”.

Entonces, Lamberto Hernández solicitó a su entonces jefe una versión por escrito de este incidente, que fue anexada a la queja presentada y cuya parte medular señala: “Quiero hacer constar que la directora en cuestión, frente a mí y dirigiéndose a mi persona mientras veía el televisor donde salía la imagen de Lamberto Hernández Méndez, me dijo textual: ‘No es que sea racista, pero mira nada más…, dile que nos vamos a aguantar por el momento, que vamos a reestructura Noticias”. 

Recordé ese episodio porque sería una lástima que, ahora que es secretaria de Educación, emprendiera una purga racial al interior de la dependencia, o que se impulsara una política educativa con tintes supremacistas. Sí, ya sé que estoy exagerando y que la funcionaria hoy es otra persona, hoy es una morenista comprometida con los preceptos de la Cuarta Transformación. Ultimadamente, si un borracho se puede rehabilitar, por qué un racista no ha de poder rectificar sus ideas, ¿no es acaso “movimiento de regeneración nacional” el significado de Morena? Incluso, su imagen pública actual es la de una funcionaria que gusta de disfrazarse de mexicana, con sus vestidos típicos y toda la cosa… caray, ya la vi comiendo churipo. Por lo pronto y por si las dudas, heil Gabriela!

Abro paréntesis: no me considero comunista (aunque mi corazón siempre ha estado abajito, hacia la izquierda), pero el que el diputado Hirepan Maya desplegara la bandera del Partido Comunista Mexicano e hiciera resonar “La Internacional” en San Lázaro, lo aplaudo, no por otra cosa, sólo por la anécdota y ver el mundo arder. Se cierra paréntesis.

CNDH de Piedra

“Presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, ¿a qué vino al Senado? He visto que mis compañeros Sylvana Beltrones, Kenia López, Emilio Álvarez le han estado haciendo preguntas puntuales y específicas. Usted no sólo no contesta, ni siquiera se inmuta ante los cuestionamientos. ¿A qué vino, presidenta? ¿A cumplir con la formalidad? ¿Vino usted de paseo o vino a comer cacahuates?”, preguntó una desesperada senadora priista Claudia Anaya a Rosario Piedra Ibarra, quien acudió al Senado a comparecer sobre su gestión como ombudsperson.

No vamos a querer tapar el sol con un dedo, porque la CNDH no se ha prnunciado fuerte en el tema de las Fuerza Armadas haciendo tareas de seguridad, con todo y el rosario de quejas contra el Ejército por violaciones a derechos humanos (nada comparado con policías municipales, eso sí).

Se le acusa además de ser omisa ante los 40 asesinatos de periodistas que se han cometido en México durante este sexenio y los más de 130 mil desaparecidos a raíz de la narcoguerra, pero sí ha emitido alertas y recomendaciones, lo malo es que esos mismos legisladores que fustigan y fustigan no reforman el marco normativo para que la CNDH, y a su vez los organismos estatales, realmente funcionen de manera vinculante, no nada más como la mamá taimada que le dice al crío “¡vas a ver cuando venga tu papá!” mientras el angelito hace su desmadre. No podemos esperar resultados de una CNDH chimuela.

Lo que sí es que Rosario Piedra desperdició una oportunidad valiosísima para exigir a los legisladores que al organismo que encabeza se le dote de más herramientas para que entonces sí, una recomendación de Derechos Humanos realmente pese y dé qué pensar a los funcionarios y servidores públicos que abusen de su posición o no hagan su trabajo. Pero en lugar de eso, como cada que va un funcionario federal a comparecer, los legisladores de la oposición actúan más como zopilotes. Esa situación no es de ahora, siempre ha sido, y por eso es que las cosas en este país no cambian: son las mismas prácticas, lo único distinto son los nombres.

¿Sigue AMLO?

Luego del fallido autogolpe de Estado orquestado por el peruano Pedro Castillo, que lo llevó no sólo a la destitución, sino a ser detenido, las redes sociales estallaron en una advertencia: “sigues tú, AMLO”. Ya ve que para la derecha todo es comunismo, dictadura y caos y destrucción y las peores catástrofes. Bueno, esa frase se hizo tendencia, pero no fue que todo mundo se volcara a amenazar al presidente, sino que fue producto de los famosos bots, según un análisis publicado por el sitio Loquesigue.tv y difundido por Proceso.

“Desde anoche, tras el golpe cívico en Perú, en México comenzó a ser trending topic ‘#SiguesTuAMLO’, sugiriendo dar un golpe de Estado contra el presidente de México, llegando a ser tendencia global en todo el mundo cerca de la medianoche”, dio a conocer el sitio.

El análisis realizo por el sitio de internet a la tendencia “#SiguestuAMLO” arrojó que casi la mitad de las publicaciones con ese hashtag provenían de bots, y esta tendencia fue impulsada por personajes como Marietto Ponce, un empresario constructor y férreo activista de derecha, de esos que le gustan a la tía panista y al primo con ínfulas fifí.

Lo que llama la atención de este movimiento en redes sociales es que, para posicionar una tendencia de ese tamaño, puede costar hasta un millón de pesos por hora. ¿Quién tiene esos recursos? ¿El pueblo cansado de los abusos de un tirano López, como dice Vicente Fox? ¿La gente que ya no le cree a un AMLO que viola la ley apenas se levanta en las mañanas, como acusa una iracunda Lilly Téllez? No, ese dinero viene de más arriba, de más afuera: políticos y grupos de derecha no sólo de México, sino de Estados Unidos, América Latina y Europa. ¿Recuerda la estrecha relación entre panistas y los franquistas de Vox? No olvidemos que apenas en noviembre se realizó en México la Convención Política de Acción Conservadora, en la Ciudad de México, a donde acudieron personajes como el estadounidense Steve Bannon, el chileno José Antonio Kast, el argentino Javier Milei, el español Santiago Abascal o el hijo de Bolsonaro, Eduardo, así como activistas católicos, antiabortistas, contrarios al feminismo o los derechos LGTB y anticomunistas, teniendo como anfitrión al presidente del organismo en México, el ultraconservador Eduardo Verástegui.

Bueno, esos son los que tienen el dinero y la capacidad organizativa a nivel regional para orquestar este tipo de ataques, y le aseguro que no será el último, como no es el primero. No le digo esto en defensa de AMLO (¿quién soy yo para defender un político?, ¿quién es un político para que yo lo defienda?), sino para que no lo tomen desprevenido y no crea todo lo que ve en redes sociales. Es cuánto.