UNA IMAGEN Y MIL PALABRAS | La retina y el diafragma

A lo largo de su trayectoria en “La Voz de Michoacán”, Samuel Herrera Delgado ha sido testigo y protagonista de la evolución del fotoperiodismo en Michoacán

Jorge Orozco Flores

La retina humana y el diafragma de una cámara son dos elementos fundamentales en el proceso de capturar la realidad, ya sea en el ámbito deportivo, social o político. La retina, con su delicada capa de células nerviosas, actúa como un receptor sensible que detecta la luz y transforma los estímulos visuales en señales eléctricas que el cerebro interpreta, permitiendo al fotoperiodista michoacano Samuel Herrera Delgado percibir la acción en tiempo real. De manera similar, el diafragma de la cámara, al regular la cantidad de luz que entra a través del objetivo, permite al fotógrafo controlar la exposición y la claridad de la imagen, asegurando que cada momento sea capturado con precisión.

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Imágenes en película

A lo largo de su trayectoria en “La Voz de Michoacán”, Samuel Herrera Delgado ha sido testigo y protagonista de la evolución del fotoperiodismo en Michoacán, comenzando con las cámaras de los años cincuenta que capturaban imágenes en blanco y negro a través de negativos, un proceso que incluía el meticuloso revelado y la impresión en las planas del periódico antes del advenimiento del offset.

Desde esos tiempos, Samuel ha sabido adaptarse a los cambios tecnológicos y ha transitado hacia el uso de cámaras digitales, manteniéndose activo y sumando imágenes a un archivo de su autoría que es considerado único en su nicho, el fotoperiodismo deportivo y de costumbres. A través de su dedicación, Samuel no solo ha documentado la historia, sino que ha tejido una rica narrativa visual.

En La Voz de Michoacán

Samuel Herrera Delgado nació el 13 de marzo de 1936 en el Rancho de Viriquarán, en el municipio de Morelia. Proveniente de una familia sencilla, hijo de María Delgado Salgado y Aurelio Herrera González, Samuel se trasladó con sus padres a la ciudad de Morelia en 1937, donde iniciaría un camino que lo llevaría a convertirse en un referente del fotoperiodismo en el estado de Michoacán.

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En 1956, Samuel dio sus primeros pasos en el mundo del periodismo al unirse al equipo del periódico "La Voz de Michoacán". Su trayectoria comenzó como ayudante de prensista, pero su pasión por la fotografía tuvo que esperar, al integrarse al departamento de Linotipos, donde comenzó a conocer los aspectos técnicos de la impresión y la comunicación visual.

Además de su labor en el periódico, su pasión por la fotografía lo llevó a participar en diversas Convenciones Internacionales de Fotografía.

Un Cronista Visual

A lo largo de su carrera, Samuel ha dejado una huella significativa en el periodismo deportivo y visual en Michoacán, recibiendo numerosos reconocimientos. En 2013, fue juez en el Premio Estatal de las Artes Eréndira y ha montado exposiciones en lugares emblemáticos como el Museo Regional Michoacano y la Casa Natal de Morelos, donde sus obras celebran la identidad y cultura de Michoacán. Su trabajo también se ha exhibido en diversos espacios culturales, contribuyendo a la preservación de la memoria y costumbres de la región.

Su vida es un relato que trasciende el simple acto de capturar imágenes, es un testimonio de cómo la fotografía y la escritura se entrelazan para contar la historia de un pueblo. Durante su extensa carrera como fotoperiodista en "La Voz de Michoacán", Samuel no solo ha inmortalizado momentos significativos a través de su lente, sino que también ha contribuido al acervo cultural de la región mediante diversas publicaciones que reflejan su compromiso con la memoria y la identidad michoacana. Durante tres años, Samuel fue parte fundamental del Periódico Semanario Deportivo “Olimpo”. Pero su legado no se limita a esta publicación, ha conformado un invaluable archivo visual de Michoacán con una serie de libros que exploran la vida, la cultura y la historia de la región, más lo que tiene inédito. Entre sus obras más destacadas se encuentran “Paisajes, Testimonios y Costumbres”, un homenaje a la diversidad cultural de Michoacán; “Memorial Gráfico de Morelia”, que ofrece un vistazo nostálgico a la capital; y “Periodistas y Personajes de Morelia”, donde rinde tributo a aquellos que han dado voz a la comunidad.

Otras obras como “Barrio de Carrillo” y “Morelia Pasado y Presente” destacan la evolución de la ciudad a lo largo de los años, mientras que “Senderos Michoacanos de Devoción” y “Morelia Medio Siglo-Tiendas, Billares y Cantinas” muestran las tradiciones y espacios que han marcado la vida cotidiana de sus habitantes. También ha explorado la riqueza de la arquitectura local en “Morelia a través de sus Fuentes y Pilas”.

Además, su libro “Contrastes de Morelia, Profesiones, Oficios y Personajes Urbanos” ofrece un retrato vívido de la vida en la ciudad, mientras que su publicación, “Crónicas Deportivas de Morelia”, reafirma su pasión por el deporte y su compromiso con la documentación de la historia contemporánea.

A través de sus fotografías y escritos, ha tejido una narrativa rica y compleja sobre Michoacán, convirtiéndose en un verdadero cronista gráfico. Su trabajo no solo es testimonio dilatado de la esencia de la vida cotidiana, sino que también invita a la reflexión sobre la identidad, la cultura y el patrimonio de su tierra.

La crónica deportiva que se presenta en uno de sus libros es una evocación del trabajo que ha realizado en la columna “Ayer y Hoy”, la cual inició en los años 90 en este periódico, "La Voz de Michoacán". Con una profunda nostalgia, rememora sus 39 años de trayectoria en este diario, un período que ha marcado no solo su carrera, sino también su vida. Hoy, como colaborador, continúa compartiendo sus reflexiones y relatos en esa misma columna, que sigue apareciendo en la sección deportiva cada martes.

Autenticidad, Adaptabilidad y Evolución

Su labor en “La Voz de Michoacán” se ha caracterizado por una profunda autenticidad, un valor esencial en el fotoperiodismo que ha guiado su trayectoria durante décadas. A través de su lente, Samuel ha capturado la médula de los eventos políticos, deportivos y la vida cotidiana en Michoacán, evitando la manipulación de imágenes y respetando la integridad de los sujetos que ha retratado.

A lo largo de su carrera, ha demostrado una notable capacidad de adaptabilidad, fundamental para un fotoperiodista en un mundo en constante evolución tecnológica. Desde sus inicios en "La Voz de Michoacán" en 1956, Samuel ha abrazado los avances en herramientas y formatos, asegurando que su trabajo se mantenga relevante y accesible al público. Su habilidad para adaptarse a estos cambios ha sido clave para conectar con las nuevas generaciones, llevando la rica historia deportiva y cultural de Michoacán a un público más amplio y diverso. No solo ha recogido momentos memorables —como infinidad de informes gubernamentales—, ha evolucionado junto a su técnica, demostrando que el fotoperiodismo puede y debe transformarse para seguir siendo un reflejo vivo de la sociedad.

A través de su lente, Samuel ha documentado no solo los momentos más emocionantes de los encuentros deportivos, sino también las historias de los jugadores, los aficionados y las comunidades que vibran en torno a estos eventos. Consciente del impacto que sus imágenes pueden tener, ha actuado siempre con un sentido de ética y responsabilidad, ofreciendo una representación auténtica de la vida en su estado y asegurando que su legado no solo sea visual, sino también educativo y transformador para las nuevas generaciones.

Así, la retina y el diafragma, aunque diferentes en naturaleza, comparten una función esencial: traducir la complejidad del mundo en imágenes que narran historias, transformando la efímera acción de un evento en un registro tangible que informa y provoca reflexión en el lector. La habilidad de Samuel Herrera Delgado ha radicado en su capacidad para sincronizar su aguda percepción visual con los ajustes técnicos de su cámara, creando así un puente entre la experiencia humana y la representación visual. Su labor no solo ha registrado instantes relevantes, sino que también refleja el sino profundo de la cultura y la vida en Michoacán.

Sin embargo, lo que verdaderamente distingue a Samuel Herrera Delgado es su autenticidad, un rasgo que resuena en cada paso que ha dado en diversos escenarios políticos, deportivos, sociales y culturales, donde la discreción se ha convertido en su principio fundamental. Su vida es un testimonio vivo de que la fidelidad a uno mismo es el camino más poderoso hacia la superación personal.