La Casa del Jabonero | Marrocidades, AMLO y el traje del emperador

Quizá AMLO es ese emperador al que algún vivales le vendió una tela invisible y con ella se mandó hacer un hermoso traje que todos alabaron

Jorge A. Amaral

Estado de Guanajuato, año de la Nueva Normalidad. ¿Recuerda usted esas caricaturas en las que el héroe y el villano se enfrentan en una encarnizada lucha en medio de la cual la ciudad termina destruida, con edificios derribados y autos incendiados? Ni más ni menos así está Guanajuato en estos momentos, lo malo es que ninguno de los contendientes es el héroe y el gobierno pareciera cómplice, teniendo, como siempre, a los ciudadanos como víctimas del fuego cruzado.

La violencia emprendida por los cárteles del Marro y el Mencho tiene sumido a ese estado en un pozo que fue cavado por la corrupción, pero que actualmente es tapado por la indolencia federal.

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En ese estado la lucha ya no es por el control de las actividades delictivas, que van desde el huachicoleo hasta la trata de personas y el narcotráfico; en Guanajuato la pelea ni siquiera es contra el Estado mexicano; no, en ese estado la pelea es entre dos cárteles, dos líderes criminales que han demostrado estar dispuestos a todo, a pasar por encima de quien sea con tal de eliminar al otro.

Esta guerra por Guanajuato es interesante puesto que nos ha permitido ver cosas que no se habían visto, al menos no con tanta nitidez: el nivel cultural de muchos miembros de la delincuencia organizada, y para ello basta ver los videos en los que aparece José Antonio Yépez, El Marro, cuyo vocabulario se constituye por un 80 por ciento de palabras altisonantes y un 20 por frases apenas comprensibles. Otra cosa que hemos podido presenciar ha sido las lágrimas de un líder criminal, pues recordemos que cuando se detuvo a la madre del Marro, el delincuente salió a reprochar que no se respetaba a la familia y etcétera, etcétera, y terminó con la voz entrecortada y llorando.

Para los mexicanos, esas lágrimas deberían valer oro, porque son unas cuántas derramadas por un criminal, frente a las muchas que la delincuencia organizada ha causado en millones de mexicanos que perdieron al hijo, a la hija, al padre, la madre, al esposo, a la hermana, al hermano, al familiar o amigo que un día apareció asesinado o bien del que no se volvió a saber más.

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También hemos atestiguado cómo el gobierno del estado está totalmente rebasado, por corruptelas y amenazas, pero no puede mover un dedo contra ninguno de los dos grupos porque los dos lo tienen sometido, amedrentado.

La masacre en la que 24 personas perdieron la vida en el lugar de los hechos y otras 3 murieron en el hospital sólo es un reflejo de la descomposición social y gubernamental de ese estado, con un gobierno estatal débil y ayuntamientos de pacotilla, con un sistema de justicia que a veces parece una broma. Pero también hemos constatado la pereza presidencial.

Mientras tanto Guanajuato se va convirtiendo en ese cuenco lleno de sangre que en otros momentos fueron otras entidades, como Tamaulipas, Michoacán, Guerrero o Veracruz.

Lo que sí es cierto es que de esta guerra no habrá ganadores, porque los problemas del Mencho no terminan con la destrucción del Cártel de Santa Rosa de Lima, porque a éste le seguirán otros, además de que, si el gobierno federal es tan vengativo como la esposa del presidente, tras el atentado y amenazas contra Omar García Harfuch puede que se arrecien las acciones contra los de Jalisco, como ya se vio con el reciente congelamiento de multimillonarias cuentas bancarias vinculadas a los lavadores de dinero del CJNG.

Pero el Marro tampoco va a ganar por algunas sencillas razones: con actos como el del anexo de Irapuato, la escasa base social que pudiera quedarle entre la ciudadanía que lo cuidaba se puede desvanecer, porque es el responsable de 27 muertes en una masacre que tuvo eco a nivel internacional.

Ahora, supongamos que el Marro consigue ganarle a ese monstruo que es el CJNG y quedarse con Guanajuato, es más hasta expandirse a otros estados, no duraría mucho tiempo en libertad porque ha violado algunos de los principios básicos de supervivencia de todo capo: no exhibirse, mantener un perfil bajo, no calentar sus propias plazas y no ser rastreable ni siquiera mediante sus familiares. Además de haber olvidado que, en ese mundo, a las autoridades no se les amenaza, se les compra, y si se les ataca es con objetivos bien focalizados y si no hay otra salida.

En fin, no habrá ganadores, sólo más de 6 millones de perdedores: los habitantes de ese estado.

AMLO hacia 2021

Esta semana, el presidente de México emitió un mensaje a la nación. Mientas en Irapuato eran masacradas más de 30 personas (27 de ellas muertas), el mandatario destacaba los grandes logros de su administración.

Todo fueron cuentas alegres. Lo malo es que el presidente está más enfocado en vigilar personalmente las elecciones de 2021 que en atender asuntos urgentes, y si los atiende, es con fines políticos. Por ejemplo, sí, se está investigando lo de Ayotzinapa y se asegura que habrá sanciones hacia los funcionarios involucrados en la opacidad en torno a la desaparición de estudiantes por parte del crimen organizado. Pero esa es demanda que venía de la administración pasada, sobre todo de los afines al presidente, por lo que, al tener a un exfuncionario en la mira, y de preferencia detenido, le aseguraría mantener la base de apoyo de sus militantes.

Pero la atención al caso Ayotzinapa es política, explotable mediáticamente, porque no se ven muchas acciones en el combate a la delincuencia organizada en Guerrero, que fueron quienes desparecieron a los estudiantes con la complicidad de funcionarios corruptos.

De no ser mediático y para aplacar reclamos, ya se estaría combatiendo en la zona Centro del estado a Los Rojos, Los Ardillos y el Cártel del Sur; en Tierra Caliente, al CJNG, Familia Michoacana y Caballeros Templarios; en la zona Norte, Los Rojos, Guerreros Unidos y Gente Nueva; en Acapulco, a La Empresa, Los Virus, Los Capuchinos y el Cártel Independiente de Acapulco; en la Costa Chica, a lo que aún queda de los Beltrán Leyva; en la Montaña, a Los Ardillos; en la Costa Grande, al CJNG, Guardia Guerrerense, Sangre Nueva Guerrerense, Los Viagras y Los Cornudos.

El presidente además señala que los índices delictivos han bajado desde que asumió el poder, pero los homicidios, por ejemplo, sí han aumentado, y en estados como Guanajuato la violencia no cesa.

Y es que el presidente está más enfocado en lo que será de su partido el próximo año que en lo que es del país actualmente, porque sabe que, al no ser candidato, Morena está totalmente desamparado, al menos políticamente, porque el partido de AMLO no tiene una base ideológica, no tiene un eje rector basado en una postura política. No, el partido Morena no es morenista, es lopezobradorista: llevarlo a la Presidencia, respaldar sus iniciativas desde las cámaras legislativas y defenderlo a capa y espada.

Pero quizá AMLO no es malo ni tan inepto, quizá sólo se pasa de buena gente y piensa que con sus acciones el rumbo de este país se va a enderezar, y posiblemente nadie le dice la realidad de las cosas, la otra percepción ciudadana, y si nadie se lo dice es porque, quizá, sus asesores y achichincles le dicen que todo va de lujo porque en una monarquía nadie quiere llevar malas noticias, pues sabemos que esas le cuestan la vida (el trabajo) al mensajero.

Quizá AMLO es ese emperador al que algún vivales le vendió una tela invisible y con ella se mandó hacer un hermoso traje. Pero, recordará usted, la tela nunca existió, porque el vendedor dijo que sólo los inteligentes podían verla, y por ello, y para no evidenciar al emperador, nadie dijo nada: le “hicieron” su traje al emperador y éste salió a presumirlo, hasta que un niño, que no le debía nada a nadie ni tenía compromisos políticos, fue el que señaló lo obvio: la desnudez del emperador. Claro que ahora es distinto, porque todo aquel que se atreva a señalar el traje simulado será acusado de chayotero, conservador, prianista y todos esos insultos que los adoradores del presidente esgrimen.

Y, aun así, AMLO se queja de ser el presidente de México más atacado en los últimos 100 años y doña Beatriz no acepta críticas ni mucho menos que a su peque se le pongan apodos. Pero la señora jamás se pronunció durante el sexenio pasado, en que a los hijos de Peña Nieto y Angélica Rivera, los fans de su esposo les llamaban parásitos y demás lindezas, y la mayoría eran menores de edad, como ahora lo es Jesús Ernestito López, el menor de la casa real.

Llamado fifí

Por cierto, desde esta tribuna y en mi calidad de transeúnte apartidista, pido a los miembros del FRENAA que, cuando salgan a transitar por las calles y avenidas para mostrar su repudio al presidente, lo hagan más bonito: saquen sus carros clásicos, las motos bonitas, pongan malabaristas, acróbatas y payasos a bailar sobre carros alegóricos; saquen botargas de los personajes de moda y carros de sonido para que al menos, si van a seguir haciendo el ridículo, lo hagan con estilo. Eso sí, aprovechen su poder adquisitivo para comprar algunos libritos que les sirvan para aprender sobre el comunismo, el socialismo y los modelos económicos, antes de acusar a AMLO de comunista y socialista, digo, para que el oso no sea tan feo. Es cuánto.

Foto: Sam Herrera Jr.

Postdata josealfredista

Bien decía José Alfredo Jiménez que la vida no vale nada. A 67 años de que el compositor la creara en honor a su hermano fallecido, pareciera que la canción “Camino de Guanajuato” no ha perdido vigencia, más bien ha cobrado un nuevo significado.