Un día a la vez

Hay que aprender a vivir un día a la vez porque el futuro nunca va a llegar; por lo tanto, sólo tenemos una serie de tiempos presentes que vamos construyendo a cada paso que damos.

Para mi hija Fer. Felices 12 años, nunca olvides quién eres para que seas lo que quieras ser.

Jorge A. Amaral

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El otro día estaba en una colonia de calles polvosas, con casas de lámina de cartón y madera, una que otra más o menos terminada.

El sol se dejaba caer con toda su furia vespertina y en la cuadra había algunos niños, cuyos ojos grandes y saltones por la desnutrición no dejaban de mirar cada en cuando al extraño que estaba ahí, parado, recargado en el carro. Mientras tanto, en el patio de una casa cercana, unas señoras hacían lo cuyo sin prestar atención. No platicaban, no bromeaban, no escuchaban la radio… sólo sacaban agua de un tambo para enjuagar la ropa que tenían en un lavadero acomodado sobre un montículo de piedras.

A lo lejos, no sé qué tan lejos, de una casa salía una tonada que de inmediato me sonó familiar y que, en el silencio y la opresión del sopor vespertino, llegaba a manera de lamento. Al escucharlo me quedé quieto, perdí la mirada y simplemente escuché. Eran Los Tigres del Norte, y la canción, uno de sus mejores temas: “Un día a la vez”, aparecido en el disco del mismo nombre de 1981.

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Fue curioso escuchar esa canción en ese lugar porque, como en muchos otros de México, se vive un día a la vez: ganando 150 pesos a la semana, con dos o tres niños (a veces más), no hay mucha esperanza en un futuro distinto al presente. Al estar parado ahí, escuchando esa canción y viendo a lo lejos la enorme casa que un huachicolero construyó en la zona, no hice sino pensar en quienes, por sus actividades, también viven un día a la vez por no saber en qué momento llegará una camioneta a llevárselos para no volver a ser vistos nunca más.

Mientras escribo esto pongo el tema en la computadora y Fer se sorprende al darse cuenta de que me gusta “Un día a la vez”, pero le comento que esa canción es un acto de oración, una plegaria hacia el Creador para, cuando no hay esperanza, tener por lo menos el presente.

En la canción no se piden grandes cosas, sólo se implora lo más sencillo pero, a veces, lo más difícil de encontrar: “Necesitado me encuentro, Señor; ayúdame a ver, yo quiero saber lo que debo hacer. Muestra el camino que debo seguir. Señor, por mi bien, yo quiero vivir un día a la vez”.

Pero, ¿qué es vivir un día a la vez?: “Ayer ya pasó, Dios mío; mañana quizá no vendrá. Ayúdame hoy, yo quiero vivir un día a la vez”. Es decir, el pasado no se puede cambiar y el futuro es incierto, y más en muchos lugares de Michoacán. Por eso, lo único que tenemos es el presente, este momento.

Y es que no sólo en lugares marginados, sino en general, a veces la incertidumbre campea por el ambiente, y lo hemos aprendido en esta época de pandemia: hoy estamos bien, mañana no sabemos si nos contagiaremos o le llevaremos el virus a nuestros seres queridos. Y lo mismo muchas personas que estaban sin saber cuándo volverían a abrir los negocios, cuándo podrían volver a trabajar y, de regresar, si su empleo iba a seguir ahí.

Pero el hombre es el lobo del hombre: “Tú ya viviste entre los hombres. Tú sabes, mi Dios, que hoy está peor, es mucho el dolor. Hay mucho egoísmo y mucha maldad. Señor, por mi bien, yo quiero vivir un día a la vez”. Eso nos reduce aún más la esperanza en el futuro, porque no sabemos en qué momento se va a desatar una balacera o que por quitarnos el carro o el celular nos metan una bala en la cabeza. En eso pienso mientras escucho la canción, que es de esas que han estado presentes en la banda sonora de mi vida desde la infancia

Pero contrario a lo que pudiera parecer, a esa inmediatez del presente podemos sacarle provecho, porque a final de cuentas el momento actual es el importante. Que de lo ya pasado sólo nos quede el recuerdo y, lo más importante, el aprendizaje para aplicarlo hoy. Así, en el momento actual hacer correctamente lo que nos corresponde con mucho amor y convicción para, el día de mañana, no lamentar haber omitido algo que estaba en nuestras manos. De esa manera el futuro será en su momento un buen tiempo presente.

Aprendamos de las personas en rehabilitación: sólo por hoy. Sólo por hoy seré amable con los demás, hoy seré cortés y educado, hoy haré lo correcto, hoy trabajaré duro, hoy le daré tiempo de calidad a mi familia, hoy no voy a odiar a nadie, hoy tiro la basura en su lugar, hoy no me paso el alto, hoy no pediré sobornos, hoy no me robaré nada del erario público, hoy haré mi tarea, hoy me disculparé con aquellos a quienes ofendí, hoy perdonaré los agravios, hoy sonreiré, hoy no seré machista, hoy no discriminaré, hoy no seré un cretino, hoy seré feliz.

Quizá suena ingenuo, pero hay que aprender a vivir un día a la vez, porque el futuro nunca va a llegar; por lo tanto, sólo tenemos una serie de tiempos presentes que vamos construyendo a cada paso que damos. Al tiempo.

Una declaración de paz

Mañana lunes es Día de la Música Rap, y este mes, específicamente el 21 de mayo, se cumplen 20 años de que la Declaración de Paz del Hip Hop fue presentada ante la Organización de las Naciones Unidas. El documento fue firmado por varias organizaciones civiles y distintos organismos, como el Templo del Hip Hop, Ribbons International, la UNESCO y más de 300 activistas del hip hop y delegados de las Naciones Unidas. Entre los impulsores e ideólogos de la iniciativa estuvieron leyendas como los raperos pioneros KRS-One y Afrika Bambaataa, el break dancer Pop Master Fabel, el videoasta DJ Ralph McDaniels y el periodista y activista Harry Allen, todos ellos aglutinados en el colectivo Hip Hop Kulture.

El 3 de mayo, Día de la Música Rap, se anima a los hiphoperos a dedicar su tiempo y talento al autodesarrollo y al servicio de sus comunidades. Además, cada tercera semana de mayo es la Semana de Apreciación al Hip Hop, durante la cual se honra a los pioneros, se reflexiona sobre sus contribuciones culturales y se aprecian los elementos y principios de esta cultura.

El documento mencionado tiene una serie de principios como guía para la acción de los imbuidos en la cultura del hip hop en todas sus manifestaciones, y se pueden resumir diciendo que el hip hop es una identidad que abraza una consciencia colectiva, siempre creciente y expresada en distintos aspectos, además de los 4 elementos base, como lo son el DJ, maestro de ceremonias, grafiti y break dance.

Como una ética personal, en el hip hop se respeta y protege la dignidad y el carácter sagrado de la vida, sin discriminación ni prejuicios. Pero también se deben respetar las leyes y a las instituciones, ya que el hip hop no debe ser una apología del delito. Esto se debe que, como consciencia colectiva independiente, reconoce su influencia en la sociedad, especialmente en los niños, y siempre se debe tener en cuenta los derechos y el bienestar de todos.

Más adelante, la declaración dice que desde el hip hop se fomenta, desarrolla, preserva, protege y promueve la capacidad de definirnos, defendernos y educarnos como un medio hacia la paz y la prosperidad, y hacia la protección y el desarrollo de nuestra autoestima a través del desarrollo de nuestras habilidades naturales y aprendidas.

En cuanto a la labor de los hiphoperos, el colectivo se mantendrá al margen de relaciones, personas, eventos o actos en que la preservación y el desarrollo de la cultura, los principios y los elementos del hip hop no se consideren o respeten. Por ello, los miembros de esta cultura deben siempre conducirse con justicia y honestidad en todas sus actividades, y es que la esencia de hip hop va más allá del entretenimiento: si bien los elementos de esta cultura pueden intercambiarse por dinero, honor, respeto, comida, refugio, información y otros recursos, el hip hop y su cultura no se pueden comprar ni vender. Quienes se manifiestan artísticamente pueden vivir de su arte como forma de empoderamiento, pero la esencia no es un producto. Así que las empresas y corporaciones, así como individuos y grupos que claramente se benefician del uso, interpretación o explotación del término “hip hop”, deben hacer un uso informado de todo lo referente a esta cultura y no caricaturizarlo ni contribuir al estigma negativo.

La comunidad del Hip hop es una cultura internacional de conciencia que proporciona a todas las razas, tribus, religiones y formas de ser una base para la comunicación de sus mejores ideas y obras. Por  eso, la Hiphop Kulture está unida como un pueblo multidisciplinario, multicultural y multirracial comprometido con el establecimiento y el desarrollo de la paz. Es así que no participa en ninguna forma de odio, engaño, prejuicio o robo.

Los activistas aglutinados en la Hiphop Kulture deben evitar el impulso inmaduro de recurrir a la violencia, más bien buscan estrategias diplomáticas y no violentas en la solución de todas las disputas. Por eso se debe predicar el perdón y la comprensión antes de cualquier represalia. La guerra se reserva como solución final cuando hay pruebas de que todos los demás medios de negociación diplomática han fallado repetidamente.

Desde el hip hop debe haber el compromiso de luchar contra la pobreza y la injusticia, y dar forma a una sociedad más solidaria y un mundo más pacífico. Pero el compromiso no es sólo con la sociedad, sino que se debe luchar por preservar el planeta, ya que es sagrado nuestro deber de contribuir a la supervivencia como seres independientes y de libre pensamiento. “Este planeta, comúnmente conocido como la Tierra, es nuestro padre que nos nutre”.

En otra parte de la declaración se indica que los miembros de la cultura del hip hop deben ser solidarios con los necesitados; ayudar, siempre que sea posible, en el alivio del sufrimiento humano y en la corrección de la injusticia.

Eso es grosso modo la Declaración de Paz del Hip Hop, y de verdad no estaría mal abrazarla como guía de hábitos y principios para tratar de mejorar el pedazo de mundo que nos toca preservar. Paz.