“No lo van a dejar llegar”

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

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Luis Sigfrido Gómez Campos

 

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Falta menos de un mes para la fecha decisiva en la que los mexicanos habremos de elegir a nuestro próximo Presidenta de la República. Todo parece indicar que, pésele a quien le pese, Andrés Manuel López Obrador llegará por fin a ocupar tan anhelado cargo. En vez de que a estas alturas del proceso electoral se observara un repunte de cualquiera de los otros dos candidatos que le siguen los pasos, las últimas encuestas dicen que “El Peje” ya rebasó el 30 % de las preferencias electorales respecto de su mas cercano contendiente.

No se veni por donde le puedan hacer mella al candidato que se postula por tercera vez para la Presidencia de México. Pero no obstante la amplia ventaja que lleva, existe un alto porcentaje de ciudadanos escépticos que se niegan a aceptar lo inevitable.Estos ciudadanos, analistas cafeteros y “banqueteros” (¿quiénes no lo somos en la actualidad?), aseguran sin esgrimir ningún argumento racional, que “no lo van a dejar llegar”. Así sin más.

He escuchado tantas veces ese pobre argumento que, no obstante que soy un convencido del funcionamiento de las instituciones democráticas, he tenido que ponerme a reflexionar en seriosobre esta osada afirmación.

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¿Si no lo van a dejar llegar, quién o quiénes serían los encargados de realizar esta peligrosa tarea? Quienes han mostrado su rechazo abierto y decidido al arribo de López Obrador a la presidencia son los hombres del poder económico. Ellos incluso han tenido abiertas manifestaciones de rechazo a la llegada del político tabasqueño. Éste a su vez ha reaccionado y contraatacado con declaraciones altisonantes a ese sector de la sociedad, llamándolos “minoría rapaz que no quiere perder el privilegio de mandar”
Andrés Manuel basa su fuerza en un discurso en el que se identifica con el pueblo, con los desposeídos, con los que no les ha hecho justicia la revolución. A ellos se debe y a ellos promete modificar el estado de cosas prevaleciente, acabar con la corrupción y con los privilegios de los que más tienen. Obviamente, haciendo un análisis de las actuales condiciones del país y de la composición socioeconómica de la población, ese discurso tendría que ser más persuasivo que el de los partidos que ya han ocupado el poder y no han podido resolver la difícil situación en que viven millones de mexicanos: la violencia, la corrupción y la pobreza.

A López Obrador se le acusa de ser un populista que promete lo que no va a poder cumplir; de que es un tanto ingenuo en sus análisis de cifras con las cuales va a financiar sus proyectos y de que va a causar grandes males con sus propuestas izquierdistas. Se dice también que sus determinaciones de no dar continuidad a los proyectos principales del gobierno saliente provocarán una grave crisis económica; que habrá fuga de capitales; que va a haber una devaluación de nuestra moneda y que acabará convirtiéndose en un dictadorzuelo que intentará perpetuarse en el poder mediante reformas legales que le permitirán reelegirse a perpetuidad.

Todo esto que se dice, se dice al calor de la contienda y en un afán por persuadir a sus simpatizantes de que López Obrador sí “representa un peligro para México”, frase que sirvió de base para atemorizar a los electores en las dos intentonas fallidas pasadas.

Por todo eso y por muchas cosas mas, mucha gente afirma que “no lo van a dejar llegar”. Los hombres mas ricos de México, la clase empresarial evidentemente representa un poder fáctico mucho muy importante. Pero cabría preguntarse: ¿Su poder es lo suficientemente fuerte como para impedir la llegada a la presidencia de un hombre como Andrés Manuel? La respuesta tiene que ver con momentos y circunstancias. En las dos veces pasadas en que perdió López Obrador fue decisiva la intervención de este poderoso grupo fáctico, pero tras dos elecciones en las que se utilizó el poderoso argumento persuasivo de asustar a la gente con “el petate del muerto”, los electores han terminado por hacerse inmunes. Hoy los ciudadanos están curados de espanto y se han vuelto intransigentes, irreverentes y hasta, en muchos casos, groseros con quien no comparte sus ideas.

¿Y si esos que “no lo van a dejar llegar” fueran esos hombres del poder económico en coordinación con quien detenta el poder político? Aún así, con el amplio margen de ventaja que lleva el candidato de la Alianza Juntos Haremos Historia, sería muy difícil instrumentar un mecanismo creíble para derrotar al Peje.

Se dice que en las altas esferas del poder económico y político de nuestro país se han tenido conversaciones serias para tomar una determinación política que impida la llegada de Andrés Manuel López Obrador; que en algún momento de este último mes de campaña los candidatos Ricardo Anaya y El Bronco declinarán a favor de José Antonio Meade, para no dividir el voto de la oposicióny estar en condiciones de derrotar por tercera vez al Peje.

Aún creyendo que las pláticas de este acuerdo fueran ciertas, nadie tendría la seguridad de que los simpatizantes de Ricardo Anaya fueran todos a votar por José Antonio Meade, con lo que este supuesto acuerdo de alto nivel se complicaría.

En las actuales condiciones de nuestra democracia veo difícil que se pueda hablar de que “no lo van a dejar llegar”. Puede no gustar a muchos la personalidad de Andrés Manuel, pero debemos hacernos a la idea de que será Presidente de México.
luissigfrido@hotmail.com