PUNTO NEURÁLGICO | ¿Y las niñas y los niños, cuándo?

Existe una gama importante de asociaciones dedicadas a este noble propósito de proteger a los animales.

Luis Sigfrido Gómez Campos

La semana pasada se quemó el mercado de Sonora en la ciudad de México, asunto que puso al descubierto la venta “clandestina” de animales que se hace en ese lugar. La indignación de los especialistas se difundió en artículos periodísticos y entrevistas de los medios de mayor importancia en el país. Fue así como nos enteramos del tráfico inmisericorde que se hace de estos pobres animalitos y de todo el entramado jurídico legislativo que existe para su protección.

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Existe una gama importante de asociaciones dedicadas a este noble propósito de proteger a los animales, dentro de las más importantes están La Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN); el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) por sus siglas en inglés; el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza (una joya hecha con capital privado donde ahora, con poco más de 30 millones de dólares se convierte en la mayor inversión para la conservación de las especies), se dice en la página de internet que da cuenta de las principales organizaciones dedicadas a este propósito de proteger a los animales; la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México AC.

Ahora bien, si quieres cooperar con dinero para esta noble causa, en las páginas de internet te proporcionan la lista de las ONG y otras Asociaciones pro Animales, te dicen: “Todas estas Asociaciones velan por el bienestar de los animales más desfavorecidos. Desgraciadamente, la falta de recursos económicos les impide en demasiadas ocasiones satisfacer la inmensa demanda. Tu apoyo es importante y necesario. No lo dudes, escoge cualquiera de ellas y apóyala con una pequeña aportación. con ello estarás favoreciendo la continuidad de su extraordinaria labor de protección y defensa de miles de animales”. Y después nos aporta una lista de 16 asociaciones con las que podemos contribuir a esta labor humanitaria.

En la actualidad existen muchas leyes de protección animal en México, de hecho, existe una moda proteccionista que hace que muchos diputados de los congresos de los estados de la república, y del propio Congreso Federal, inviertan su tiempo en reflexiones exhaustivas de cómo sancionar a todo aquel que realiza alguna acción de maltrato en los pobres animalitos.

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El artículo 1° de la Ley de Protección y Bienestar Animal para la Sustentabilidad del Estado de Nuevo León, destaca que uno de los objetivos principales de la ley es protegerlos de la zoofilia; eso está bien, quién puede no estar de acuerdo en que se sancione a esos depravados que realizan esos actos contra los pobres animalitos.

Y una joyita legislativa es sin duda la redacción del artículo 1° de la Ley que protege a los animales en el estado de Michoacán: la Ley tiene como finalidad la protección de “los animales no humanos”. Cómo se deben de haber quebrado la cabeza los diputados miembros de la LXXIII Legislatura para debatir eso de los animales no humanos. Y es que sí, es cierto que existen muchos seres humanos que se comportan peor que animales y por eso se puede crear esa confusión. Es bueno contar con congresistas de gran preparación que atiendan esos problemas de gran importancia.

Pero retomemos el asunto central que nos ocupa. Es cierto que los problemas de México son muchos y muy variados. También es cierto que no se deben maltratar a los animales y que debe haber una ley que atienda todo lo relacionado con la protección de la vida animal y se sancione a todo aquel que atente en cualquier forma de maltrato contra ellos. Pero hay algo muy importante que se nos escapa a todos los seres humanos; un silogismo básico que considero que debe tomarse en cuenta antes de desbordar nuestra energía en un solo sentido: ¿Y las niñas y los niños de México cuándo?

Es cierto que existen muchas leyes que atienden el problema del maltrato infantil en México, pero existe un desfase real entre el discurso de todas las instituciones, leyes y quehacer político y lo que existe en la realidad.

Basta con detenerse en algún cruce vial importante de alguna ciudad de nuestro territorio nacional para observar la desgracia personificada en los niños que limpian parabrisas; el grado de desnutrición, insalubridad y abandono en que se encuentran son sólo una muestra de la situación que enfrenta nuestra niñez.

En los cruceros de las ciudades se hace evidente esta realidad lacerante, pero hay que darse una vuelta por las colonias populares y el medio rural de nuestra patria donde se constata el alto grado de miseria en que viven.

La violencia y degradación a la que son sometidos es terrible. ¿Cómo es posible que protegidos en los usos y costumbres de nuestros pueblos se venda a las niñas para uso sexual? Las atrocidades que viven a diario las niñas y niños mexicanos son incalificables.

No, no faltan leyes para detener esta terrible realidad. Hace falta conciencia social y conciencia política para darle prioridad a estos asuntos lacerantes.

Sí, se deben atender los asuntos del maltrato animal, pero en el orden lógico de las cosas: ¿Y las niñas y los niños, cuándo?

luissigrido@hotmail.com