No entiendo nada en este mundo

Las palabras se divorcian, se separan de los hechos. Hay un México oficial diferente del México de los hechos, de la situación crítica y caótica que estamos experimentando los mexicanos.

PROYECTO SECRETO

Mateo Calvillo Paz

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El sistema lógico y axiológico de la humanidad, su sistema de pensamiento y normas de conducta parece roto y perdido en la era digital en el México del 20 23. Percibimos los hechos, pero no entendemos nada.

Vivimos en el mundo de lo absurdo, en nueva barbarie, sin la lógica y la sabiduría del pasado.

Los estadounidenses escogen para próximo presidente a una persona brutal, aplastadora, caprichosa, arbitraria, en muchos campos, sin escrúpulos, sin conciencia moral siquiera.

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Vladimir Putin hace una guerra a Ucrania por deseo de apropiarse de su gran riqueza. Es absolutamente injustificada y el aparece con carita de buena gente, afirmando con falacias que tiene razón.

Hay gobiernos perversos, sicarios y verdugos de su pueblo y nuestro gobierno “les hace ojitos”, como Venezuela, Nicaragua, Cuba…

Nuestro gobierno se siente perfecto, impecable, arreglan los problemas en su discurso hipócrita: el, dominio del narco, tanta sangre derramada y desastre económico-social en su narrativa. Están alucinados, enajenados y en sus fantasías presentan un país justo, próspero, con el optimismo del Cándido de Leibtniz, el mejor país de todos los países posibles.

Con esta ilusión enfermiza se ensañan contra el espíritu de la democracia: quieren concentrar todo el poder y quedarse siempre en el poder. Se delinea detrás de su retórica una dictadura, el gobierno totalitario, sin el pueblo, de un caudillo quiere ser eterno como Hugo Chávez o que pretenden ser el poder oculto en las tinieblas a través de unas redes de influencias.

Están enfermos de poder, gobiernan sin el pueblo la persona humana para ellos no vale, nada importa su dignidad y éxito ni su bienestar, sus derechos humanos, realización personal, su utopía y destino definitivo. Detrás de todo está el poder ególatra de una persona y de sus incondicionales, mercenarios, traidores a la nación.

Las palabras se divorcian, se separan de los hechos. Hay un México oficial diferente del México de los hechos, de la situación crítica y caótica que estamos experimentando los mexicanos.

El discurso oficial dibuja un México de primer mundo, magnífico y en paz, son los “otros datos” existen en la cabecita del primer mandatario. Los mexicanos estamos confrontados a otra realidad de Estado fallido, agonía y muerte e impunidad y sentimos el gobierno que niega la realidad y se refugia en el mundo de su imaginación y sus deseos.

La luz de Dios

El homo sapiens, que somos todos los seres humanos sobre este planeta, ha ido elaborando desde los orígenes un sistema de pensamiento y de conducta donde están contenidos todos los principios y valores que norman nuestra vida en estas coordenadas de espacio y tiempo.

Se ha ido completando, profundizando y actualizando a lo largo de toda la historia. Todas las generaciones lo han perfeccionado. Es un sustrato cultural, como el terreno, el humus que alimenta la vida del cuerpo.

Somos herederos de grandes genios de la humanidad, desde los primitivos que pintaron en las rocas de las cuevas, pasando por las grandes culturas y por los grandes genios de la humanidad.

Cada quien tiene sus grandes maestros, la pléyade es infinita. Hay grandes ídolos en el oriente, cercano y lejano como Gilgamesh y los autores inspirados de la Biblia, la brillante cultura mesopotámica, egipcia, griega y su heredera y continuadora la cultura romana. En América tenemos grandes culturas originales que nos han heredado conocimientos maravillosos en astronomía, como los mayas en arquitectura y escultura. En Michoacán las pirámides de Tingambato son de la cultura teotihuacana. El universo es muy extenso y maravilloso.

No podemos destruir las glorias pasadas, como los vándalos que destruyeron en Morelia el monumento donde principia el acueducto. La investigación y el avance han sido lentos y penosos, no podemos tirar por la borda realizaciones culturales, dejarlos perder como el convento de San Agustín en Morelia que se ve deteriorado, pintarrajeado por manos de los vándalos.

No podemos ser vándalos de la gran cultura humana. “No echen las perlas a los puercos”, aconseja Cristo el Maestro más sabio de todos los tiempos.

No podemos permitir que nos traten como brutos, como seres de trabajo y consumo sin pensamiento ni dignidad humana, que no son tenidos en cuenta en su altísima dignidad de personas.

 No podemos ser tratados como elementos de las máquinas o como unidades de trabajo y consumo piezas materiales del universo metálico y material de la gran maquinaria tecnológica y técnica.

Tampoco perdemos permitir ser tratados como lelos, como infantes que se chupan el dedo, idiotas que se puede conducir sin respeto.

Antes que todo, no podemos ser manipulados como rebaño de mansos corderos, a quienes se engaña fácilmente y quienes se compra con cuentitas de vidrio, con una palabra en una torta, un boleto de autobús y discursos falsos y aduladores.

Tenemos el reto magnífico y terrible de hacernos valer como personas humanas, con conciencia y dignidad en proceso a un destino trascendente.

Necesitamos recuperar nuestra cultura, nuestro sistema de valores, nuestra conciencia moral y convicciones, principios y valores que nos permiten poner de pie las incontables piezas del fichero social y salvar la humanidad en una convivencia de temor de Dios, honestidad y libertad.

El espectáculo que ofrece el país es trágico, baño de sangre, presa del terror y el gobierno que no cumple el primer deber constitucional: tutelar la vida de cada ciudadano.