PROYECTO SECRETO | El bien común de México

Se defiende a los criminales, los feminicidios siguen ocurriendo y los periodistas siguen muriendo, por ello necesitamos personajes sabios que tengan valores, principios y ética.

Los gobiernos pragmáticos, que resuelven lo inmediato no van lejos, necesitan una cosmovisión y el concepto del hombre.

MATEO CALVILLO PAZ

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En la gestión de la cosa pública, en las reformas a las instituciones democráticas, conforme a la Constitución hay decisiones que no inspiran confianza, son decisiones políticas, no exentas de ideologías. Las circunstancias las envuelven de sospechosismo.

Es el caso de la inconstitucionalidad de las decisiones del INAI que ha declarado la suprema corte.

Es la reforma electoral que propone el Ejecutivo. Es el deseo, nada disimulado de acabar con el INE, que el Ejecutivo estigmatiza a pesar de sus grandes resultados y enormes servicios. Este instituto le dio el triunfo a Andrés Manuel y lo hizo presidente. La gente siente las intenciones destructivas del poderoso, el deseo de sujetarlo a su capricho, por encima del bien de la nación y los grandes valores de la vida democrática.

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Hay protestas en el pueblo, que no proceden precisamente de los neoliberales ni de los ataques de los adversarios, de los de antes. Que van en sentido contrario, hay errores, divisiones torcidas en las razones aducidas por la Suprema Corte, puntos de vista diferentes que apuntan a una decisión contraria a dónde van y la razón jurídica: el valor inatacable e inobjetable de las decisiones del INAI, que se sustenta en la Constitución.

Asistimos a una aplicación politizada de la ley, que se aplica de distinta manera al pueblo de FANS y protegidos y a la turba insoportable y maldita de los adversarios como de las mayorías de México, de los que se expresan con sentido crítico y señalan limitaciones y no aplauden incondicionalmente.

El presidente afirma que no tenía conocimiento de la norma de la Secretaría de economía que entraría en vigor en noviembre y que costaría $900. Debería tener conocimiento, para eso tiene secretarios y asesores. Es una escusa infantil y no lo justifica.

También afirma su “puntada” de proteger a los de las bandas, “porque también son seres humanos”. Se presenta como dictador prepotente que está sobre la ley. Debe aplicar la ley a los criminales y proteger a los inocentes. Se sabe ubicar ante los seres humanos, pero no ante los delincuentes.

No se protege la vida de los periodistas, no ha sabido detener los asesinatos, primer deber del Ejecutivo.

No se atiende al problema de los feminicidios, no protegen, las dejan que las asesinen. Y luego llevan investigación de manera desastrosa y equivocada como los casos del Norte. Los ponen en evidencia.

Por todas partes y en todas las líneas encontramos casos lamentables irreparables de la descomposición social.

La luz de lo alto

Los gobiernos del mundo en el momento actual están formados por pragmáticos, y políticos. Toman decisiones puntuales, inmediatistas para casos concretos. No hay sabios que tengan distancia crítica de los hechos concretos. No muestran capacidad de abstracción y reflexión que se mueve en una visión abstracta, de la realidad total, amplia del hombre y el universo.

No manejan los grandes valores y principios, universales e inmutables de la Revelación divina y de la reflexión de los grandes genios como Aristóteles, San Agustín, Pascal, vasco de Quiroga Vasconcelos, Díaz Gamarra, Miguel Hidalgo, Samuel Ruiz …

Se dan casos que hacen dudar de la formación alta, sólida e integral, de la preparación académica de los políticos que los habiliten para resolver casos complejos, difíciles y delicados. Las maneras de abordar los problemas hacen dudar, cuando no se da el tiempo suficiente para estudiar, dialogar las iniciativas cuando no se busca el bien de la nación sino del presidente o de sus seguidores incondicionales.

No han dado prueba de valores, no han dado ejemplo de tener convicciones en un código de ética ni de estar convencidos y de practicar los valores universales, que no prescriben ni pasan de moda. La persona humana como valor primero no tiene la primera importancia ni es una norma para la gestión pública y las medidas concretas. No muestran un pensamiento reflejo y sistemático.

El servidor público es persona pública y todos sus actos están siendo vistos y valorados por el pueblo. No se puede prescindir de su calidad moral, su integridad y sus virtudes. Ahí no pueden llegar personas con un peso de injusticias o con las manos manchadas de sangre. Es fundamental imprescindible su calidad moral basada en un código de ética. Deben ser honestos, intachables, rectos y sinceros.

Es de absoluta importancia en ellos la coherencia y la integridad moral. Es demoledor que, en la gestión actual o en el pasado se encuentren personas de lo peor, grandes criminales. ¿Cómo es posible que un Lozoya sea personaje público? Hay otros que arrastran graves desfalcos y asesinatos como gobernadores de Michoacán o de otros estados y funcionarios públicos que son unas citas, grandes criminales, algunos todavía activos en el gobierno actual, así aquel que hizo que se te lleve el sistema y. se robó una elección presidencial.

El bien de México y su democracia no se pueden construir sino sobre los valores y principios universales y que no prescriben.