Vista panorámica El ser inteligente y libre de la creación no puede vivir como los brutos, por instintos, sin inteligencia en el uso de la libertad, sin Estado de Derecho, sin un código de moral y de verdad. Donald Trump vive sin ley: degeneraciones sexuales, enriquecimiento ventajoso e injusto, soberbia, se cree por encima de la ley, capaz de matar como los israelíes en Gaza. De torturar familias dividiéndolas, de aplastar, de asesinar y mentir para sentirse rey del mundo, como Luzbel. Nuestros políticos mienten, engañan a los sencillos, dan a los problemas, los crímenes y a los fracasos, respuestas falaces. Solucionan los problemas no en la realidad sino en su narrativa, con afirmaciones dogmáticas. Los problemas se arreglan porque ellos lo dicen, en su enajenación. Los dogmas, cuando son palabra de Dios, realizan los que afirman porque se apoyan Dios quien es todopoderoso y la verdad misma. El mismo Trump calumnia a los indocumentados, los toma como criminales, los persigue y se sufrimientos indecibles a ellos y a sus familias. Hacer redadas. Impresionante de fuerza. Fomenta el negocio incontrolado de las armas. La agitación y las protestas sacan a los manifestantes a las calles, crean conflictos entre grupos. Defienden valores históricos y raciales, muy profundos y se exponen a chocar con grupos de adversarios. Hay manifestaciones de patriotismo. Surgen manifestaciones tiránicas, de soberbia y prepotencia, la brutalidad y tiranía de quienes creen tener todo el poder. Sufrimos el despojo los terrenos para hacer negocio contra la ley: no robarás. Se escudan tras de organizaciones y causas de mentira como en la zona federal por los terrenos abandonados. Es absolutamente preocupante la manera de asesinar por razones tan banales, tan absurdas, contra toda justicia y piedad. Actúan con total libertad, no respetan nada: entran en tanta un hogar y asesinan a toda la familia, cinco miembros en el Estado de México. A la vista de todos derraman sangre en el campo y la ciudad, asaltan, asesinan por un celular o un coche, se llevan lo tuyo con descaro. ¿Quién respeta el mandamiento: no matarás, no hurtadas?”, Se apoderan de lo tuyo, sin pena, sin razón real. Mienten a todas luces sin recato y sin pena ni vergüenza. ¿Quién respeta el mandamiento: no levantaras paz ni mentiras? Que engañen a los humildes, a los pobres de Cristo. Los venden por la promesa de un lote, de beneficios materiales. Los compran a cambio de promesas vanas. La luz de lo alto El ser humano tiene sed de ser importante, de grandeza de recibir el reconocimiento de los demás. Sueño con sentirse el más grande en cualquier orden de cosas. Quieren ser autónomos. Tener dignidad y realizarnos como personas no significa hacer lo que nos da la gana y pisotear las leyes, el derecho, la justicia, “porque me gusta, porque soy libre”. El ser humano sueña con ser grande, estar por encima de los demás, llamar la atención. Se quiere sentir único, estar más allá del bien y del mal. Quieren ser grandes, cada vez más grandes, darse todo lo que se les ocurre. Quieren estar por encima del bien y del mal, mostrarse capaces de todo, sin ningún límite. El hombre de hoy, con frecuencia es un ser desquiciado, extraviado, sin los valores y principios que lo hacen y la criatura más digna de la creación. Cree que por su condición de hombre o mujer es el rey de la creación y tiene derecho buscar su diversión, placer o conveniencia con una libertad total, moral y física, infinita. Se cree un dios, siendo una creatura limitada y pecadora, capaz de volverse satánico y sembrar la muerte y la mentira, llevar al caos y al holocausto. El hombre se vuelve ignorante y necio no estudian la riqueza sociocultural, filosófica, religiosa de los sabios de todos los tiempos han estudiado, investigado y plasmado en principios y leyes de sabiduría. Es lo que ha hecho genios brillantes y pueblos muy cultos. Pienso en la Grecia de Pericles y aquella pléyade de filósofos y artistas: Aristóteles, Mirón y loas escultores, Teócrito, Homero, etc. Han perdido la fe en Dios, la llevan como algo viejo, vacío de sentido. No conocen a Dios y el orden perfecto que puso en el universo. Lo hizo un todo ordenado perfectamente. Es admirable el orden perfecto del cosmos todos los seres tienen un lugar y un movimiento ordenado, en una armonía perfecta. En la naturaleza nada está por demás. El mismo orden admirable se establece en el interior de la persona y en la sociedad. Cuando se adhiere al plan de Dios, la persona entra en un orden perfecto. Todo se dirige al punto final de la consumación. Cuando Cristo lleve a la utilización plena su reino. Los criminales y pecadores desconocen a Jesucristo, sabiduría infinita y divina, el sabio más grande de todos los tiempos, el más grande conductor de masas, humilde y sublime, el campeón del amor que desafió a los poderes corruptos de su nación y derramó su sangre con los inocentes y para cambiar el rumbo de la historia.