PROYECTO SECRETO | ¿Quién por encima de la verdad?

Vivimos en un mundo de mentira, de falsedad, de enajenación y engaño. El cielo de nuestro México está lleno de mentiras, hemos creado una cultura de mentira.

Mateo Calvillo paz

El individuo en su sano juicio acepta la verdad como un valor superior, se conforma a ella, es realista, con esto y sincero.

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Ya afirmamos la vez pasada: Lo que la gente siente en su experiencia variada y múltiple va a ras de tierra, avanzando penosamente con los pies bien puestos en la realidad y lo que el presidente sueña, se imagina, desea vuela muy alto desligado de la realidad. No sólo el presidente sufre de esquizofrenia, también la sociedad, somos una sociedad esquizofrénica, afirma la psicóloga Alejandra Morelos.

Vivimos en un mundo de mentira, de falsedad, de enajenación y engaño. El cielo de nuestro México está lleno de mentiras, hemos creado una cultura de mentira.

Ejemplos hay muchos, el partido en el poder mueve a la fiscalía y arremeten contra dos candidatos en el estado de Nuevo León. Violan la prohibición de mezclarse en las elecciones, para ellos no es un crimen. Pero si es un crimen la intromisión del gobernador de Michoacán, según ellos, y lo condenan furiosamente. ¿No advierten su actitud de doblez, el crimen del gobernador de Michoacán no es el mismo que la violación del presidente y de Morena?

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Es conocido y, paradójicamente aceptado, por la sociedad, por un lado y por la clase política y los candidatos, los conductores de campañas ponen otro que la publicidad es pura mentira, palabras bonitas, que agraden a la gente, pero vacías de verdad. Es el juego de cada elección, que todos jugamos, que las mayorías consienten en jugar.

Asistí a un acto de campaña de X partido en el centro de la ciudad y lo vi muy desangelado, desairado. Los grupos de muchachos que hacen la publicidad de los partidos en los semáforos le echan muchas ganas, pero su espectáculo es de risorio y no se ve que apasione a los transeúntes.

Realmente la mayoría siente que las campañas son un juego político, rutinario. Ya no hayan de dónde sacar frases novedosas, brillantes, atractivas que sacudan a la sociedad.

Siguen haciendo promesas, que, la gente sabe, no corresponden a nada. No se si haya promesas creíbles. No sé si haya algún ciudadano que crea todavía, aunque la promesa sea válida y se pronuncie con sinceridad.

La luz de lo alto

En la historia, el Maestro más grande de la historia, encarnación de la verdad divina afirmó: “yo soy la verdad”. El mismo tiene una máxima muy sabia: “la verdad los hará libres”.

El actúo con sano juicio y se sometió a la verdad, jamás faltó a la lógica aristotélica, jamás usó su palabra divina, para torcer la verdad. Fue absolutamente respetuoso.

Él tenía poderes divinos, sin embargo, no cambió la naturaleza de la verdad. Su palabra era poderosa, devolvía la salud, resucitaba muertos, daba órdenes al oleaje crispado y este lo obedecía. Así su palabra devolvió la vida plena a los tullidos, los ciegos, los sordomudos, resucitó a Lázaro y otros.

El presidente está enfermo de ideas mesiánicas, es un iluminado. Se cree que tiene poderes divinos para crear el paraíso en México, ha olvidado que es un simple mortal a quien traicionan la ceguera, necedad, egolatría… Es un mexicano más.

No se conforma a la verdad: traiciona su palabra, se contradice, no acepta la verdad objetiva. Uno trata de entender y ciertamente observa que ha perdido piso, actúa en la enajenación. El presidente se cree dueño de la verdad, de la ley, la Constitución, el ordenamiento de las instituciones, los procedimientos legales, las leyes electorales… Se cree un poder por encima de todo.

Hay una tendencia mundial según la cual la autoridad decide de la verdad y el error, que dependen de su investidura. Es una actitud fácilmente reconocible en Las Mañaneras. También se piensa que la verdad depende de las mayorías, que nace de los consensos como observa sabiamente el Compendio de Doctrina Social De la Iglesia. Así se impone la mayoría de Morena.

¿Qué pasa en la mente, en el psiquismo de quien se cree dueño de la verdad y que la verdad y el bien de una nación dependen de su decisión, “de su dedito”?

Entre otras explicaciones, tiene un problema de mesianismo político y es un iluminado.

Recordamos lo que afirmamos la vez pasada: amamos a México, a los mexicanos los más humildes que los poderosos corruptos vejan y explotan. 

Quienes conservan su sano juicio y su mirada vigilante y y crítica, que son muchos quieren encontrar una solución y actuar inmediatamente.

Es cuestión de ayudar a los hermanos que están enajenados por el populismo, la exaltación fanática y el hechizo enajenante de los líderes. Hay que salirse del hechizo y seducciones satánicas del gran jefe.

Todos los fanáticos y amadores del presidente, sus amigos y consentidos, sus colaboradores deben ayudarlo y, por su bien, volverlo a la realidad, tener una presencia crítica para que acepte la realidad y enfrente los problemas.

Estamos en un momento crucial, cargado de consecuencias decisivas, que pueden ser terribles y mortales. Es momento de hacer verdad la democracia que es alternancia del poder, con nuestro voto no podemos darle al presidente un instrumento fatídico y perverso con la mayoría en la Cámara de Diputados.