PROYECTO SECRETO | Transformación en el vacío

Es insensato pensar, un sueño demente, que la 4t va establecer la patria ideal, que México está “feliz, feliz, feliz”, que no hay corrupción…

Mateo Calvillo Paz

Se nos quiere hacer creer que llegó la gran transformación, pero eso no llega por decreto, porque un mesías lo sueña. Ningún líder puede presentarse como el mesías, el mejor de la historia. La 4t depende de la historia, es la que juzga y del reconocimiento. No se procede en el sentido inverso

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Se puede idealizar la 4t como el tiempo soñado, la realización de la utopía. La llegada del Paraíso, con todos los bienes que sueña el mexicano en su realización plena.

Así soñaron tal vez las transformaciones históricas que esperaron nuestros antepasados mexicanos. Fue necesario poner los pies en la realidad y conquistar, una meta darse cuenta de una realidad de pobreza e injusticia nuevas, en la que había nuevas metas y mucho camino por hacer.

No podemos negar que las transformaciones del pasado, que no son sólo tres, hay otras sumamente importantes como la obra de evangelización y civilización que hicieron los misioneros y algunos españoles buenos fueron etapas importantes, con logros importantes pero que abrían metas nuevas para avanzar históricamente hacia la utopía, la patria ideal.

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Es insensato pensar, un sueño demente, que la 4t va establecer la patria ideal, que México está “bilis, feliz, feliz, feliz”, que no hay corrupción, el presidente es bueno y con el todo el gobierno, los grandes capos narcos, el pueblo bueno. Lo que no se es que va pasar con los villanos de la película, los conservadores, neoliberales, y todos los que ustedes ya saben.

La patria ideal, el bienestar y la virtud de todos los mexicanos es un sueño en la mente ya saben de quien. Tal vez su gabinete, sus seguidores están esperando el advenimiento de la patria escatológica para el sexenio. A lo mejor, los sueños son imperfectos, confusos. En todo caso, los sueños sueños son.

La luz de lo alto

Hay que dejar de soñar, echarse una cubeta de agua fría y abrir los ojos a la realidad. La transformación tal como la presentan los líderes que mandan el país, ‘Ce n´est pas pour demain la veille’, para hoy como dice el refrán francés.

En la fe de Cristo que comparten los católicos, la patria eterna, ideal, va a llegar, es la consumación del Reino. Actualmente estamos en una etapa provisional que trabajar mucho tiempo, avanzar poco a poco, hasta el tiempo fijado por el Padre.

Es hora de ponerse a trabajar intensamente para superar la corrupción, con todas sus mentiras, engaños, obras de polarización con toda la soberbia, prepotencia, intereses no confesados, con toda la maldad que hay en el corazón humano, también en el corazón del Presidente y de los líderes.

La patria ideal no llega automáticamente, fácilmente, gratuitamente. No basta convertirse en ninis o grandes de la tercera edad.

Nadie, absolutamente nadie ni el más grande de los presidentes en el poder para regalar así, la ciudad ideal, Aztlán o Jerusalén.

La patria ideal llega con el trabajo arduo de todos cuando se trabaja el individuo con salud mental, se asume una realidad empobrecida, difícil, en contingencia.

La patria ideal tiene que navegar con muchos mexicanos que no aman a México, que buscan primero sus intereses materialistas y mezquinos.

Un paso fundamental es que el presidente, su gabinete, sus fanáticos, admiradores que no piensan, que todos pongamos los pies en la realidad: que no queramos una patria hecha de regalitos, sino que nos inviten a un gran esfuerzo generoso y valiente, para construir el progreso y el bienestar, el Estado de derecho, el orden moral dando lo mejor de nosotros mismos, hasta la vida con muchos héroes lo han hecho, verdaderos héroes como Hidalgo, Morelos, Francisco I Madero.

Aceptar la realidad es trabajar, la verdad, es un valor, como la justicia, el Bien Común, la libertad.

Necesitamos ser personas de la verdad, lúcidos, sinceros y honestos. No podemos transformar a México, sin la verdad

Verdad es aceptar el aporte de todos los mexicanos, no hay mexicanos simplemente buenos, el pueblo manso. Tampoco hay mexicanos perversos, de entrada.

Nadie tiene derecho de juzgar así a los demás. El mandamiento de Cristo es categórico, “no juzguen y no serán juzgados”. Ningún poder en México tiene la facultad para clasificar a todos los hermanos, todos son seres humanos con grandes cualidades y grandes defectos, capaces de actos sublimes y heroicos y de actitudes mezquinas, falsas, reprobables. Esto sucede con los que son consideradas conservadores, “como antes” y de aquellos que son obedientes al jefe máximo, lo aceptan sin criterio y son sus incondicionales.

La 4t o se construye aceptando la situación crítica y desastrosa en la verdad o es un delirio, un castillo en el aire.