SECRETO A VOCES | Ser, realizarse y nacimiento personal

En las sociedades modernas los vasos comunicantes entre las clases sociales, subclases o segmentos de clase, se han flexibilizado.

Rafael Alfaro Izarraraz

El poder ser no es lo mismo que el “realizarse” o “desarrollarse personalmente” (Arias, 2008). El poder ser al que se refiere Stone no es la realización del ser sino el poder ser, que es distinto. El poder ser implica la ruptura con los dispositivos de poder que se crean al interior de la sociedad con el fin de obstaculizar el poder ser, orientando a mujeres y hombres a la simple realización. El poder ser implica una ruptura, una lucha contra uno mismo, mientras que el realizarse coloca a la existencia de mujeres y hombres en el camino de perderse en el mundo en el sentido de no comprenderlo sino adaptarse a él, son colocados en el solamente “se”.

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Realizarse en la vida es un dispositivo de poder. Es cumplir metas personales y sentir la satisfacción de haber llegado al cumplimiento de lo que cada uno se propone, pero sin que eso signifique ningún desafío pues el realizarse se lleva a cabo en el sentido de lo que establece sociedad jerárquica. Es seguir los modelos de vida, como crecer, ser buena mujer o buen hombre, contar con un trabajo bien pagado, ir a la iglesia los domingos, contar con una profesión universitaria, tener una familia, un auto, casa propia, jubilarse, gozar de una buena pensión (por cierto, cada vez más difícil).

En el pasado las normas regulaban la existencia de estamentos perfectamente establecidos y sin la posibilidad de cambiar de uno a otro y de límites estrechos para moverse dentro del mismo. El Lazarillo de Tormes, en la España del siglo XVI, transita de guía de ciegos y termina como “Pregonero” en la ciudad de Toledo, el empleo más humilde de su tiempo. Las reglas eran muy claras y representaban a una sociedad estática y un débil “ascenso social” (MaCormack, p. 82) .

En las sociedades modernas los vasos comunicantes entre las clases sociales, subclases o segmentos de clase, se han flexibilizado, aunque de fondo el tránsito de una clase a otra se mantiene como en el pasado, pues se va de una clase a otra por lo general solo subjetivamente, salvo excepciones. Se puede transitar de campesino a médico o administrador de empresas multinacionales o ganar un premio de la lotería; sin embargo, eso no cambia el fondo del tema, aunque si produce un impacto personal y crea un ambiente de confianza en un tipo de acciones de las que los grupos subalternos están pendientes no obstante el débil impacto social real.

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El poder ser es un acontecimiento social y único relacionado con la toma de conciencia acerca del mundo que nos rodea y del papel que nosotros deseamos jugar en él. En ese sentido, el “nacimiento personal” sigue al biológico, como lo dice Margarita Castillo una sobreviviente del conocido en México como el Halconazo, en el que jóvenes estudiantes fueron reprimidos por fuerzas del Estado mexicano, en 1971.

“Una cosa es mi nacimiento biológico y otro mi nacimiento personal. El primero no depende de nosotros, pero el otro es en el que uno mismo se gesta, y puede ocurrir en cinco minutos o tardarse cinco años. Cuando estaba en Prepa 1 vivía en una especie de nebulosa, pero llegando a la Escuela de Economía, en 1968, se empezó a condensar y se dio mi nacimiento personal.”

Quien o quienes pueden desarrollar el “poder ser” se colocan más cerca de comprender el orden social críticamente, así como interpretar los objetos significativamente determinados en cuanto a la utilidad y manera de vincularse con las personas. Lo que implica un “nosotros” colectivo distinto al orden de los poderes económicos, políticos, sociales, mediáticos, culturales, etcétera. Los ámbitos comunicantes entre el poder ser, el nosotros y el de la realización es una manera de trascender las esferas que nos inmunizan e impiden el poder ser.

Pero ¿es igual el “poder ser” al “nacimiento personal”? Existen evidentes puntos de coincidencia entre ambos conceptos cuyas fronteras se comparten. La diferencia que subyace entre ambos es el lugar en el que ocurre un acontecimiento y otro. El poder ser es un concepto propio de la filosofía helenoeurocéntrica, mientras que el nacimiento personal es más propicio para designar al poder ser, pero desde una perspectiva de la liberación, por lo que deja de ser “poder ser” para convertirse en un acontecimiento que tiene sus peculiaridades como “nacimiento personal”.

El nacimiento personal es el nacimiento al que conduce la cruda realidad que se vive en las naciones no europeas o afines y que profesan la filosofía occidental y un origen biosocial común, como dispositivo de poder. El nacimiento personal no surge de la filosofía clásica sino de las condiciones de vida de sociedades que viven diversas maneras de opresión nacional y modernas de un colonialismo que ha adoptado un nuevo ropaje, a través de la narrativa de la globalización y universalización del mundo.

Pero este mundo del ser y del poder con el que podemos compartir posiciones no necesariamente se corresponde con el mundo de las naciones periféricas, de aquellas que, aunque incrustadas en la cultura occidental, han bebido de ese conocimiento porque fueron sujetas de actos de conquista. El poder ser, aunque se puede asumir como una postura crítica ante el entorno y pueden observarse ejemplos similares en nuestro mundo, en general, el poder ser ha sido con respecto a nuestra historia, es la figura del conquistador (Dussel, 1999).

Cómo se puede representar ahora esa figura, a través de la influencia de fuerzas invisibles que rigen la conducta de las personas incluidas aquellas que ante los ojos de las personas se puede decir que se han realizado profesionalmente. Puede ser un licenciado en Derecho, un profesional de la comunicación, un arquitecto o profesor de alguno de los niveles educativos de cualquier país o de alguna institución universitaria de nuestras naciones latinoamericanas.

El “nacimiento social” es la combinación entre el nacimiento personal y el compromiso con la segunda independencia de naciones como México.