Alguien de bata blanca le quitó la mascarilla de oxígeno al joven desahuciado por COVID-19; luego respiró por sí solo

Enfrentarse con la muerte es angustiante, comparten sacerdotes que han dado apoyo espiritual a pacientes con COVID-19.

Foto: cortesía semanario Emaús.

Juan Carlos Huante / La Voz de Michoacán

Guanajuato. ¡Fue un milagro!, contó el joven al sacerdote. Nunca reconoció quién le quitó el respirador en dos ocasiones, solo sabe que después de estar al borde de la muerte a causa de COVID-19 ya no necesitó el oxígeno suplementario.

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“El joven me comentó que una persona en bata blanca llegaba y le quitaba la mascarilla de oxígeno, la cual era indispensable para respirar, y que al día siguiente le pasó lo mismo, sin embargo, él comenzó a respirar por sí solo. Me dijo que fue gracias a la oración de su familia, fue un milagro de Dios”, relata el padre Jorge Alberto Juárez, responsable de la Pastoral de la Salud en la diócesis de Irapuato, uno de varios sacerdotes que brindan asistencia espiritual a los enfermos de COVID-19 en diversos hospitales en Irapuato y Salamanca, Guanajuato.

Sacerdote Jorge Alberto Juárez.

Soledad, depresión, ansiedad, inquietud, son sentimientos que experimentan quienes se encuentran luchando contra el virus. “Eso es lo más complicado que he visto en los enfermos”, agrega el religioso que asiste al hospital de Pemex en Salamanca.

Orar por los enfermos y por el personal sanitario, y que más sacerdotes se unan a esta labor, pide Jorge Alberto.

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Es angustiante enfrentarse con la muerte

A su paso por los hospitales se encontró a un amigo de años enfermo de gravedad que al poco tiempo murió; el padre Agustín Rodríguez fue quien comunicó a los deudos que su familiar había fallecido.

“Ha sido una experiencia muy hermosa y al mismo tiempo muy fuerte, no deja uno de experimentar que tiene que enfrentar a la muerte directamente, da un poco de temor, porque sabes que al no tener los cuidados sanitarios correctos te puedes contaminar”, dice el párroco de San Pedro Apóstol, de la ciudad de Irapuato.

Personal del IMSS Irapuato le ayuda a vestirse con la ropa adecuada para no quedar expuesto a la enfermedad, entonces inicia su recorrido por esos pabellones donde las personas se debaten entre la vida y la muerte a causa de un virus que a la fecha no tiene cura definitiva.

Sacerdote Agustín Rodríguez.

“Hay muchas personas que no creen, pero es terrible ver a las personas que ya están entubadas, el dolor y la soledad que ahí se vive y experimenta; es angustiante enfrentarse directamente con la muerte”.

Agustín también asistió a uno de los suyos, un sacerdote contagiado, al que brindó los sacramentos de la indulgencia, la unción de los enfermos y la comunión espiritual. “Se notaba muy agradecido, sin embargo, también fue llamado a la Casa del Padre”, explica el presbítero.

Parece que todo está perdido, pero siempre hay una chispa de esperanza

“Aunque existe el riesgo de contagiarme, soy sacerdote y la razón de mi ordenación fue ofrecer mi vida a Cristo y a su pueblo”, es la convicción del sacerdote Diego Aurelio Barragán, quien visita a enfermos del coronavirus en el Hospital General de Irapuato.

Su experiencia en la primera línea de la lucha contra el COVID-19 le ha permitido comprender de manera directa lo que significa el dolor humano en medio de una crisis sanitaria que ha causado la muerte a casi 800 mil personas y contagiado a más de 22 millones en todo el mundo.

“El hecho de ver a mucha gente con la misma enfermedad, sin tener la propia capacidad para respirar tranquilamente, o gente que se debate entre la vida y la muerte, son sentimientos encontrados, pero sobre todo de esperanza en Dios. Donde desgraciadamente parece que todo está perdido, sigue habiendo una chispa de esperanza que me ayuda a mí como sacerdote a tener plena confianza en Jesús”.

Reconoce con impresión el trabajo intenso de los enfermeros, quienes no descansan a fin de velar por la salud de quienes están bajo su cuidado.

“Cierto que hay doctores que los atienden, pero van ocasionalmente, por eso debemos valorar a las personas que arriesgan su vida por los que están enfermos”.

Cifras que no mienten

Hasta este viernes, México acumuló 549 mil 734 personas contagiadas de COVID-19 y 59 mil 610 muertes a causa de esta enfermedad, de acuerdo con el reporte técnico de la Secretaría de Salud del gobierno federal.

Mientras que el estado de Guanajuato suma 30 mil 196 casos confirmados y mil 839 defunciones. En tanto que Michoacán llegó a los 13 mil 344 enfermos y mil 36 fallecimientos.

Con información del semanario Emaús / Giovanni Hernández, de la diócesis de Irapuato.

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