Con ofrendas, juguetes y dulces, México recuerda a sus angelitos que se adelantaron

Cada primero de noviembre los hogares en México se llenan de alegría y regocijo para recibir a los más pequeños que en algún momento se adelantaron en el camino de la vida.

Foto: EFE.

Redacción / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Cada 1 de noviembre vuelven a casa, al lugar en el que los esperaban con ansías. Las velas que iluminan sus caminos guían a esos pequeños seres que anticiparon su regreso a la eternidad.

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El día de “todos los santos” marca el inicio de una de las tradiciones más queridas de los mexicanos, cuando se reencuentran con quienes se adelantaron en el camino.

En Michoacán de manera muy especial, el 1 de noviembre, es motivo de fiesta y encuentro de familias para honrar a sus fieles difuntos. Este año, aún y con una contingencia que obliga a que las cosas sean distintas, no será la excepción. Los rezos quizá se escucharán menos por el uso de cubrebocas, pero será con la mayor intensidad y desde lo más profundo de sus corazones.

Según la tradición, los pequeños llegan este día y el motivo de esto es porque las almas de los niños aún tienen mucha energía, corren tanto que se adelantan en el camino de regreso a casa con el fin de convivir con sus seres queridos una vez más. 

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Esta fecha es una festividad que se celebra en México y en países de América Central (aunque con menor impacto), así como en muchas comunidades de los Estados Unidos, donde todavía existe una gran población mexicana. De hecho, en 2008 la UNESCO declaró la festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de México.

Olor de las flores de cempasúchil, velas e incienso, abren paso en Tzintzuntzan

En algunos municipios de Michoacán, como Tzintzuntzan, el olor de las flores de cempasúchil, el del incienso, el humo de las veladoras, la leña, así como el aroma de la preparación de la cocina tradicional que se ofrenda a los muertos, son un distintivo en esta celebración para recordar a los más pequeños que se nos adelantaron.

La velación de los angelitos tiene lugar en los cementerios y casas, en honor a quienes murieron cuando eran niños o quienes fallecieron sin haberse casado. Esta ceremonia se efectúa principalmente al amanecer del 1 de noviembre, aunque en Tzintzuntzan el rito inicia el 31 de octubre.

Desde anoche y a pesar de que está prohibido por la contingencia sanitaria, sonaron las bandas de viento en los panteones, donde hombres, mujeres y niños recordaban a sus pequeños que se les adelantaron.

Si el angelito murió en el transcurso del último año, la tradición local dicta que los padrinos de bautizo deben llevar una ofrenda, que consiste en comida, ores y bebida, a la casa de los papás.

Posteriormente, padres y padrinos llevan otra ofrenda hasta el sepulcro, donde velan toda la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre.

Sin cementerios

Nunca antes las tradicionales ofrendas en las casas habían cobrado tanta importancia. Y es que en este 2020, que todo lo ha trastocado, las familias no podrán entrar en los cementerios, fecha en que visitan a sus difuntos y muchas se quedan a dormir, a comer o a celebrar con música incluida.

Este año la pandemia pudo más que la arraigada tradición y las autoridades decretaron el cierre de los panteones ante el riesgo de rebrotes de la covid-19, una enfermedad que se ha llevado la vida de más de 90.000 mexicanos.

Dicta la tradición que el intenso color naranja de estas flores guiará a las almas durante su visita al mundo de los vivos.

Un niño menor de 15 años muere cada cinco segundos en el mundo: ONU

Se calcula que 6,3 millones de niños menores de 15 años murieron en 2017 por causas en su mayoría prevenibles, según las nuevas estimaciones de mortalidad publicadas por UNICEF, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la División de Población de las Naciones Unidas y el Grupo del Banco Mundial. Esta cifra representa la muerte de un niño cada 5 segundos.

La gran mayoría de estas muertes –5,4 millones– ocurren en los primeros cinco años de vida, y alrededor de la mitad son de recién nacidos.

“Si no se toman medidas urgentes, 56 millones de niños y niñas menores de cinco años morirán de aquí a 2030, la mitad de ellos recién nacidos”, dijo Laurence Chandy, Director de Datos, Investigaciones y Políticas de UNICEF.

A pesar de los progresos notables que henos logrado desde 1990, millones de niños siguen muriendo simplemente debido a su identidad o al lugar donde han nacido. Con soluciones sencillas como medicamentos, agua potable, electricidad y vacunas podemos cambiar esa realidad para todos los niños”.

A escala mundial, la mitad de todas las muertes de menores de cinco años que se produjeron en 2017 ocurrieron en África subsahariana, y otro 30% en Asia meridional. En África subsahariana, 1 de cada 13 niños muere antes de cumplir cinco años. En los países de altos ingresos, esa cifra era de 1 de cada 185.

“Millones de bebés y de niños no deberían seguir muriendo cada año por falta de acceso al agua, el saneamiento, la nutrición adecuada o los servicios básicos de salud”, dijo la Dra. Princess Nono Simelela, Subdirectora General de Salud de la Familia, la Mujer y el Niño de la OMS. “Debemos dar prioridad a la tarea de proporcionar a todos los niños acceso universal a servicios de salud de calidad, especialmente en el momento del nacimiento y durante los primeros años de vida, a fin de darles la mejor oportunidad posible de sobrevivir y prosperar”.

La mayoría de los niños menores de 5 años mueren por causas que se pueden evitar o tratar, como complicaciones durante el parto, neumonía, diarrea, sepsis neonatal y paludismo. En comparación, las lesiones son una causa más importante de mortalidad entre los niños de 5 a 14 años, especialmente por casos de ahogamiento y vinculados al tráfico vial. Dentro de este grupo de edad también existen diferencias regionales, ya que el riesgo que corre un niño de morir en África subsahariana es 15 veces mayor que en Europa.

Mortalidad infantil: ¿qué podemos hacer?

Aunque la mortalidad infantil es una asignatura pendiente a escala global con muchos actores implicados, lo cierto es que, a una escala más local, existen soluciones muy sencillas para acabar con ella. 

La tasa de mortalidad en menores de 5 años es un indicador estadístico de la probabilidad de que un niño fallezca entre su nacimiento y los 5 años de edad. Se expresa en 1 por mil (‰), es decir, en la décima parte de un porcentaje (1% = 0,1 ‰). De este modo es un promedio que indica, por ejemplo, que por cada 1.000 nacimientos en Kenia, 121 niños fallecen antes de los 5 años de edad.

Este indicador posee importantes ventajas comparativas para la evaluación del impacto de las acciones en el bienestar y la supervivencia de los niños. Es un indicador del desarrollo de los resultados asistenciales y de los de la acción mundial enfocada en diversas actividades (inmunización, agua potable, salud materna, nutrición…).

Causas de mortalidad infantil

De acuerdo a la La mortalidad infantil tiene 6 causas principales:

  • Neumonía (19%),
  • Diarrea(17%),
  • Nacimiento prematuro (10%),
  • Infecciones neonatales (10%),
  • Malaria (8%)
  • Falta de oxígeno al nacer (8%).

Diversas causas se combinan y aumentan la mortalidad infantil, pero en particular la desnutrición, combinada con otros factores, es responsable del 50% de las muertes infantiles en todo el mundo.

Soluciones para la mortalidad infantil

La mortalidad infantil puede prevenirse si los gobiernos decidieran priorizar las políticas a favor de los niños en sus presupuestos nacionales.
Intervenciones sencillas pueden lograr reducir la mortalidad infantil de forma significativa, como por ejemplo:

  • La mejora de la nutrición de los niños;
  • La mejora de la salud materna;
  • La disminución del impacto del VIH, la malaria y otras enfermedades;
  • El agua potable y las condiciones de salubridad.