Cárceles de máxima seguridad aún son útiles, lo inseguro es el personal: especialista

Pese a sus 30 años de operación, los Ceferesos del Altiplano, Puente Grande y Matamoros son útiles si se les hacen mejoras

Redacción / La Voz de Michoacán

Ciudad de México. Pese a contar con casi 30 años de operación, los Centros Federales de Readaptación Social (Ceferesos) del Altiplano, Puente Grande y Matamoros, son instalaciones útiles si reciben el mantenimiento adecuado, afirmó el penitenciarista José Luis Mussi.

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El especialista, quien participó en el diseño y operación de los llamados “penales de máxima seguridad”, indicó que las autoridades federales deben explicar las causas que llevaron a cierre de Cefereso número 2, Occidente, de Puente Grande, Jalisco.

“Si bien es cierto que ya tenía sus defectos por carencia de mantenimiento, peor está Almoloya, que es el 1, es la peor en cuanto a mantenimiento, a conservación, en cuanto a vejez… ahí lo que se requería es meterles una lanota y dejarlas como nuevas, porque son cárceles muy seguras, la inseguridad fue siempre el personal”, comentó Mussi.

El especialista participó en el diseño de las tres primeras prisiones federales de máxima seguridad, y en la administración pasada fue Comisionado de Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social (OADPRS), con Manuel Mondragón como titular de la entonces Secretaría de Seguridad Pública.

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Mussi indicó que en la presente administración se cerraron también las cinco prisiones federales que se ubicaban en el complejo penitenciario de las Islas Marías, por lo que, con el cierre de Puente Grande, quedan operando 15 prisiones de este tipo.

Este lunes se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el acuerdo del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, con el que se determinó el cierre definitivo del Cefereso 2 Occidente.

Islas Marías.

Mussi recordó que la primera directora de este penal fue Celina Oseguera Parra, quien era responsable de los penales federales en 2014, cuando el narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán se fugó por segunda ocasión de un Cefereso, en esa ocasión del Altiplano.

Su primera fuga fue en enero de 2001, cuando el líder del Cártel del Pacífico logró escapar de Puente Grande, oculto, según la versión oficial, en un carro de lavandería, aunque versiones periodísticas señalan contubernio de funcionarios al interior del penal y en altas esferas de gobierno para facilitar la fuga del narcotraficante.