#TeExplicamos | Me Too: ¿Por qué surge este movimiento y qué sigue?

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Valentina Ramírez / La Voz de Michoacán

México. La situación que se desarrolló en los últimos días alrededor de los temas de denuncia, acoso sexual y feminismo creó una compleja ola de diálogo y de cuestionamientos sobre ¿qué sigue para las víctimas y los presuntos agresores? Y ¿cómo es que se dio este fenómeno? Aunque la conversación pública se sigue desarrollando, han surgido algunos intentos de responder a estas dudas.

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Las palabras “gaslighting”, “revictimización” y “escrache” dominaron en los últimos días las conversaciones sobre feminismo, acoso y violencia sexual. El #MeToo, movimiento comenzado hace casi tres años en Estados Unidos, ha crecido y mutado de distintas maneras en América Latina y el mundo. Ahora, cobra una nueva forma, al estar relacionado en el aparente suicidio del músico Armando Vega Gil, quien fue acusado del abuso sexual de una mujer cuando esta tenía 13 años. La acusación fue hecha de manera anónima a través de la cuenta de Twitter @MeTooMusicosMexicanos.

El movimiento Me Too, cuyo nombre se traduce a “Yo También”, surgió como campaña de concientización acerca de la prevalencia y cotidianidad con la que las mujeres se enfrentan al acoso callejero, al abuso sexual y a la discriminación. Con historias sobre cómo fueron rechazadas de un trabajo por estar embarazadas, hasta casos de acoso desde la infancia, el movimiento se centró en mostrar ejemplos de las violencias machistas a las que se enfrentan las mujeres.

¿Cómo resolver estas situaciones?

Cabe señalar que a diferencia de otras olas del Me Too, en este caso ha habido una respuesta en general positiva y abierta a escuchar a las víctimas, pues incluso han comenzado a haber despidos de aquellos que fueron señalados por una gran cantidad de personas. Muchos hombres, incluidos los señalados por el movimiento, han respondido con interés de resolver la situación de la mejor manera posible, sin embargo, a través de redes sociales y otros espacios surge la duda de ¿Cómo pueden responder los hombres ante estas acusaciones, y qué deben de hacer si apoyan el movimiento, pero fueron denunciados?

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La respuesta de Armando Vega Gil fue aparentemente el suicidio, al verse confrontado con una situación que afectaría su carrera permanentemente. En un mensaje publicado a través de su cuenta de Twitter señala que reconoce la importancia del movimiento, y no pretende desprestigiarlo. Sin embargo, la drástica decisión tomada por Vega Gil impide que se pueda continuar la conversación sobre su caso de manera imparcial. Entonces, en la conversación pública surge la pregunta: ¿Era esta la única opción que tenía el músico para enfrentarse a estas acusaciones, fuesen o no fuesen ciertas?

Escapando de la Revictimización

A través del Me Too, muchas mujeres comenzaron a decir abiertamente los nombres de acosadores que nunca habían nombrado. Las razones de por qué habían tardado incluso décadas en denunciarlos tenían que ver con diversas problemáticas, algunas señalaban que no fue sino hasta que creció el movimiento que se hicieron conscientes de que lo que vivieron fue abuso. Otras explicaron que tenían miedo de ser castigadas de alguna forma por sus agresores, en especial por aquellos con poder. Otras más señalaron que las formas de abuso a las que se enfrentaron fueron tan traumáticas, que no habían podido aceptar que sucedieron sino hasta que recibieron apoyo de otras mujeres.

De esta forma, surgieron hombres que habían recibido decenas de acusaciones, como Bill Cosby, y Harvey Weinstein. Ambos se enfrentaron a juicios por las denuncias de algunas de sus víctimas. Ambos fueron sentenciados como culpables. No todas sus víctimas los denunciaron, pero las que lo hicieron marcaron una diferencia en este tema.

Sin embargo, para muchas mujeres denunciar a sus agresores fue casi imposible, para otras, la agresión fue hace tanto tiempo que no esperan que el agresor sea castigado y participan en la denuncia pública como forma de llamar la atención sobre una problemática.

Mujeres víctimas de acoso y violencia señalaron como las autoridades han demostrado en los últimos meses su poca atención a estas problemáticas, como con las numerosas denuncias que se hicieron en la ciudad de México sobre agresiones e intentos de secuestro, problemas a los que incluso se han enfrentado mujeres en Morelia y Michoacán.

Muchas mujeres buscan el anonimato para evitar la revictimización, concepto que surgió para explicar la actitud de la sociedad cuando esta señala como culpable de su agresión a la misma víctima. Esto sucede en aquellos casos donde se sabe que el abuso ocurrió, pero quienes no creen en la víctima tratan de reinterpretar los hechos de manera en que no sea aparente la injusticia. Las violaciones son el principal ejemplo de agresiones que la sociedad justifica, con frases comunes como “ella se lo buscó” y señalamientos sobre la ropa de las mujeres o su relación sentimental con los agresores.

Manipulación y negligencia en México

Con respecto a México, el movimiento tuvo un nuevo aire cuando comenzaron a hacerse denuncias bajo el hashtag #MeTooEscritoresMexicanos, donde numerosas mujeres denunciaron a escritores nacionales como Herson Barona y Román Sansores de acoso, agresiones sexuales, y de manipulación psicológica. Para referirse a esto último utilizaron el termino en inglés “gaslighting”, el cual describe en particular la manipulación psicológica que comete un agresor para convencer a una víctima de que su percepción del abuso es falsa.

Del movimiento sobre literatos se derivaron más y más, y crecieron los hashtags específicos sobre cada ámbito profesional, como el del periodismo, el del cine y el de la música.

En todos, las cuentas de twitter que recopilaban y daban espacio a las denuncias públicas de agresiones ofrecían la opción de que las víctimas denunciasen de manera anónima.

El uso de este tipo de estrategias trata de servir como respuesta a las problemáticas a las que se enfrentan las mujeres que han sido violentadas, como el miedo a que su agresor las dañe aún más si denuncian (muchas han reportado amenazas cuando se acercan a la autoridad), otras se han enfrentado a la negligencia y maltrato por parte de la misma policía o abogados, otras más cuentan experiencias terribles dónde la búsqueda de justicia se vuelve eterna y con miles de trabas.

El riesgo del escrache

De este tipo de denuncias surgió lo que se conoce como escrache, que son los señalamientos masivos sobre una persona con la intención de señalar actos de corrupción u otros delitos. Se asocia con las palabras en inglés de “scratch”, que se traduce a rasguñar, o posiblemente con palabras similares del francés o el italiano que se relacionan con los conceptos del “escarnio”, de “destruir” y de “estar indignado”, entre otros, acorde con Mexico.com

Es en este contexto en el que se dan las denuncias masivas y anónimas del Me Too. Sin embargo, la facilidad con la que una persona puede incorporarse al movimiento y hacer públicas sus propias denuncias ha sido señalado por muchos como un riesgo, y una posible violación a la presunción de inocencia. Algunas de las cuentas de Twitter que están haciendo la labor de recopilar las denuncias tienen ciertos lineamientos, como evitar compartir denuncias de perfiles recientemente creados y que no tengan información de la supuesta usuaria, para evitar amplificar el mensaje de perfiles falsos. Sin embargo, muchas de las otras cuentas del Me Too comparten todas las denuncias.

Aunque el número de denuncias falsas es extremadamente bajo, pues según algunos análisis sólo constituyen el 0.01% de todas las denuncias penales, en el espacio virtual y a través del anonimato podrían aumentar su cantidad.

Más allá de la denuncia pública

Han surgido distintas propuestas para enfrentar esta problemática, las cuales motivan tanto a las víctimas como a los hombres señalados a buscar la solución por la vía legal a través del apoyo de instituciones que manejen los casos con perspectiva de género, como las secretarías e institutos de la mujer, y el apoyo de las comisiones de Derechos Humanos. Llevar las denuncias al nivel penal, además, permite esclarecer los pocos casos que son en realidad falsos.

A pesar de lo que señalabamos acerca de los casos que exhiben la falta de atención de parte de las autoridades cuando una mujer se acerca a denunciar a su agresor, distintas activistas han insistido en el valor de la denuncia, pues se convierte en una estrategia de presión a las autoridades, incluso cuando estas actúan de manera negligente.

El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), dentro del marco del movimiento del Me Too, pidió a las víctimas que denuncien ante las autoridades, para así promover que estos hechos sean investigados, sancionados, se repare el daño causado y no se vuelvan a repetir, para así evitar la impunidad.

Hablando en entrevista con La Voz de Michoacán, la doctora en filosofía Rubí de María Gómez Campos señala la importancia de la educación y reeducación de la sociedad para lograr cambios de raíz.

Los hombres tienen que jugar un papel más activo en la lucha contra la discriminación sexista, de la misma manera en que lo hacen respecto al racismo y el clasismo. Esto significa tener un trato adecuado hacia las mujeres, un trato respetuoso e igualitario. Tienen que construir nuevas formas de relacionarse sin apoyarse en estereotipos de género, asumiendo como propias las ofensas y degradaciones cotidianas en el trato con otros varones, esto es, poniéndolos en cuestión y defendiendo la posición de las mujeres”, señala la doctora.

Se trata de construir una sociedad en la que ambos definamos nuevos valores más convenientes y menos injustos. Finalmente creo que los hombres que verdaderamente quieran dejar de ser acosadores tienen que aprender, tomar cursos de relaciones humanas con perspectiva de género, leer lo que puedan sobre feminismo; hablar, platicar, preguntarles a las mujeres de su entorno. Creo que ellos deberían (todavía pueden hacerlo) haber tomado la iniciativa de confesar públicamente sus errores, con humildad y verdadera vergüenza. Esto tal vez permitiría comenzar a dialogar y con ello aprender a distinguir las formas válidas de seducción de lo que es el acoso”.

Es importante reconocer el movimiento de denuncias masivas y anónimas como un movimiento de concientización, y no como un proceso penal, sin embargo, para muchas mujeres ha sido la única opción ante un sistema de justicia que las ha hecho sentir abandonadas.

La muerte de Vega Gil despertó un diálogo profundo y necesario, pero no se debe olvidar que el suicidio es un síntoma de problemáticas complejas, y que no se puede aislar a un solo factor.