Magia que no reconocieron de Michoacán

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Foto: Twitter. Aspiraban a convertirse en pueblos mágicos reconocidos por la Secretaría de Turismo federal.

Christian Fuentes / La Voz de Michoacán

 

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Michoacán. Chilchota, Paracho, Tingambato y la tenencia de Capula, en Morelia, aspiraban a convertirse en pueblos mágicos reconocidos por la Secretaría de Turismo federal, sin embargo, se quedaron en el camino. El primero se quedó a cinco lugares de que obtuviera el certificado, una vez que se hizo la lista de lugares que cuentan con atributos simbólicos.

Michoacán cuenta con ocho asentamientos que cuentan con esta denominación. El primero fue Pátzcuaro, mismo que fue el segundo en el país en obtenerla. Asimismo, se encuentran Tzintzuntzan, Cuitzeo, Santa Clara del Cobre, Tlalpujahua, Angangueo y Jiquilpan, todos ellos, con características con manifestaciones socio culturales únicas en el país.

Chilchota

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El municipio, entre Carapan y Los Nogales, enclavado en la “Cañada de los once pueblos” es considerado un asentamiento que, según los historiadores, quedó constituida la “República de Indios”. Fue en 1831 cuando es erigida como municipalidad.

El municipio está conformado por más de 35 mil habitantes distribuidas en sus 22 localidades entre las que destacan Ichán, Huáncito, Zopoco, Acachuén, Tacuro, Tanaquillo y Urén. En todos ellos, las artesanías y la formación de agrupaciones musicales es una de sus características.

Su respeto a las tradiciones religiosas se ha convertido en uno de sus principaes motivo de fiesta. La agricultura y ganadería son sus principales actividades económicas. Cuentan con monumentos históricos y arqueológicos, entre ellas las zonas en Parachico y Cierro Viejo.

Paracho

Municipio enclavado en la meseta purépecha, con una amplia riqueza en tradiciones y artesanías, principalmente destaca la guitarra, así como artículos de madera. La gastronomía también es una de las características significativas de este municipio localizado entre Cherán, Chilchota, Nahuatzen y Uruapan. Cuenta con más de 15 mil habitantes distribuidas en decenas de localidades entre las que destacan Ahuirán, Nurio, Pomacuarán y Aranza, en donde sus principales actividades son la agricultura y la explotación forestal.

Paracho es considerada la capital mundial de la guitarra. La música indgena como las pirekuas y la música de viento literalmente “nacieron” en esta región, de donde han surgido compositores de la talla de Jesús Valerio Sosa.

La riqueza de Paracho además también es por sus fiestas, danzas y tradiciones, así como sus monumentos históricos, que se ubican en sus localidades. En 1831 también recibe el reconocimiento como municipalidad y uno de los hechos que lo han marcado fue el récord por el ensamble de guitarras más grande del continente americano que se superó en el 2016.

Tingambato

Enclavo entre los municipios de Uruapan y Pátzcuaro, es una localidad que tiene entre sus virtudes haber formado parte del antiguo imperio purépecha.  Cuenta con una población de más de 15 mil habitantes y sus antecedentes se remontan al año 1300.

Según especialistas, se trata de un centro ceremonial de gran importancia durante el reinado de los tarascos. Los vestigios de aquellas épocas aún sobreviven en los montículos en forma regular en las inmediaciones del poblado.

Fue hasta 1877 cuando recibió el rango de municipio. Sus tradiciones e historia hacen de Tingambato uno de los lugares con mayor arraigo en las celebraciones religiosas dedicadas a San Antonio de Padua, Santiago, Cristo Redentor y San Isidro Labrador.

Sus bordados en punto de cruz, guanengos, blusas y mantelería así como sus muebles rústicos,  son también característicos de este poblado enclavado en la meseta.

Capula

Tenencia de la capital michoacana con una población de casi 5 mil habitantes, es un pueblo que es ubicado inmediatamente por el uso de la alfarería, así como por la fabricación de las tradicionales catrinas. Fue apenas hace unos meses que comenzaron a realizar trabajos intensos para mejorar la imagen de la localidad en donde también se veneran a santos como San Francisco de Asís, San Agustín, San Ignacio de Loyola y Santo Domingo.

En la tenencia moreliana sobresalen las viviendas construidas a base de adobe, madera y teja. En el poblado hay un templo construido en el siglo XVI.