Si estás inconforme con la política, anular tu voto o ser abstencionista en realidad no sirve de nada

Hay quienes, ante su desacuerdo con la política, anulan su voto o no acuden a la casilla, pero en México no tiene mayores repercusiones

Jorge Ávila / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. El próximo domingo, los mexicanos participaremos en los comicios más grandes en la historia del país por la cantidad de cargos de elección popular que están en juego. Pese a que tanto fuerzas políticas como medios de comunicación y organizaciones empresariales y sociales han reiterado el llamado a ejercer el derecho al voto, hay quienes, por diversas razones, prefieren abstenerse, o bien acuden a su casilla pero anulan el voto.

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De acuerdo con el cuadernillo de consulta sobre votos válidos y votos nulos para la Sesión Especial de Cómputos 2010-2021, los votos pueden considerarse como nulos en estos casos:

  1. Cuando el elector emplea una o varias marcas, tales como cruces o líneas paralelas, que abarcan la totalidad o gran parte de la boleta.
  2. La boleta presenta una ruptura, ya que impide conocer la verdadera intención del elector.
  3. Si hay marcas en recuadros de partidos políticos que no conforman ninguna coalición.

A pesar de no tener un peso real en el desenlace de las elecciones, el voto nulo en México se ha incrementado entre las dos últimas elecciones presidenciales, pasando de 1.2 millones en 2012 a 1.6 millones en 2018, según cifras del Instituto Nacional Electoral (INE).

EL DESTINO DE LOS VOTOS NULOS

Una vez que los funcionarios de casilla, con la anuencia de los representantes de los partidos, determinan que un voto está afectado de nulidad, se surten tres tipos de efectos jurídicos:

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El primero de ellos consiste precisamente en privarlo de efectos, por lo que no se contabiliza a favor de ningún candidato.

El segundo efecto es el que se relaciona con la posibilidad de que se realice un nuevo cómputo de los votos recibidos en todo el distrito electoral correspondiente, pero sólo cuando el número de votos nulos sea mayor a la diferencia de sufragios entre los candidatos ubicados en el primero y segundo lugares en votación.

En el caso de abstenerse y no acudir a votar, no influye en ningún tipo de efecto jurídico, ya que el sufragio es un derecho que se ejerce para integrar órganos del Estado de elección popular. Es decir, a diferencia del voto nulo, el cual es un sufragio que se contabiliza e influye en el registro de la fuerza política menos favorecida, la abstención no tiene ningún efecto.

Sin embargo, anular el voto y el voto nulo no son necesariamente lo mismo. Según estipula la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, los votos nulos son aquellos que se depositan en la urna sin haber marcado ningún cuadro de partido o candidato o si el elector marca dos o más partidos que no van en coalición. Pero hay otra posibilidad: la acción de anular el voto de manera intencional.

Así, un voto nulo es votar de manera incorrecta, puede ser accidental o por desconocimiento del votante, quien comete un error a la hora de escribir sobre la boleta, y es la razón por la que personas con alguna discapacidad o adultos mayores pueden ser acompañados por un familiar o ser apoyados por un funcionario de casilla, cuidando que no se coaccione al elector.

Por otro lado, anular el voto es una acción deliberada para que el voto no cuente. Por ejemplo dejando la boleta en blanco, escribiendo leyendas o tachando y rayando toda la boleta. De esta forma un ciudadano busca expresar que no está de acuerdo con ninguna propuesta ni con el sistema electoral. Aunque en México esa acción no repercute a la hora de definir un ganador, salvo en el caso ya mencionado.

ANULAR EL VOTO ¿SIRVE DE ALGO?

Un voto anulado intencionalmente, a la hora del escrutinio, ¿realmente deja ver un mensaje de desaprobación hacia los candidatos o el sistema político?

Los votos anulados por error, de forma intencional, y las boletas en blanco también se cuentan el día de la elección y forman parte de la votación total emitida, que incluye a todas las boletas que entran en las urnas, y de igual forma, en el acta, quedan consignados los votos válidos y a favor de quién se emitieron, así como los nulos y las boletas restantes. Esto es con el fin de que, al hacer la sumatoria, coincida con el número de folios destinados a esa casilla.

Sin embargo, a efectos de conteo, sólo se consideran los votos válidos para definir quiénes serán los candidatos ganadores. Incluso en el escenario hipotético de que hubiera más votos nulos que válidos, aún así habría ganadores de los cargos públicos.

En términos prácticos e inmediatos, el único efecto de los votos nulos es que si esa cifra es mayor a la diferencia entre los candidatos ubicados en el primero y segundo lugar, es decir, si el candidato A logró 100 votos y el B obtuvo 80, pero los votos nulos son 50, entonces se tendría que hacer un nuevo conteo.

En las elecciones presidenciales de 2018, el INE registró más de 56 millones de votos. De esos, cerca de 1.6 millones fueron nulos, ya sea de forma accidental o intencional. Esto equivale al 2.7 por ciento del total de los votos emitidos.

Mientras, en 2012, un millón 191 mil 057 votos fueron nulos, lo que representó el 2.42 por ciento del total de los votos emitidos.

En encuestas realizadas a lo largo del proceso electoral, aunque muchas personas tienen definida su intención del voto, otras tantas señalan que no hay incentivos para decidir votar. Pero anular el voto de forma intencional o simplemente no acudir a las urnas también puede tener consecuencias o crear una “distorsión”.

Este efecto es la distorsión de la representación real, ya que el abstencionismo y los votos nulos impiden saber realmente a quién apoya el grueso de la población, y por eso los resultados de las urnas suelen parecer artificiales. En otras palabras, aunque los resultados de la votación sean favorables para un candidato, no significa que sea esa persona quien realmente cuenta con el apoyo mayoritario de la ciudadanía.

La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales dice que la votación total emitida es la suma de todos los votos depositados en las urnas. Pero si se le restan los votos nulos, se obtiene la votación válida emitida.

La votación válida emitida es muy importante, porque no sólo sirve para que un candidato ocupe un cargo. También determina si los partidos mantienen su registro y son parte del cálculo con el que se determina el financiamiento público que cada partido obtendrá.

CON TODO Y ABSTENCIONISMO, ALGUIEN GANA

No presentarse a votar, es decir, el abstencionismo electoral, se da cuando, sin una causa justificada, descuido o apatía, las personas deciden no participar en las elecciones.

Este es un fenómeno con alta prevalencia en el país, de acuerdo con expertos es una voluntad de rechazo del sistema político, de la convocatoria electoral o de no identificación con ninguno de los líderes o los programas políticos en competencia.

En 2019 se intentó la aprobación de una ley para sancionar a las personas que se abstuvieran de ejercer sus derechos electorales, como ir a votar, pero no fue aprobada.

La ausencia de los votantes en las casillas disminuye la legitimidad de los comicios, ya que el total de los votos se vuelve un porcentaje más bajo de la población total, creando una distorsión entre los resultados y el verdadero sentir de los electores. Además, aumenta el escepticismo de la población hacia el proceso electoral y su propio papel en el mismo.

En ese sentido, Leonardo Duque Roquero, académico de la Facultad de Derecho de la UNAM y experto en temas electorales, señaló para el portal de divulgación de la casa de estudios que el voto nulo no tiene peso en las elecciones, anulando solamente al votante que lo emite. Y es que, mientras en otros países una cantidad significativa de votos nulos o “de protesta” puede llevar a que se realicen de nuevo las elecciones, incluso con otros candidatos, en nuestro país esto no está contemplado en la legislación.

Por lo tanto, si el lector piensa que un candidato de su preferencia no tiene posibilidad de ganar en las elecciones, o si no siente una preferencia por ninguno, el voto por el partido que mejor representa sus preferencias permite que éste pueda acceder al financiamiento que se reparte a los partidos en función de cuántos votos recibieron durante la jornada electoral, las llamadas prerrogativas, por lo que se recomienda emitir un voto informado antes de optar por la anulación.

Por todo lo anterior, lo más recomendable es conocer todas las propuestas, el historial de los candidatos, así como la conformación de las planillas y, a partir de ahí, tomar la mejor decisión según los intereses y postura política del elector, pues al final si el voto se anula o se incurre en el abstencionismo, de todos modos alguien tiene que ser declarado ganador.