Científicos descubren por qué hay distintos tipos de arrecifes

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 El nivel del mar y el desplazamiento vertical del suelo marino son dos factores fundamentales para formación y variedad de los arrecifes de coral, reveló un estudio encabezado por Paul Blanchon, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.

Con su alumna de doctorado Marian Granados Corea y otros siete autores de Australia, España y Reino Unido, Blanchon —adscrito a la Unidad de Sistemas Arrecifales del ICLyM en Puerto Morelos, Quintana Roo— identificó la primera transición entre los tipos de arrecife de costa y de barrera, ocurrido hace aproximadamente 16 mil años en Tahití.

Los resultados de su investigación se publicaron en la revista Scientific Reports.

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Se trata de un estudio precursor sobre las formaciones arrecifales realizado por Charles Darwin en 1842, después de su viaje en el barco HMS Beagle.

“En aquel año publicó una teoría en la que sugería que los tres tipos de arrecifes —costeros, barrera y atolones— se forman secuencialmente conforme se hunden las islas volcánicas en las que crecen, debido a la subsidencia de la corteza oceánica. El mecanismo que él propuso fue el simple crecimiento arrecifal vertical”, explicó.

Aunque la hipótesis del naturalista inglés fue bien recibida en su época y le valió que le otorgaran en 1853 la Royal Medal de la Royal Society de Londres, hubo un factor que desconocía: los ciclos del nivel del mar y su influencia en esas formaciones.

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“La hipótesis de Darwin fue propuesta en un tiempo en que el clima de la Edad de Hielo y los ciclos en el nivel del mar, que han dominado los últimos dos millones de años, eran desconocidos. En lugar de responder a una subsidencia lenta y a un único aumento en el nivel del mar, como él sugirió, los arrecifes habían estado sujetos a repetidos aumentos y descensos del nivel del mar durante sucesivos ciclos”, detalló.

Blanchon comentó que si los arrecifes respondieran a las oscilaciones con crecimiento vertical, se hubiese desarrollado uno nuevo en cada ciclo; entonces se producirían muchos de ellos alrededor de la misma isla, en lugar de una secuencia arrecife barreracosteroatolón, como ocurre.

En busca de respuestas para relacionar el crecimiento de los arrecifes con los ciclos del nivel del mar, Blanchon y sus colaboradores estudiaron núcleos de arrecifes antiguos de Tahití e identificaron la primera transición entre los tipos de arrecife de costa y de barrera.

Encontramos que al final del estadio glacial, hace aproximadamente 16 mil años, Tahití tenía arrecifes costeros estrechos que eran fuertemente afectados por los sedimentos costeros.

Este exceso de sedimento excluía a corales constructores de arrecifes, como los Acropóridos, y los reemplazaba por corales de crecimiento más lento, pero tolerantes al sedimento.

El resultado fue que los arrecifes costeros crecieron más lentamente y no podían compensar la subida rápida del nivel del mar. Así, en vez de desarrollarse verticalmente, como Darwin propuso, quedaron atrapados a lo largo de la costa y únicamente pudieron sobrevivir al subir la pendiente conforme se incrementó el nivel del mar.

El vestigio de Tahití muestra que el retraimiento pendiente arriba del arrecife costero continuó durante unos 14 mil años, cuando se alcanzó el borde externo de una amplia plataforma arrecifal formada durante el ciclo interglacial previo.

Conforme el nivel inundó la plataforma creó una amplia laguna detrás del arrecife que, protegida de las olas, atrapó el sedimento aportado por los ríos y el oleaje de tormentas, liberándolo de la carga de sedimento costero.