¿Te encantaron las uñas de gel que te hiciste, pero crees que no van a durarte? Aunque esto puede pasar por diferentes motivos, como los productos que utilizaste o la técnica de aplicación, existen ciertas cosas que puedes hacer para mejorar tu experiencia. A continuación, compartiremos contigo algunas recomendaciones que te serán de ayuda cuando vuelvas a utilizar tu kit favorito para hacer uñas de gel, o bien, cuando te aventures a comprar el tuyo y probarlo. 1. Limpia bien antes de empezar Uno de los primeros errores que se cometen es confiar en que lavar las manos con un jabón convencional es suficiente preparación, pero no: la superficie de la uña debe estar libre de residuos, aceites naturales y humedad. Siempre invierte un par de minutos para utilizar un limpiador específico para uñas para que la base del gel se adhiera y, días después, te ahorres la frustración de levantamientos prematuros o de que la uña natural se debilite cada vez que la trabajes. 2. Empuja, no cortes La gente piensa que cortar las cutículas es una buena práctica para “limpiar” el área, sin embargo, se trata de una técnica capaz de dañar la matriz de crecimiento y dar pie a imperfecciones en la superficie de la uña. De hecho, un aspecto técnico que no suele ser mencionado, es que cualquier resto de tejido, por mínimo que sea, actúa como una barrera entre el gel y la uña; por lo tanto, la mejor forma de preparar la zona es ablandando las cutículas y empujarlas con suavidad hacia atrás, así despejarás bien el área, prevendrán infecciones y retrasarás los levantamientos en el borde. Ten mucho cuidado y no laceres la piel. Adquiere un kit completo para realizar uñas de gel que incorpore herramientas como los empujadores de cutícula para que lleves a cabo un procedimiento seguro. 3. Prueba con un deshidratador ¿Qué función cumple este elemento? Es el encargado de eliminar la humedad residual, regular el PH y crea un entorno óptimo para que los productos posteriores se adhieran de modo duradero y no haya levantamientos desde la base o burbujas de aire que aparezcan al tercer o cuarto día. Algunas marcas de gel señalan que su fórmula funciona sin necesidad de un deshidratador; sin embargo, en contextos de clima húmedo, piel grasa o manos expuestas con frecuencia al agua, no estará de más que coloques una capa justo después de haber terminado la preparación de la uña. 4. Menos es más Las capas gruesas de gel dificultan un curado completo bajo la lámpara, provocando la creación de zonas blandas que se despegan con facilidad, o, incluso, causan quemaduras leves por sobrecalentamiento del producto. La técnica recomendada es trabajar con capas finas desde la base hasta el top coat: cada una debe cubrir la uña por completo, pero sin alcanzar la piel o invadir la cutícula. Esto garantiza un sellado preciso que impide filtraciones de agua o aceites naturales que comprometan la durabilidad. 5. Seca como se debe Es un error acelerar este paso sin verificar si la lámpara utilizada cuenta con la potencia correcta o si el tiempo de exposición ya fue suficiente. Cada tipo de gel tiene características distintas, por ende, no todas las lámparas son compatibles. Por ejemplo, un gel que requiere 60 segundos bajo una lámpara de 48W, no curará bien si se expone solo a 30 segundos, aunque la superficie parezca seca al tacto. ¿El problema? El curado incompleto se manifiesta días después en forma de grietas, desprendimientos o un color opaco. Y al problema del tiempo se le puede sumar el de la posición de la mano, ya que si los dedos están mal colocados, entonces ciertas zonas no recibirán la luz de forma uniforme y la duración del gel podría verse perjudicada. 6. No mojes tus manos después de la aplicación No se recomienda que durante la primera hora después de finalizar el proceso tengas contacto con el agua, especialmente si está caliente o contiene jabón. Si lo haces, lo más probable es que afectes la cohesión de las capas aplicadas y debilites la estructura recién formada. Tampoco es conveniente que no utilices cremas o aceites en ese periodo, a menos que sean productos diseñados para no interferir con el sellado. Aunque el tiempo de espera es breve, respetarlo aumentará la resistencia del gel. 7. Usa productos seguros En la medida de lo posible, evita mezclar fórmulas de marcas distintas para que no se generen contracciones, cambios de textura o malas adherencias. Ten en cuenta que algunos productos de baja calidad contienen ingredientes que pueden erosionar y debilitar la uña natural. Invertir en fórmulas bien balanceadas, libres de plomo, HEMA y parabenos es una decisión que tus uñas te van a agradecer a corto, mediano y largo plazo. 8. Tómate tu tiempo A diferencia de un esmalte tradicional, trabajar con gel exige paciencia. Evita apresurarte en la preparación, tampoco apliques capas abundantes de producto, ni acortes el tiempo de curado, como ya se comentó más arriba. Reserva un momento de tu día y dedícaselo a tus uñas para observar cómo reaccionan a lo que les coloques, apliques con cuidado cada color, dejes volar tu imaginación y demás. Es probable que te demores un poco más en tus primeras experiencias, sin embargo, eso no sucederá siempre: a medida que te familiarices con las herramientas y la técnica de cada etapa, podrás mejorar tus tiempos. ¿Estás lista para poner en práctica los tips que te dimos? ¡Pon a prueba tu kit y disfruta de unas uñas bonitas y duraderas!