La ventaja de tener un horario para comer antes del mediodía

Existe una rama de la nutrición que está cobrando cada vez más importancia en todo el mundo. Se trata de la crononutrición.

Foto: Twitter

Agencias / La Voz de Michoacán

México. Esta área científica se encarga -a grosso modo- de analizar cuán importante es la hora a la que comemos y en qué medida influye sobre nuestro organismo. Pese a que algunos expertos han rechazado la idea de que comer a una hora u otra pueda tener influencia alguna sobre nuestro metabolismo, lo cierto es que cada vez son más los estudios que señalan lo contrario: ajustar nuestras ingestas a los ritmos circadianos puede ser verdaderamente importante.

El último trabajo científico que aborda la cuestión ha sido publicado en la revista The American Journal of Clinical Nutrition.

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El estudio concluye que comer tarde es básicamente una mala idea. “Nuestros resultados sugieren que la ingesta tardía se asocia con factores de riesgo cardiometabólicos y una eficacia reducida para adelgazar”, señalan los autores del trabajo, que consideran que entender las “características y comportamientos relacionados con la ingesta tardía” podría ser una herramienta útil para tratar distintos problemas de salud.

Para llegar a esta conclusión, los científicos reclutaron a más de 3 mil 300 adultos con obesidad que se encontraban en un programa de adelgazamiento y establecieron un punto medio de ingesta teniendo en cuenta la hora del desayuno y de la cena de cada uno de los sujetos.

Los que comen temprano y los que comen tarde

Así, además de analizar la composición dietética de las ingestas, dividieron a los participantes en dos grupos: aquellos que comían antes de las 14:54 horas del mediodía, clasificados en comedores tempranos, y los que lo hacían después de las 14:54 horas, los comedores tardíos.

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“Los perfiles hormonales cardiometabólicos y de saciedad se determinaron a partir de muestras de sangre en ayunas recogidas antes de la intervención”, explican los autores del trabajo.

Además, también evaluaron otros indicadores como la pérdida de peso durante el programa de intervención -que duró 19 semanas- o los comportamientos obesogénicos en función de la edad, el sexo y otros factores que pueden influir en nuestra salud.

Tal y como cuenta Marta Garaulet, catedrática de Fisiología y Bases Fisiológicas de la Nutrición de la Universidad de Murcia y una de las autoras del estudio, los resultados apuntan que las personas que comen más tarde, los comedores tardíos, tienen más problemas a la hora de adelgazar. “Los comedores tempranos pierden más peso durante nuestro tratamiento que el comedor tardío”, explica la investigadora.

Según explica Garaulet a través de su cuenta de Twitter, los comedores tardíos tienen en común tres características principales que podrían explicar por qué pierden menos peso cuando se someten a una dieta: falta de motivación, comen más cuando están estresados y también comen más compulsivamente viendo la televisión. La investigadora también señala que los sujetos a los que no les apetece comer más temprano suelen tener la leptina (la hormona que regula el apetito) más elevada, por lo que también suelen desayunar más tarde.

¿Y el desayuno?

En realidad, éste no es el único estudio que apunta que comer a deshora puede ser perjudicial si lo que queremos es perder peso. Una investigación publicada en la revista Advances in Nutrition en 2016 ya apuntaba sobre la influencia que podrían llegar a tener los ritmos circadianos sobre nuestro peso y nuestra salud en general a la hora de ponernos a comer. Asimismo, otro trabajo publicado en la revista Nutrients este mismo verano afirma que desayunar pronto puede ayudar a no engordar.

La cosa no queda aquí, algunos trabajos científicos han llegado también a apuntar que comer tarde puede llegar a afectar negativamente al efecto termogénico de nuestro organismo sobre los alimentos (la cantidad de energía/calorías que nuestro cuerpo necesita a la hora de digerir los alimentos). Lo cierto es que las investigaciones en el campo de la crononutrición se encuentran todavía en pañales.

Aun así, los investigadores aseguran que se trata de un área que puede llegar a ser fundamental: “La comprensión de las características y comportamientos relacionados con la ingesta tardía pueden ser útiles en el desarrollo de futuras intervenciones destinadas a avanzar en el momento de la ingesta de alimentos”.