Los secretos detrás de la mejor taza de café: mitos y realidades

El café, su producción y degustación es un arte seductora que, como todo a lo largo de la historia, ha tenido modificaciones, mejoras y cambios, pero su esencia continúa siendo la misma

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EFE / La Voz de Michoacán

Una taza de café es mucho más que eso para los amantes de esta preciada bebida; es un buen rato entre amigos, combustible durante un agitado día de trabajo, el aroma que nos despierta cada mañana, incluso el postre ideal después de la comida. Estemos claros, el café significa todo ¿O no?

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Dejando a un lado el componente del placer que nos entrega, un "cafecito", por si fuera poco, y contrario a tantas teorías, también tiene un sinfín de beneficios de salud, entre ellos una buena dosis de ácido fólico, que previene toda clase de cáncer; también de niacina, que acelera el metabolismo y la riboflavina, que libera la energía de las proteínas del cuerpo.

Es decir, no sólo es delicioso, es una maravilla que no podemos dejar de aprovechar.

Mauricio Jaramillo, maestro caficultor colombiano, piensa lo mismo.

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"El café representa tanto, más allá de sus beneficios, es cultura, es tradición, es historia, es geografía, es guerra, es paz, con un café puedes cambiar el mundo en una charla. Hecho por los agricultores de cada región, es una bebida mágica y lleva el sello del lugar donde se cultiva, sea Colombia o Costa Rica, es un universo de sabores e historias maravillosas en cada grano", dice.

Jaramillo asegura que el secreto de un buen café se basa en cuatro factores universales invariables al tipo de grano o país de origen: la proporción, el molido, el agua y la frescura.

Por ejemplo, la proporción debe ir según el tipo de café que se desea preparar y el agua, por su parte, debe ser pura y no estar a más de 100 grados centígrados, porque se corre el riesgo de quemar el café.

Y el molido debe ser hecho con mucho cuidado para garantizar que no quede muy fino, pues se perderían las infinitas cualidades de sabor y nutricionales del grano.

Pero hay algo en lo que Jaramillo es muy enfático: para asegurarnos que bebemos el café en su máximo estado de pureza, al abrir su empaque, debemos consumirlo dentro de los siguientes cuatro días, ya que luego se pierden sus propiedades y beneficios.

El café, su producción y degustación es un arte seductora que, como todo a lo largo de la historia, ha tenido modificaciones, mejoras y cambios, pero su esencia continúa siendo la misma.

Así que hazte un favor y disfruta una taza con tu persona preferida, te garantizo una experiencia memorable llena de aromas, sabores y seguramente, una rica charla que los acompañe.