Guíalo a encontrar tus zonas erógenas

Identifica cuáles zonas te gustan más que otras para que sean besadas, lamidas, acariciadas o mordidas.

Foto: El Universal

El Universal/La Voz de Michoacán.
Las zonas erógenas son esas partes del cuerpo que no se resisten a una caricia y que, una vez que las identificas y reciben la estimulación adecuada, te hacen disfrutar como nunca. Para lograrlo es necesario que tu pareja sepa exactamente dónde tocarte, pero ¿cómo lo puedes guiar?

La respuesta puede parecer obvia: ¡decírselo! Sin embargo, no siempre es tan fácil revelar tus secretos de placer más íntimos o revelar tus nuevos descubrimientos (en caso de ser afortunadas y seguir descubriendo nuevos centímetros de piel ávidos de sensaciones).

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Explórate

Identifica cuáles zonas te gustan más que otras para que sean besadas, lamidas, acariciadas o mordidas. Esto lo puedes conseguir a través de la autoexploración. Dedícate a recorrer tu cuerpo con tus dedos, no importa si ya lo conoces de memoria, haz conciencia de tus sensaciones: ¿Te gusta más una caricia suave o intensa? ¿Te gustan las manos frías o tibias? ¿Te gusta un ambiente callado o con música de fondo?

Tómate el tiempo necesario para explorar tu cuerpo, puedes regalarte un baño largo y aprovechar la ocasión para convertir una actividad de rutina en un momento placentero. Si no tienes mucha práctica, quizá vayas directo a los genitales (lo cual está muy bien), pero lo ideal es que también curiosees otras zonas para descubrir qué pasa. Prueba detrás de las rodillas, los glúteos, el abdomen o hasta un masaje en el cuero cabelludo.

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Es cierto que hay zonas a las que no podemos llegar nosotras solitas, pero esa actividad podemos dejársela a nuestras parejas y a su creatividad. Si notas que su repertorio siempre es el mismo, una vez que termine el encuentro –en otro momento y fuera de la cama– conversa al respecto, plantea dónde te gustaría que te exploraran y si ya lo tienes abiertamente identificado, cuéntale cómo hacerlo. Esto no tiene por qué restarle espontaneidad al momento, por el contrario, la idea es que tu pareja sepa cómo te gusta.

La velocidad, intensidad y hasta la humedad, la decidirá tu pareja.

Si conversar no es tu fuerte, guíalo con los movimientos de tu cuerpo hacia donde quieres que estimule o toma su mano y llévalo a tu satisfacción.