"Bellas de noche" recuerda a las vedettes mexicanas

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Ciudad de México.- Aunque se reconoce como artista de la lente, María José Cuevas afirma que hacer un documental no es sencillo, y que su ópera prima "Bellas de Noche", que se exhibe como parte de Ambulante Gira de Documentales 2016, le dejó un gran aprendizaje en lo profesional y, sobre todo, en lo personal.

La hija del célebre artista plástico José Luis Cuevas compartió el proceso para mostrar el amor y la pasión que siente por el trabajo de las vedettes que con su erotismo representaron la belleza de los cabarets mexicanos de los años 70 y 80, los retos que implicó y las aventuras que vivió para levantar el filme.

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"El tema no me era ajeno, porque mi padre era muy amigo de las vedettes de aquella época, desde pequeña estuve inmersa en ese mundo de glamour y belleza femenina. Me llevaban al Teatro Blanquita, donde se presentaban los shows. Nunca me llevaron a ver la ‘Guerra de las Galaxias’, lo que yo viví fueron los espectáculos y el cine de ficheras", refirió la también diseñadora gráfica.

Por lo anterior, no le fue complicado ponerse en contacto con vedettes como Lyn May, Princesa Yamal, Olga Breeskin, Wanda Seux y Rossy Mendoza, a quienes tuvo que convencer de protagonizar su producción fílmica.

Para conseguir lo anterior, sólo hubo una complicación, Olga Breeskin, quien radica en Estados Unidos, y se negó a ser parte de "Bellas de Noche", porque está enfocada al cristianismo y no quería verse envuelta en el tema de las vedettes.

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"No podía no aparecer Olga, por lo que tomé el primer avión para Los Ángeles y la invité a cenar para que lo platicáramos en persona. Ahí le di todos los argumentos y logré convencerla de participar. Es lo más loco que he hecho", señaló María José.

Todas entendieron muy bien que no venía del mundo del cine, y con mi camarita en mano, comenzamos a filmar, todo pensado para no exponer su declive, sino la fuerza que tienen para seguir adelante, reafirmándose como actrices, como vedettes, como mujeres que no se rinden, refirió.

De acuerdo con la directora, estas mujeres le enseñaron muchísimo, entre otras cosas, a no juzgar, a conocer a la gente desde un lado humano y a no convertir en objetos a las personas.

"Por ejemplo, durante la filmación me dejó mi novio y ellas se acercaron a mí, algunas con ramos de rosas, y otras con palabras de mucho apoyo", recordó.

"Estoy satisfecha con el documental, tengo 180 horas de grabación y lo seleccionado fue desde mi mirada de amor hacia ellas, mi relación de complicidad con ellas", agregó.

Pese a que hubo muchas cosas que se descartaron porque tenía muy claro hacia dónde quería que fuera el documental, la directora señaló que siempre buscó que el amor, el respeto y el resurgimiento fueran los hilos conductores.

Dijo que desde que comenzó la investigación sobre la trayectoria de cada una de ellas, a través de archivos fotográficos, televisivos y notas de la prensa, se percató de que en todo lo que existía había mucho chisme, y lo que ella buscaba era mostrar la parte humana y no caer en el amarillismo.

Sostuvo que fueron seis años con la cámara atrás de ella y que su mayor lección ha sido ver cómo, después de las caídas, derrotadas no están.