Iowa, un termómetro imperfecto de EUA

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

El agrícola estado de Iowa, que ocupa el centro de atención de Estados Unidos como sede de las primeras asambleas partidistas del proceso político 2016, es un termómetro imperfecto del ánimo electoral en el país.

Con una población blanca superior al 90 por ciento y apenas un 3.0 por ciento de latinos, el estado de Iowa no refleja al mosaico racial y étnico del país y ha perdido su fama como el “gran elector” para convertirse en un simple “filtro” de aspirantes sin posibilidades.

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En 2012 el exsenador republicano Rick Santorum, que representa al sector más conservador de los republicanos, ganó las primarias de Iowa, pero fue Mitt Romney, un moderado, quien ganó la nominación de su partido, aunque después perdió la elección general ante Barack Obama.

Aunque Obama ganó allí en 2008 tras derrotar a Hillary Clinton, solo tres políticos que no eran titulares han ganado tanto esas primarias, como la nominación de su partido y además la presidencia en las últimas 10 elecciones.

Las asambleas de Iowa son juntas vecinales donde participan alrededor de 120 mil personas en promedio, aunque algunos proyectan una asistencia récord este año por la presencia del magnate Donald Trump, que ha atraído a votantes que se habían alejado del proceso político.

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En contraste con las elecciones tradicionales, donde la gente se inscribe y emite su voto secreto, los “caucuses” son reuniones de debate o conversación, donde los militantes forman grupos de personas que favorecen públicamente a algún candidato alzando la mano.

Aunque marca la primera fecha del calendario político del país, han sido criticadas porque Iowa no es un reflejo fiel de Estados Unidos: Es un estado agrícola, donde temas como el etanol son más importantes que la migración por ejemplo, y es abrumadoramente blanco y evangélico.

Pero desde 1972 han servido al menos de referente, tanto para demócratas como republicanos, para dar visibilidad a aspirantes desconocidos, como Jimmy Carter en 1976 o Mike Huckabee en 2008, aunque solo el primero llegó a la presidencia.

Durante el proceso interno republicano de 2008, el exgobernador de Massachusetts, Mitt Rommey, terminó en segundo sitio y John McCain en cuarto, a pesar de lo cual éste último obtuvo la nominación presidencial aunque fue vencido por Obama en la elección general.

Ocho años antes, George Walker Bush se convirtió en el primer republicano de la historia en ganar tanto la encuesta informal de voto en Iowa, la elección interna del estado, la nominación de su partido y la presidencia, aunque obtuvo una menor votación popular que Al Gore.

Su padre, George Herbert Walker Bush, triunfó en Iowa en 1980 sobre Ronald Reagan, pero fue el carismático exactor nacido en Tampico, Illinois, quien ganó la presidencia. Ocho años después, Bush fue tercero en Iowa pero obtuvo la presidencia, aunque solo un periodo.

La elección de Iowa forma de hecho parte de una triada de comicios celebrados en febrero, que incluyen las primarias de Nueva Hampshire el 7 de febrero y las de Carolina del Sur, donde los republicanos votan el 20 de febrero y los demócratas el día 27.

Expertos coinciden que si bien hay numerosos antecedentes de que Iowa no es el elector definitivo de los presidentes de Estados Unidos, una terminación en buenos lugares en los tres comicios internos puede ser suficiente para amarrar la nominación presidencial.

Es por ello que en el actual ciclo electoral, los candidatos que no ocupan los primeros lugares entre republicanos y demócratas, esperan un resultado digno en Iowa para mantener vivas no sólo sus esperanzas políticas, sino la llegada de recaudaciones de campaña.

En el sector republicano Donald Trump y en el demócrata Hillary Clinton aparecen con las mejores probabilidades de ganar Iowa, pero el resto de aspirantes no requiere ganar, sino mostrar que son competitivos para el resto de elecciones primarias.