Rousseff reitera ilegal el intento de destituirla

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Río de Janeiro.- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, reiteró hoy que la oposición está tratando de deponerla por medio de un juicio político sin fundamento legal, lo que supone un intento de golpe, en su primera alocución pública tras perder el apoyo de su principal socio en la coalición.

“Lo que está en cuestión en el impeachment (juicio político) son las cuentas públicas de 2015, pero ni siquiera han sido presentadas. ¿Qué proceso es ese? Es un proceso golpista que no va acorde con la trayectoria democrática del país”, dijo Rousseff en un acto en Brasilia para anunciar una nueva fase de su programa de vivienda social, “Mi Casa, Mi Vida”.

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“Es absolutamente de mala fe decir que cualquier impeachment es correcto. Para que lo sea, la Constitución exige que haya un crimen de responsabilidad. Impeachment sin crimen de responsabilidad, ¿qué es? Es golpe”, aseguró la mandataria, coreada por miembros de los movimientos sociales y varios de sus ministros al grito de “¡No va a haber golpe!”.

“Respetamos los derechos del pueblo brasileño y uno de ellos es la democracia. No cayó del cielo la democracia en Brasil, fue conquistada con mucho empeño y gran participación de todos los brasileños que durante años resistimos, metabolizamos y engullimos la dictadura”, insistió Rousseff.

La presidenta, quien no hizo referencia a la retirada ayer de la coalición del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) -hasta entonces su principal aliado-, dijo que los que alientan la crisis política están dañando la economía, y aseguró que no cortará en gasto social pese a la recesión y el déficit.

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“Los que quieren interromper el mandato legal serán los responsables por retrasar la recuperación económica y del empleo”, aseveró Rousseff, en un discurso en el que aseguró que su Gobierno y el del ex presidente Lula fueron los únicos que lucharon por la inclusión social.

“Tenemos que atender a todos los 204 millones de brasileños, pero dentro de ese número hay algunos que fueron históricamente desasistidos y tienen que tener prioridad cuando vemos cómo gastamos nuestro dinero”, opinó, poco después de anunciar 4.2 millones de viviendas sociales contratadas desde 2009 y hasta finales de su segundo mandato.

“Incluso ante las dificultades públicas y notorias, es importante que la gente perciba que nosotros no podemos ajustar la economía para cortar programas sociales, sino para preservarlos y asegurar que Brasil seguirá creciendo incluyendo la población que fue históricamente marginalizada”, aseveró la mandataria, que trata de recomponer su base en el Legislativo con nuevos acuerdos con formaciones menores.