Miguel Bosé "muere de amor" en Morelia; así fue su visita a la obra de Kentridge en el Clavijero

Toda una sensación causó la presencia de una de las estrellas más importantes de la música en español en el recinto cultural más importante del estado

Foto: Enrique Santiago. Alejandro Ramírez, Miguel Bosé y Sandra Aguilera, en el Centro Cultural Clavijero.

Enrique Santiago / La Voz de Michoacán 

Morelia, Michoacán. La mañana del sábado, Morelia se vistió de gala con la presencia de un ícono del arte contemporáneo, Miguel Bosé. Con un atuendo de lo más cómodo y con la mejor actitud, como la que sólo los personajes de esa talla suelen tener, el “Amante Bandido” disfrutó junto con su familia una emotiva mañana en el Centro Cultural Clavijero.

PUBLICIDAD

El cantante que impuso tendencia desde la década de los 80 disfrutó de More Sweetly Play the Dance, de William Kentridge, pieza que ha sido expuesta en el Kunstmuseum de Basilea, en Londres y Ámsterdam, entre otras ciudades y que ahora en Morelia acogió a Miguel Bosé.

El día 5 de enero esta famosa pieza deja la ciudad de Morelia para seguir su camino hacía Israel, es importante destacar que tienes de aquí hasta el 5 para que no te pierdas esta gran obra en el Palacio Clavijero.

Este domingo Bosé regresó a Palacio Clavijero en compañía de su mamá. Foto: Cortesía

Como anfitriona del también actor, la directora del Centro Cultural Clavijero, Sandra Aguilera, se encargó de explicarle que además de esa pieza, el Museo alberga otras exposiciones de talla internacional como la Bienal Internacional de Cartel.

PUBLICIDAD

Junto con Alejandro Ramírez, artífice de su visita a la capital michoacana, Bosé disfrutó de un café michoacano ya casi para despedirse del recinto cultural.


El cantante estampó su firma en la bitácora de visitas con el mensaje: “Al Centro Cultural Clavijero ¡¡¡WOW!!! Volveré una y 1000 veces”, pero Bosé, espléndido como los grandes, regaló al Centro un dibujo de un gato con mucho estilo.

Al Centro Cultural Clavijero ¡¡¡WOW!!! Volveré una y 1000 veces

Antes de partir, Miguel sucumbió a la obra de Javier Marín, una de sus cabezas que se encuentra en el patio entre la explanada y la librería del Clavijero y no dudó en retratarse y grabarse con la obra del uruapense.