Conoce a los muxes, el tercer género originario de México

Habitan en la localidad de Juchitán, en el estado de Oaxaca y son personas que no se definen ni como hombres ni mujeres, aunque dentro de su comunidad son considerados como una verdadera bendición.

Foto: Twitter.

Agencias / La Voz de Michoacán.

Tehuantepec, Oaxaca. Los muxes viven en Juchitán, región zapoteca del Istmo de Oaxaca. Se trata de personas que no corresponden al género masculino o femenino sino a uno que se niegan a definir y que es conocido como el tercer género, clasificación que ha sido reconocida y celebrada desde la época prehispánica, y que en la región es difícil imaginar la vida sin ellos.

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A diferencia del resto de la comunidad LGBTI en el país, los muxes se hacen cargo del cuidado de los niños, bordan, ayudan en las fiestas patronales y se encargan del hogar, labores que son comunes entre las mujeres zapotecas.

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"¿Qué forma debo usar cuando hablo con usted: femenina o masculina?", se le preguntó a Lukas Avendaño, a quien se le vio en pantalones al principio del día pero que ahora llevaba una falda negra tradicional con coloridas flores bordadas.

Estábamos hablando en español, con sus sustantivos y pronombres con género. "Prefiero que solo me llames cariño", se ríe Avendaño.

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Para Mística Sánchez Gómez, muxe indígena zapoteca, al ser cuestionada sobre su género afirmó que ser aceptada entre hombres y mujeres de la comunidad juchiteca es un orgullo para ella.

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“Es un privilegio para nosotros que el ochenta por ciento de la gente ya comprenda que somos seres humanos y personas como ellos, y que hemos luchado por nuestros derechos”, dice con voz firme.

Hoy en día salir salen de forma libre por las calles ataviadas con el traje típico de la mujer tehuana y que solía portar la reconocida pintora mexicana Frida Kahlocomo símbolo de mexicanidad.

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Con su huipil y falda bordadas con hilos de seda, enagua, así como aretes y collar de oro, los muxes ya pueden ir a las velas, una de las tradiciones más arraigadas en Oaxaca donde se hace un festejo en honor de los santos patronos.

Portando su elegante vestimenta llena de tradición y cultura la zapoteca Mística desfiló por Avenida Paseo del Reforma el pasado 29 de junio en la41 Marcha del Orgullo LGBT de la Ciudad de México.

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Se dice satisfecha de haber caminado por la avenida más importante de la Ciudad de México, donde, junto con toda la comunidad, fue bien recibida, incluso, admirada y reconocida por su elegante atuendo.

“La mujer principal es la madre, que es la dadora de vida, el muxe no entra en competencia con la madre, le gusta vestirse, verse como una mujer, pero no va a entrar en la competencia de quién es más mujer, por ejemplo", destaca la doctora Natividad Gutiérrez Chong, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

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Se calcula que hay aproximadamente 3 mil muxes en la región, algunos sí buscan hacer transformaciones en sus cuerpos, aunque no es su función principal, la cual está basada en aspectos familiares y sociales.

La investigadora señala que los zapotecos son una sociedad indígena que reconoce el tercer género, el cual es muy importante para la reproducción etnosimbólica de los zapotecos: “son reconocidos, aceptados, amados por sus familias, hasta puede ser una bendición que haya uno en la familia, porque es quien se ocupará de muchas cosas, se quedará en casa, cuidando de los padres. Es una sociedad matriarcal”.

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El muxe tiene un papel muy importante en la familia y en las festividades, es una pieza clave en la identidad etnosimbólica de los zapotecos, porque tienen un especial respeto por la madre, también tienen un papel fundamental en el etnosimbolismo de las festividades que ellos celebran, por ejemplo, la celebración de las velas.

Durante dicha celebración la comunidad muxe gusta de vestirse con el huipil característico de la mujer istmeña, que consiste en una falda florida, larga, el huipil muy decorado, con muchas flores, abundante joyería de oro tanto en el cuello, en las manos, en los aretes, maquillaje abundante y el trenzado del cabello.

Es decir, los muxes cumplen un papel fundamental en las fiestas (realizando mucho del trabajo manual y del adorno para éstas), en la elaboración de los alimentos y la vestimenta, en los peinados, así como en los maquillajes.

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“Tienen un papel fundamental en la reproducción de la zapotequidad contemporánea y creo que esa zapotequidad se ha visto muy beneficiada por el reposicionamiento de los muxes, no es que no estuvieran, sino que ahora están más legitimados, porque la sociedad, el exterior, ha visto ese fenómeno tan interesante de los muxes y se ha ido acercando”.

Un tercer género

Aunque en la cultura zapoteca existen situaciones de homofobia hacia los muxes, también hay una gran tolerancia hacia los muxes. La doctora Gutiérrez Chong, quien organizó junto con la doctora Agueda Gómez Suárez de la Universidad de Vigo, el seminario de Sociedades con géneros múltiples, tercer género y etnosexualidad en el IIS, explica que la sexualidad que caracteriza a las sociedades indígenas no es binaria, además de que el tercer género ha sido una constante histórica y está aceptada.

Diversas sociedades indígenas tienen tercer género o más, por lo que algunos analistas hablan de sociedades de múltiples géneros.

La doctora destaca que la sexualidad no es sólo biológica, sino que está regulada y construida por la sociedad, la cultura, los valores, la ética, la religión. Así, el panorama de esa forma binaria de ver a las relaciones (sólo hombre-mujer) se está viniendo abajo. Además de que ahora sabemos de otras sociedades en el mundo que también tienen géneros múltiples.

Por lo tanto, dijo, el estudio de los muxes nos permite entender las múltiples posibilidades que tienen los géneros y reconocer que no hay que imponer una sola forma de ser, lo cual va en contra de la misma naturaleza humana.

“Esto ha contribuido a que también se relajen las ansiedades cuando las familias que tienen hijos que están manifestando ser de otro género no los repriman y no sean tratados como locos o degenerados, sino que empiezan a recibir el estímulo, la comprensión, la tolerancia de sus familiares y, por ende, de la sociedad. Esto es un cambio muy positivo en la forma en la que se ve ese género múltiple”.

Asimismo, señala que una posible hipótesis de por qué el tercer género se hace presente en las sociedades indígenas es porque tal vez al vivir en un mundo en el que han sido excluidos, “en esa exclusión colectiva el desarrollo del tercer género encuentra menos represión, encuentra más formas de ser aceptado, tolerado, amado”.

Identidad y reconocimiento

La economía zapoteca es una de las más activas de la región, y son las mujeres quienes juegan un papel importante en ésta. Se basa principalmente en la actividad pesquera, pero también en la fiesta de las velas, la cual es una celebración que contribuye a una movilización de recursos del mercado interno y dentro de ésta son los muxes quienes se encargan de llevarla a cabo.

Algunos muxes se casan con mujeres y siguen preservando su rol de muxes y de cuidado de su familia, y hay muxes que se casan con hombres.

“No son homosexuales como nosotros concebimos la homosexualidad, como adoptar solo el papel de lo opuesto, como un cambio de roles, sino que es jugar con diferentes roles. En alguno de los reportes que recogimos hay alguna afirmación que dice: ‘no soy hombre, ni soy mujer, soy muxe y estoy contenta así’.

“Muchos sí utilizan el género femenino para autorreferenciarse y otros dicen no me caso con un hombre porque los hombres quieren después que uno lave los platos y la ropa y eso ya no es ser muxe, eso ya es el papel doméstico tradicional”.

La gran mayoría dice que nace muxe y rechaza la idea de que fueron socialmente convertidos en muxes por producto de vivir con otros o porque fueron víctimas de una agresión sexual.

“Es sorprendente que en sociedades étnicas que tienen una larga historia estos valores o estos reconocimientos a lo no binario, no sólo a la dualidad, han existido desde hace mucho tiempo; afortunadamente, estamos aprendiendo de la experiencia y conocimiento de las sociedades indígenas que aportan con el género múltiple”, concluye la investigadora.