Películas ideales para ver en Semana Santa

La ofrenda mexicana para conocer la vida y pasión de Cristo

Foto: Cortesía

Jaime Vázquez / Colaborador de La Voz de Michoacán

La Semana Santa es, para el mundo católico, la semana mayor. El cine ha testimoniado con algunos de sus episodios iniciales la vida y pasión de Cristo.  Están en esos primeros pasos del cine las versiones silentes de los franceses Lucien Nonguet (Vida y pasión de Cristo) en 1903, y de Ferdinand Zecca (Pasión de nuestro señor Jesucristo), estrenada en 1905.

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En México, terminada la Guerra Cristera, el presidente Ávila Camacho declaró al historiador José C. Valadés: “soy creyente”. En ese marco, el cine mexicano apostó por producir sobre temas religiosos.

Jesús de Nazareth (1942), de José Díaz Morales, inaugura la costumbre de dar el papel de Jesús a actores españoles. Con el “ceceo” de José Cibrián en el protagónico, la cinta despierta alabanzas del clero nacional, que pasó por alto la anti histórica presencia de guajolotes como mercancía en el templo.  

Luis Alcoriza como actor reafirma el acento español de Jesús en dos películas de 1945 del michoacano Miguel Contreras Torres: María Magdalena (La pecadora de Magdala), con Medea de Novara en el rol principal, esposa de Contreras Torres y guionista del film; y Reina de reinas, con “La flor de España” Luana Alcañiz como la Virgen María. Alcañiz, por cierto, aparece brevemente como la señora Sventytski en Doctor Zhivago

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En 1952 Miguel Morayta dirige la que se convirtió para muchas generaciones en cita infaltable con la televisión: El mártir del Calvario. Enrique Rambal, actor valenciano, es Jesús. Casi institucionalizado el “ceceo” Rambal es todo mirada lánguida, barba impuesta, ropaje límpido, aura inmaculada que repite a cada paso “en verdad os digo” a quien le pide unas palabras.

Victoria Rivas (María Félix) es una joven violada a las orillas del Lago de Pátzcuaro por un sacerdote. Años después enfrentará el amor por otro religioso (Arturo de Córdova). Todo esto sucede un Miércoles de ceniza (1958), de Roberto Gavaldón, drama situado durante la Guerra Cristera.   

Julio Bracho le confía el papel al mexicano Enrique Rocha en su versión de El proceso de Cristo (1966). Otro actor español vuelve al protagónico bajo la dirección de Alejandro Galindo en Cristo 70. Raúl (Carlos Piñar) y sus cómplices se refugian en un pueblo después de cometer un robo. Por las vueltas de la vida (y porque Raúl es rubio), los habitantes lo convencen de ser Jesús en la representación popular: el bandolero y la redención.     

Miguel Zacarías, que había filmado en 1969 El pecado de Adán y Eva, lleva a la pantalla una “precuela” de la pasión: Jesús, el niño Dios (1969), con el actor infantil Alfredo Melhem.

Le siguieron dos películas más: Jesús, María y José (1969) y Jesús nuestro señor (1970), con Claudio Brook como el nazareno que, por cierto, ofrece su “sermón de la montaña” con el Popocatépetl como imagen del horizonte bíblico y bucólico. 

Con fragmentos de esta trilogía Miguel Zacarías realiza La vida de nuestro señor Jesucristo (1986), con Claudio Brook en el papel central. La edición del material nos regala varios momentos, uno de ellos: Jorge Rivero es Adán en el Edén y “reencarna” en Centurión en los años de la pasión. Los Reyes Magos, en los tiempos de Jesús niño, son Juan José Laboriel, René Cardona y Dagoberto Rodríguez.

La representación popular de la pasión a la mexicana es el contexto para que Servando González dirija en 1975 El elegido, sobre la pieza teatral El crucificado, de Carlos Solórzano. Manuel Ojeda es Andrés, un taxista que rechaza la designación popular para encarnar a Jesús. Katy Jurado es Paz, la prostituta comprensiva que interpreta a María Magdalena.

Muy lejos de la visión reflexiva, crítica, sarcástica o decididamente iconoclasta de cineastas como Mel Brooks, Pier Paolo Pasolini, Martin Scorsese o el grupo inglés Monty Python, el cine mexicano ha puesto su mirada respetuosa, llena de fe y reverencia a la pasión de Cristo.

La Semana Santa parece ser un acartonado y a la vez entrañable via crucis de nuestro cine.        


Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital zonaoctaviopaz.
@vazquezgjaime