Fallece el medallista olímpico Carlos Girón

Hace algunos días el medallista de plata en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 fue desconectado del respirador, pero sus signos vitales permanecieron hasta hoy, cuando su corazón dejó de latir.

Foto: Twitter. El deporte mexicano perdió hoy a uno de sus referentes. Carlos Girón falleció a los 65 años de edad, tras batallar con una neumonía agravada por una bacteria hospitalaria, que lo mantuvo internado desde diciembre.

El Universal/La Voz de Michoacán

Ciudad de México. El deporte mexicano perdió hoy a uno de sus referentes. Carlos Girón falleció a los 65 años de edad, tras batallar con una neumonía agravada por una bacteria hospitalaria, que lo mantuvo internado desde diciembre.

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Hace algunos días el medallista de plata en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 fue desconectado del respirador, pero sus signos vitales permanecieron hasta hoy, cuando su corazón dejó de latir.

Ya antes hubo una falsa alarma sobre el deceso del histórico clavadista. Lamentablemente, esta vez, la noticia fue confirmada por los órganos rectores del deporte en México. Pero aunque el cachanilla murió, no lo hacen las hazañas que consiguió durante sus casi 20 años de trayectoria deportiva.

Una carrera que incluyó cuatro justas olímpicas, varios podios y una presea dorada en Campeonato del Mundo catapultaron al cachanilla a lo más alto y, ahí, en la cima, ya descansa en paz.

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¿Quién fue Carlos Armando Girón Gutiérrez?

Carlos Armando Girón Gutiérrez nació el 3 de noviembre de 1954 en Mexicali, Baja California, y pronto se entregó a la disciplina que marcaría. Con 10 años y viviendo en Acapulco, le pedía a los turistas extranjeros que arrojaran monedas al mar. Cuando accedían, él se aventaba en busca de ellas, al lado de otros pequeños con el mismo objetivo. 

"Tragué cantidades industriales de agua salada, me hundí cientos de veces en el bravío oleaje del puerto, pero lo hice: aprendí a nadar. Porque sólo así podía estar con mis amigos, de vagos, cuando salíamos de la escuela, pero nadar no me atraía; lo que más me gustaba era tirarme del trampolín, de las rocas, del malecón", relató en alguna ocasión. 

Ya se asomaba su vocación, pero Carlos tenía un brillante futuro por delante, prometedor, nada más, por entonces. Dos años después, aquel muchacho participó en el Campeonato Centroamericano Infantil de Clavados, su primer certamen internacional. Era el comienzo de un meteórico ascenso que no pararía hasta hoy, con su llegada al cielo.

Para 1968, año en el que la capital mexicana albergó la Magna Justa, ya se tiraba del trampolín en el Juan de la Barrera, como parte de los ensayos para la ceremonia previa a la inauguración. Se preguntaba si un día podría emular a Álvaro Gaxiola, figura nacional de clavados. En efecto, esos, serían los últimos Juegos Olímpicos que el cachanilla vería con el sueño de, un día, conformar la delegación de México