Análisis | Economía crecería solo 3% este año, muy por debajo del 6.3% que prevé la Federación

Especialistas coinciden en que el crecimiento sería menor al proyectado, motivado principalmente por la complicada situación financiera.

Foto: Samuel Herrera Jr., La Voz de Michoacán.

Maricruz Rios / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Expectativas complejas en inflación y tasas de interés para el 2022 es lo que anticipa el Colegio de Economistas del Estado de Michoacán (CEEM), tras un año difícil en donde el esperado rebote económico tras la crisis derivada de la pandemia de COVID-19 trabajo consigo una escalada de precios.

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Es un hecho que 2021 la economía del país se recuperó, después de la recesión sufrida en 2020, con una caída del Producto Interno Bruto (PIB) real de (-)8.2 por ciento. En 2021 el Colegio estima un crecimiento de la economía mexicana de 5.5 por ciento, un aumento menor al esperado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de 6.3 por ciento.

En algunas entidades federativas con limitado empuje de las actividades industriales el pronóstico es todavía reservado, tomando en cuenta que el efecto de rebote fue mínimo. Michoacán, por ejemplo, viene de una caída cercana al (-)6.5 por ciento en 2020 y el año pasado apenas alcanzará un crecimiento del Producto Interno Bruto Estatal (PIBE) que andaría por el 2.5 por ciento.

En el primer trimestre se prolongó la fase de decrecimiento con una tasa del PIB de (-)3.8 por ciento, luego se produjo un rebote con un aumento de 19.9 por ciento en el segundo trimestre, pasa a un crecimiento más lento del PIB de 4.5 por ciento durante el tercer trimestre y en se estima un incremento sobre la línea de 1.0 por ciento en el cuarto trimestre.

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En este orden de ideas, Heliodoro Gil Corona, coordinador de Proyectos Estratégicos del CEEM, refiere que “aunque en el balance anual el aumento del PIB fue robusto, cabe hacer notar que a partir del mes de julio la economía empezó a manifestar agotamiento”.

Es decir, el crecimiento de la actividad económica se mantuvo, pero se fue dando cada vez a un ritmo notablemente menor. ; de acuerdo a la tendencia que registra el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE),  en los meses de julio, agosto y septiembre la actividad económica del país descendió de manera acelerada, con tasas de 7.9 por ciento, 3.9 por ciento y 1.3 por ciento, respectivamente.

Continuó la contracción mensual de la actividad económica en los meses de octubre, noviembre y diciembre, aunque ya magramente al alza, reportando tasas de 0.3 por ciento, 1.2 por ciento y 1.3 por ciento, respectivamente, según este informe trimestral que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).


De dónde venimos y hacia dónde vamos

¿Pero por qué esta tendencia? Heliodoro Gil Corona atribuye la desaceleración gradual del consumo privado y la inversión productiva en los meses de julio, agosto y septiembre a la dinámica propia de la economía mexicana, donde la producción y el consumo se han visto acota, todo como parte del factor en el agotamiento observado del PIB.

No obstante, reconoce el también investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) que “esto ha sido compensado por el jalón de las exportaciones, que reportaron un aumento anual de 19.4 por ciento durante el periodo enero-noviembre de este año”.

Nuevamente resalta el caso de Michoacán, que si bien ha tenido un buen año en cuanto a exportaciones se refiere debido al aguacate y monocultivos de alto valor como berries, en términos de derrama económica y volumen sigue muy por debajo de las entidades industrializadas como Guanajuato, Querétaro y el corredor del norte del país.

En este orden de ideas, “la inercia económica reciente es muy probable se prolongue hasta el primer semestre de 2022, modificando con ello el marco macroeconómico previsto por la Secretaría de Hacienda”, advierte el académico nicolaita.

Por ello, el CEEM vaticina que la economía crecerá menos este año que en 2021, mientras que el mercado interno seguirá mostrando debilidad y la pandemia continuará ocasionando efectos adversos en las actividades productivas del país. Esto significa que estos pronósticos positivos de crecimiento de la economía nacional aún están a la expectativa de lo que suceda con futuras olas de contagio de la pandemia, la tasa de interés, la inflación y las políticas públicas dictaminadas desde la Federación.

“El escenario económico 2022 se avizora complejo”, refiere el representante del CEEM, quien detalla que el PIB apunta a un crecimiento sobre la línea de 3.0 por ciento, en vez de la tasa proyectada por la Secretaría de Hacienda de 4.1 por ciento y menor a la tasa estimada de 5.5 por ciento en 2021.

Las exportaciones son el principal motor de la actividad económica del país, informa el Colegio de Economistas. En 2022 se espera un aumento de 20.0 por ciento, desde una tasa de 18.0 por ciento durante el año pasado. Las exportaciones pasarán de 492 millones a 590 mil millones de dólares de 2021 a 2022. En otras palabras, el aumento del PIB dependerá en buena medida del repunte económico de los Estados Unidos y la adquisición de bienes de manufactura o producción nacional.

La situación económica de Estados Unidos también dictará el ritmo de las remesas, que si bien como tal no aportan directamente al incremento del PIB, sí alimentan y mueven el mercado interno, así como el consumo de las familias.


Escalada de precios, escalada de problemáticas

Sobre el tema de la inflación, el indicador dado a conocer por el IINEGI se ubicó arriba de la meta del Banco de México, forzando a tomar medidas restrictivas de política monetaria en forma de aumentar las tasas de interés para intentar contener el consumo.

El aumento acelerado de precios a partir de abril estuvo acompañado por incrementos de la tasa de interés de referencia interbancaria diaria del Banco de México, recuerda Heliodoro Gil Corona, quien menciona que la inflación a noviembre reportó una tasa anual de 7.37 por ciento, el nivel más alto desde hace 21 años, cuando en enero de 2001 registró una tasa anual de 8.11 por ciento.

La tendencia creciente observada amenaza cerrar el 2021 con una inflación cercana a 8.0 por ciento, el doble de la meta superior del banco central, generalizándose en la mayor parte de ciudades del país y en productos básicos de consumo frecuente”

Heliodoro Gil Corona, economista

Hortalizas, carnes, pollo, transporte, energía eléctrica, gasolina y gas LP se encuentran entre los productos y servicios que más subieron de precio el año pasado.

Este comportamiento de la inflación presionó al Banco de México a endurecer la política monetaria, que decide aumentar en medio punto porcentual la tasa de interés de referencia a partir del 17 de diciembre, pasando de 5.0 por ciento a 5.5 por ciento.

En total, el año pasado llevaron a cabo 5 aumentos consecutivos de la tasa objetivo, que inició desde el 4.0 por ciento.

“Cabe hacer notar, que la tasa de interés de referencia es el principal instrumento de política monetaria con que cuenta el Banco de México para contrarrestar el aumento de la inflación en el país”

Heliodoro Gil Corona, economista

Por ello menciona que “la preocupación sobre el acelerado crecimiento de la inflación no es menor, por la razón que encarece los precios clave de la economía: el precio de bienes y servicios, el precio del dinero y el precio del dólar”.


Costos de la inflación y la tasa de interés

La inflación es una especie de impuesto social que contribuye al deterioro del poder de compra de los trabajadores de ingresos bajos. Pero también modifica las expectativas económicas de las empresas y los gobiernos federal, estatales y municipales.

El aumento de la tasa de interés de referencia tiene varios efectos y costos: contrae la liquidez de los consumidores y la demanda de bienes y servicios para quitarle presión al aumento de precios; eleva el costo de financiamiento y encarece créditos y deudas públicas y privadas; e inhibe a la inversión productiva y reduce la capacidad de crecimiento económico.


¿Cómo va el empleo para Michoacán?

Los padecimientos estructurales del mercado laboral son puntuales: raquítico empleo formal creado, fuerte presencia de la informalidad laboral, bajos salarios en los segmentos del empleo formal e informal y carencia de seguridad social en 57% de los trabajadores michoacanos, indica el Colegio de Economistas.

La recomposición del tejido laboral es fundamental para fortalecer el mercado interno, generar bienestar de manera sostenida y atacar de fondo la delincuencia en la entidad, indica Heliodoro Gil Corona.

Por ello, el gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla debe instrumentar un atractivo paquete de apoyos e incentivos fiscales para atraer inversión privada y acelerar con ello la creación de empleos en el estado, 25 mil en 2022 y de 2023 a 2027 32 mil plazas formales en promedio anual. Reto clave para Michoacán.

La Sedeco se ha puesto una meta anual de 40 mil empleos formales para este año.