Mujeres michoacanas aún padecen la brecha laboral, según datos del INEGI

El acceso al empleo, a cargos de mayor jerarquía y un mejor ingreso sigue siendo mucho menor para mujeres

Foto, Samuel Herrera Jr.

Maricruz Rios / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Prácticamente la mitad de las mujeres trabajadoras en Michoacán no percibe más de un salario mínimo. Datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI muestran que no sólo las mujeres siguen siendo el género con más dificultad de acceso a un trabajo, sino el que recibe en promedio un menor mucho ingreso.

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De los 2.24 millones de personas ocupadas en Michoacán el 39 por ciento se trata de mujeres, mientras que de este universo el 44 por ciento percibe no más 207 pesos por jornada laboral, muestran los datos del ejercicio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), con corte al cierre de 2022. En el caso de los hombres, la misma ENOE muestra que solamente el 24 por ciento percibe un salario mínimo o menos.

En números absolutos esto se traduce en 863 mil 762 mujeres ocupadas en algún trabajo, oficio o autoempleo, de las cuales 380 mil 393 perciben no más de un salario mínimo, según estima el INEGI. En el caso de los hombres, de 1.34 millones de ocupados, poco más de 328 mil tienen este tope salarial.

Esta brecha laboral se muestra también entre los empleadores o empresarios, personas que poseen al menos una unidad económica que proporciona trabajo a otras personas de la comunidad. En el caso de la población integrada por hombres, el INEGI calcula en Michoacán 159 mil 381 empleadores, contra 33 mil 342 mujeres; en porcentaje, el 11.8 por ciento de los hombres ocupados es empresario o empleador, en el caso de las mujeres se trata de apenas el 3.8 por ciento.

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La ENOE también revela que, salvo los sectores de comercio, servicios turísticos y servicios sociales, las mujeres tienen una marcada menor presencia en las actividades productivas, ya sea en el sector agrícola, energético, construcción, manufactura, comunicaciones e incluso al interior del aparato de gobierno.

Tomando en cuenta únicamente empleados formales dados debidamente registrados con sus prestaciones sociales, las cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) coinciden con los cálculos generales del INEGI, y de 479 mil personas dadas de alta en Michoacán, la diferencia en ocupación es 60 por ciento de hombres y 40 por ciento mujeres.

¿Y a futuro?

Los factores para esta brecha laboral son varios y diversos, si bien todos parten del tradicionalismo y cultura machista heredada durante siglos, como han consignado estudios académicos y organizaciones nacionales e internacionales. Los rótulos de género, por ejemplo, no sólo mantienen a las mujeres dentro de la crianza de los hijos y las labores del hogar, sino en ocupaciones muy específicas que históricamente se han destinado a ellas, como la enfermería, la asistencia social y ser secretarias.

A esto se suman otros factores como la discriminación en los centros de trabajo, que no sólo se refleja en la capacidad de acceder o no a una plaza laboral, sino en las jerarquías que mantienen los hombres en buena parte de los cargos de mayor nivel y que, pese a avances en la materia, persiste.

Pero el problema es acumulativo a futuro, ha alertado en una ponencia reciente Aída Cerda Cristerna, consultora especialista en género, economía e igualdad laboral; “el problema es mayor en el momento de la jubilación, pues sólo 12 por ciento de las mujeres tendrán una pensión respecto a 29 por ciento de los hombres, situación que revela los retos que enfrenta la sociedad en general”

Destaca también que en el ámbito empresarial, “aunque las mujeres pongan su propio negocio o trabajen en el mundo corporativo también la desigualdad no cesa: las mujeres empresarias enfrentan retos mayores en cuanto a la inserción, los negocios exitosos y un crecimiento que les permita desarrollarse”, tal cual los datos del INEGI.

La especialista cuestiona que, si bien se han abierto en teoría las oportunidades, como demuestra el acceso igualitario a la educación, “¿qué es lo que pasa si la mitad de la matrícula universitaria es de mujeres, por qué después no están en los puestos jerárquicos? ¿Por qué a la hora de llegar al nivel más alto de la empresa hay sólo un 8 por ciento de mujeres CEO contra un 92 por ciento de los hombres”?

Incluso recordó que en las entrevistas de trabajo todavía se hacen preguntas distintas a mujeres y hombres, en donde a las posibles contratadas se les cuestiona sobre si tienen hijos, si tienen quién les ayude a cuidarles, si piensan tener más hijos o incluso casarse. A los hombres en el mayor de los casos sólo se les cuestiona su estado civil.