Radiografía de la extorsión, delito de alta incidencia pero con cifras grises

De enero 2019 a febrero 2020, alrededor de 111 mil mexicanos denunciaron ser víctimas de algún tipo de extorsión al número telefónico 089, pero no se refleja en las carpetas de investigación

Imagen: Especial. Diseño: La Voz de Michoacán.

Jorge Ávila / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Entre enero de 2019 y febrero de 2020, alrededor de 111 mil personas llamaron al número 089 para denunciar ser víctimas de extorsión, por lo que, a partir de esa cifra, se le puede considerar el segundo delito del fuero común más recurrente a nivel nacional, sólo después del asalto a mano armada a transeúnte o transporte público. Sin embargo, esa cifra de denuncias telefónicas contrasta con el número de carpetas de investigación, puesto que en ese mismo periodo, a nivel nacional, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública consigna mil 245 carpetas de investigación por el delito de secuestro extorsivo, y por extorsión, en esos 14 meses se abrieron 10 mil 149 carpetas, lo que da un total de 11 mil 349 carpetas de investigación, cifra muy alejada de las 111 mil personas que denunciaron por teléfono.

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No obstante, el Centro Nacional de Información (CNI) dio a conocer que en 2018, por ejemplo, uno de cada 5 delitos fue una extorsión, llegando en ese año a 5.7 millones de extorsiones, y el 91.6 por ciento se cometieron vía telefónica. Gracias a esto, el monto económico recaudado por el crimen alcanzó un máximo histórico (12 mil millones de pesos), lo equivalente a lo destinado por el gobierno federal en 2019 a los estados en dos fondos de seguridad: FASP y Fortaseg.

Según el CNI, la extorsión es el delito más frecuente en 14 estados: Sinaloa, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Tamaulipas, Hidalgo, Veracruz, Guerrero, Michoacán, Jalisco, Nayarit, Morelos, Tlaxcala y Colima, y ha mostrado un incremento en la Ciudad de México.

Otro ejemplo de la poca judicialización de las extorsiones es el de Michoacán, donde entre enero y julio de este año sólo se abrieron 24 carpetas de investigación por el delito de secuestro extorsivo, frente a 52 a nivel nacional. Y por extorsiones apenas se contabilizan 9 carpetas en los primeros 7 meses del año, frente a 710 de las que el Sistema Nacional de Seguridad Pública tiene registro.

La extorsión es la acción mediante la que un individuo obtiene dinero de otro mediante la intimidación o la amenaza de violencia.

Por el poco riesgo y los bajos recursos que exige, es una de las prácticas más comunes y confiables para los criminales, y si se hace contra el segmento poblacional indicado, puede aportar jugosas ganancias. Por ello es que todos los cárteles mexicanos han recurrido a esta actividad para obtener recursos alternos al narcotráfico y otros ilícitos.

Según InSight Crime, la extorsión ha formado parte de la cotidianeidad de los mexicanos por lo menos desde la segunda mitad del siglo XX, puesto que la corrupción en los ámbitos político, administrativo y las fuerzas armadas y policiacas ha dado pie a la generación de un sistema de miles de personas que viven de pedir dinero a otros amenazándolos con recurrir a la fuerza si se niegan a pagar.

Hoy en día, la extorsión en México se manifiesta de muchas formas, como el derecho o cobro de piso, donde se exige a los dueños de negocios un pago periódico para que los criminales les permitan trabajar. Y por eso es que lo mismo se extorsiona a grupos delictivos rivales que quieren pasar droga y migrantes por un punto controlado por otro cártel, que a empresarios, grandes productores agrícolas, dueños de pequeños negocios y comerciantes ambulantes.

Tipos de extorsión en México

El cobro de piso se da de distintas formas, dependiendo de la relación entre el extorsionador y la víctima, el giro al que ésta se dedique y si es una actividad lícita o ilícita.

La relación entre extorsionador y extorsionado más frecuente es la parasitaria, en la que el criminal demanda a la víctima cuotas, ya sea mensuales o semanales, so pena de recibir daño físico o patrimonial si no se atienden las exigencias de dinero. Este tipo de extorsión es el más socorrido por los criminales ya que es fácil de perpetrar y genera ingresos; en cambio, para la víctima no hay nada, sino miedo y pérdidas.

Otro tipo de relación entre extorsionado y extorsionado es la depredatoria, en la que el criminal exige un pago único por una fuerte suma de dinero o la cesión de bienes muebles e inmuebles. Esta modalidad está estrechamente relacionada con el secuestro, por lo que se le puede llamar secuestro extorsivo.

Foto tomada de Internet.

La extorsión simbiótica es aquella en la que se le exigen a la víctima pagos por temporadas, pero a cambio se le ofrecen ciertos beneficios, como seguridad, contactos para abastecerse o mover sus mercancías y los oficios del grupo delictivo para que la víctima tenga exitosas transacciones, por ejemplo, eliminando a la competencia y agilizando trámites mediante funcionarios en la nómina del grupo. Esta modalidad fue instaurada por la Cosa Nostra en Italia, y en México ha servido para que personas dedicadas a negocios ilícitos o irregulares puedan seguir operando sin que las autoridades locales los molesten. Es mediante este ejercicio que los cárteles se han apoderado, por ejemplo, del mercado de la piratería y el tráfico de personas con fines migratorios o para explotación sexual. Este tipo de extorsión muchas veces recae en lavado de dinero.

En Brasil, por ejemplo, los grupos criminales, conocidos como milicias, exigen pagos mensuales a todo tipo de negocios (legales o informales) en las favelas. Emprenden campañas violentas contra los delincuentes comunes que roban o asaltan los negocios locales extorsionados.

En tanto que en México, distintos cárteles se han atribuido la muerte de sospechosos de saqueos y robos, publicando los videos de las ejecuciones en la red o dejando sus cuerpos exhibidos en lugares públicos junto a mensajes escritos.

Información, reputación y mano de obra

Una de las razones primordiales por la que los grupos criminales extorsionan negocios particulares es por las pocas barreras de ingreso (se necesitan pocos recursos para desarrollar la actividad) y sus bajos costos.

Contrario a otras actividades delictivas, como el narcotráfico y la trata de personas, que requieren inversión de recursos y complejas redes de logística y corrupción, la extorsión requiere tres elementos básicos: labores de inteligencia para saber a quiénes es redituable extorsionar y quiénes son los que ya se dedican a eso, reputación de brutalidad para infundir miedo y mano de obra.

Los cárteles que participan en la extorsión podrían parecer entidades que sólo cobran dinero de manera aleatoria a cualquier tipo de negocio en los territorios bajo su control, y aunque en parte es cierto, la mayoría de los grupos criminales actúa como individuos económicos racionales que usan la información a su disposición para clasificar los negocios, eso les permite considerar factores como el giro del negocio y su rango de ingresos para aplicar una cuota.

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Por ejemplo, en Tamaulipas, empresarios víctimas de extorsión han denunciado posible corrupción al interior del Sistema de Administración Tributaria para que empleados de la dependencia entregaran al Cártel del Golfo información sobre los distintos tipos de negocios susceptibles de ser extorsionados.

En Michoacán, por ejemplo, en años pasados la industria del aguacate sufrió los embates de la extorsión por grupos delictivos. Siendo el primer productor mundial de la fruta, con el 90 por ciento de la producción nacional, en alrededor de 150 mil hectáreas hay al menos 25 mil aguacateros con distintos volúmenes de producción y exportación. Esta área cubre 22 municipios, que incluyen los que más aguacate producen, como Uruapan, Tancítaro, Zitácuaro, Tacámbaro, Peribán, Tingambato, Los Reyes y Paracho. Este mercado lo aprovecharon en su momento Los Caballeros Templarios, quienes, para obtener información sobre las empresas aguacateras en la zona, obtuvieron información de la entonces Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa). De manera específica, los miembros del cártel buscaron las licencias expedidas localmente por los Comités Estatales de Sanidad Vegetal para ubicar a todos los aguacateros con fines extorsivos.

El uso de la información económica obtenida por medio del gobierno podría indicar por qué varias organizaciones criminales exigen tarifas extorsivas que por lo general son proporcionales al tamaño del negocio.

Volviendo a Tamaulipas, el Cártel del Golfo extorsionó a empresas del mismo tamaño y les cobró tarifas similares, pero a las grandes empresas locales, como las maquiladoras asentadas en Matamoros, se les obligó a pagar sumas más elevadas. Lo anterior es indicativo de que los extorsionistas operan de forma racional, clasificando las empresas por su tamaño e ingresos y demandan pagos más o menos altos según esos factores.

Otro recurso necesario para llevar a cabo la extorsión es la reputación que como grupo se tiene. Siendo que la mayoría de las extorsiones se hacen mediante amenazas, la víctima se verá obligada a cumplir las demandas del extorsionista si éste se presenta como miembro de un grupo criminal conocido por sus brutales represalias contra quienes se oponen a sus demandas. De ese modo, cuando una persona es asesinada en un negocio que era extorsionado, es posible que el grupo extorsionista esté poniendo un ejemplo para disuadir a potenciales clientes que estén renuentes a pagar. En conclusión, si un grupo criminal es violento, las víctimas estarán más inclinadas a pagar. Pero también están los casos de falsos miembros del grupo que se valen de ello para extorsionar, y contra esos también van los cárteles, para disuadir a futuros imitadores.

Otro factor necesario es la mano de obra del grupo delictivo; es decir, las personas que contactan a los dueños de la empresa o negocio y exigen las cuotas, a veces acuden directamente a la empresa a cobrar el pago y en otros casos el contacto se hace de manera indirecta.

Por ejemplo, en Guanajuato, ciertas empresas han sido contactadas por medio de una carta o nota con un nombre y número de teléfono. La víctima debe hacer contacto telefónico y negociar el pago a distancia con el extorsionista.

Así, la extorsión demanda pocos costos y es fácil de realizar porque los recursos necesarios son básicos y su implementación es simple. Los extorsionistas pueden hacer extorsiones frente a frente, pero a veces la presencia física no es necesaria para tener éxito. Los grupos criminales sólo necesitan personas, una reputación de violencia y víctimas que les teman, y de ahí el éxito de las extorsiones telefónicas y los secuestros virtuales, que pueden perpetrarse incluso desde un reclusorio.

“Ley” de hierro

Este delito en México no es uniforme, sino que ha tenido que amoldarse al contexto y las condiciones del lugar. Siguiendo con el ejemplo de Los Caballeros Templarios en Michoacán, este grupo imponía cuotas fijas a todos los involucrados en la cadena de producción de aguacate. Así, los productores no exportadores debían pagar mil 500 pesos por hectárea cultivada al año, y los exportadores tenían que dar 3 mil pesos por hectárea de producción anual.

Pero cuando el cártel comenzó sufrir los embates del gobierno y los grupos de autodefensa, endurecieron las medidas de extorsión, por lo que empezaron a cobrar 10 centavos por cada kilo de aguacate. Situación similar padecieron los productores de limón de Tierra Caliente, y hubo municipios donde hasta los dueños de tortillerías y carnicerías tenían una cuota fija.

El mayor problema se da cuando el territorio está en disputa entre distintos grupos, pues, como es sabido, la sociedad queda en medio de los combates, incluidas las víctimas de extorsión.

Con base en estudios, las guerras por el territorio entre grupos criminales rivales derivan en mayores índices de extorsión. Donde hay dos o más grupos rivales en un territorio se entorpece la posibilidad de desempeñar el narcotráfico, que es la actividad más lucrativa. Para cubrir sus gastos diarios, las agrupaciones criminales comienzan a buscar formas más fáciles y rápidas de ganar dinero, y la extorsión es una de las primeras opciones.

Ante ese panorama, las víctimas pueden enfrentar la posibilidad de extorsión múltiple, esto es, cuando dos o más organizaciones rivales, en continua pugna por los recursos, se disputan una zona. Existe la posibilidad de que cierto negocio comience a ser extorsionado por varios grupos al mismo tiempo. Por ejemplo, en Guanajuato, que hasta hace poco tiempo fue el epicentro de la guerra entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL) por los mercados y rutas locales.

Llegó un momento en que las dos organizaciones empezaron a extorsionar a los negocios locales para hacerse de recursos con qué financiar la operación de sus células.

En Tamaulipas, cuando Los Zetas y el Cártel del Golfo comenzaron a disputar el territorio, muchos negocios fueron extorsionados por ambos cárteles, y ambos les exigían no pagarle al otro. Así, algunos de los propietarios de esos negocios fueron secuestrados o asesinados por negarse a pagar o por pagar a un grupo rival. Otros simplemente cerraron sus negocios de un día para otro y huyeron. La extorsión multilateral tiene doble afectación para la víctima: debe soportar mayores pérdidas económicas a la par que se arriesga a las represalias por pagar a un grupo rival.

Impacto económico de la extorsión

Uno de los principales efectos de la extorsión es la posibilidad de que las cuotas sean tan altas que el negocio no logre cumplir las exigencias, y para no sufrir represalias, los dueños se vean forzados a cerrar. Eso ha sucedido en zonas en feroz disputa, donde cada grupo local está buscando continuamente recursos e intenta sacar lo máximo posible de cada negocio extorsionado.

En agosto de 2019, en el estado de Guanajuato, los tortilleros de Celaya protestaron en demanda de protección contra las extorsiones, en especial del CSRL que, al estar enfrascado en una guerra contra el cártel del Mencho, sufría pérdidas considerables, y su líder, el hoy preso José Antonio Yépez Ortiz, El Marro, comenzó a incrementar las cuotas extorsivas para compensar pérdidas.

Así, a los dueños de tortillerías los obligó a pagar una cuota inicial de entre 3 mil y 500 mil pesos, más cuotas mensuales entre 3 mil y 50 mil pesos. Dos días después de la huelga, tres mujeres fueron acribilladas en la tortillería La Indita, en Celaya. Una de ellas había participado en las manifestaciones.

Al siguiente mes, un taller de Ford Motors en Celaya fue atacado por no pagar la extorsión. El taller cerró unos días después por temor a futuros ataques. Más de 80 trabajadores perdieron sus empleos de un día para otro.

Pero no siempre hay resultados dramáticos, pues ciertos sectores pueden adaptarse y sortear dificultades. Un ejemplo es el de los aguacateros, que fueron extorsionados desde la primera década de este siglo y sin embargo su producción ha estado en aumento, pese a las violentas pugnas entre el CJNG con grupos locales, como Los Viagras o La Nueva Familia Michoacana.

Aunque las cuotas suelen llevar a un aumento de los precios de los productos y los servicios de los negocios extorsionados, sobre todo en el caso de las pequeñas y medianas empresas, esta observación no era aplicable a la industria de aguacate. El precio estable del aguacate mexicano ha mostrado que la extorsión no afecta necesariamente el precio de un producto o servicio.

Por ejemplo, cuando los autodefensas comenzaron la guerra con Los Caballeros Templarios en 2013, el cártel aumentó su cuota a las empresas de aguacate de 1.30 a casi 2.80 dólares por tonelada. Los precios del aguacate fluctuaron por años sin alzas ni repuntes significativos. A comienzos de 2016, los precios del aguacate bajaron a su precio original de 2013. Sin embargo, a mediados de 2016, los precios subieron de nuevo y volvieron a bajar ese año. Esto volvió a ocurrir entre 2017 y 2019.

Y es que los precios del aguacate fluctúan según ciclos de precios muy bien definidos y están determinados por factores como la demanda extranjera y no las tasas de extorsión local. Además, las tasas extorsivas representaban sólo una pequeña porción de sus costos fijos y eran un gasto “costeable”. Por ejemplo, en 2013, Los Caballeros Templarios recibieron un estimado de 119 millones de pesos mexicanos de las extorsiones al aguacate. Esto representa el 0.5 por ciento del valor total de la producción de aguacate de ese año. Los datos disponibles también muestran que el porcentaje del dinero de extorsiones pagadas en relación con el crecimiento de la producción de aguacate se redujo realmente en el tiempo. En otras palabras, las cuotas demandadas por los extorsionistas no fueron lo suficientemente rápidas para ir a la par con el crecimiento de la industria.

La extorsión telefónica

Desafortunadamente, el delito de extorsión telefónica sigue al alza cada día, ya que la delincuencia organizada utiliza este método con mayor frecuencia mediante llamadas y mensajes debido al fácil acceso para llevarlo a cabo.

Los criminales emplean este método para obtener beneficios económicos, en ocasiones eligen números telefónicos al azar y consiguen enganchar a sus víctimas a través de la violencia psicológica.

Con base en investigaciones, es conocido que la mayoría de las llamadas de extorsión provienen de penitenciarías mediante un teléfono celular. De acuerdo con el Consejo de Seguridad de la Ciudad de México, se tiene el resultado de que anualmente se realizan 3.7 millones de llamadas de extorsión, 7 mil diariamente de los penales del país a pesar de que en la mayoría se han instalado sistemas de bloqueo de teléfonos celulares.

Es importante mencionar que la mayoría de las llamadas para extorsionar son de teléfonos celulares; sin embargo, en los centros penitenciarios existen casetas telefónicas que también son utilizadas para extorsionar, no obstante que dichas casetas son instaladas por diversas empresas para que los internos puedan estar en comunicación con la familia y con el exterior.

Entre los métodos de extorsión telefónica más empleados está cuando el delincuente obtiene información mediante engaños, por ejemplo, se hace pasar como un pariente que viene del extranjero, como un empleado de alguna empresa que le hace saber a la víctima que ha sido ganador de un premio, supuestos integrantes de organizaciones criminales, amenaza de secuestro o muerte, dueño o patrón en problemas y ahora el que dice ser empleado bancario, quien les hace creer que ha detectado una compra sospechosa con su tarjeta de crédito y que si quiere evitar que le hagan un cargo tiene que proporcionarle datos personales.

La mayoría de las víctimas que han sido extorsionadas de alguna forma o son prospectos para ello, son los que regularmente publican información personal en las redes sociales, toda vez que de ahí también obtienen datos que les facilita contactarlos y son utilizados para cometer el delito. Así mismo, la población de la tercera edad es otra parte de la sociedad muy vulnerable ante estas llamadas, ya que por temor pueden caer en las mentiras que les dicen por teléfono.

¿Qué hacer para evitar ser víctima?

Ante esta situación, hay medidas preventivas que no hay que descartar:

No dar información personal o de la familia a personas desconocidas.

Mantener comunicación constante con la familia.

Si llaman diciendo que recibieron una llamada de su teléfono y eso no es cierto, no proporcione información alguna y cuelgue.

Se deben descargar periódicamente las fotografías y archivos importantes de la memoria del celular, para que en caso de robo o extravío, no puedan utilizar dicha información.

Al utilizar la banca en línea o realizar trámites gubernamentales en línea, hay que verificar la veracidad y seguridad del sitio y no usar equipos de cibercafés o a los que más personas tengan acceso.

Cuando se revive una llamada hay que considerar lo siguiente:

No alarmarse, tratar de permanecer tranquilo.

En caso de ser ganador de un supuesto concurso, verifique su legalidad.

Si es posible, grabe las llamadas.

Anotar las exigencias de la persona que habla, tales como montos exigidos, sucursales bancarias, entre otros.

Si le menciona que su familiar se encuentra en peligro, trate de comunicarse de inmediato con él, a fin de verificar los hechos y evitar ser extorsionado.

Tenga a la mano los teléfonos de familiares y amigos que puedan auxiliarlo a verificar que su pariente se encuentra bien, hasta entonces corte la llamada.

Comuníquese al 911 y exponga su caso.

Es muy importante que, si recibe una llamada de este tipo, denuncie ante las autoridades y comparta su experiencia con la familia y personas conocidas para alertarles sobre este delito y sus diferentes modalidades.