México, el paso de la droga sudamericana

Países de Sudamérica han sido los mayores productores de cocaína.

Foto: La Voz de Michoacán.

Jorge Ávila / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. El pasado 6 de enero, efectivos de la Marina y el Ejército en el puerto de Lázaro Cárdenas aseguraron casi 70 kilogramos de cocaína que venía en un barco con bandera de Dinamarca. Según lo reportado por las autoridades, la droga provenía de Ecuador y venía oculta en un contenedor.

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Antes de eso, el 26 de diciembre, también en el puerto michoacano, se encontraron 56 kilogramos de la misma droga en un contenedor que fue desembarcado. La mercancía venía en un barco de bandera panameña procedente del Callao, Perú y tenía como destino la ciudad de Monterrey, Nuevo León.

Hechos como este forman parte de una larga historia de México como país de paso de enervantes hacia el mercado estadounidense, recordando que países de Sudamérica han sido los mayores productores de cocaína.

Esta situación no es nueva, ya que desde la década de los 80, durante la guerrilla nicaragüense, el gobierno de Estados Unidos, a través de la CIA, facilitó que narcotraficantes colombianos trasladaran fuertes cargamentos de cocaína a cambio de financiamiento para combatir la amenaza comunista que desde 1979 representaba el Frente Sandinista de Liberación Nacional, por lo que los aviones que salían de Sudamérica a Estados Unidos cargados de droga, regresaban con armas para la Contra nicaragüense. Todo con la anuencia de la administración de Ronald Reagan.

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En el puerto de LC, ha sido confiscada droga que viaja al norte.

Una parte clave en esta operación fueron los narcotraficantes mexicanos asentados en Guadalajara, como Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo y otros que, con la protección del Estado mexicano, establecieron lazos con capos colombianos como Pablo Escobar.

Hoy esas rutas de narcotráfico siguen operando, aunque con distintos protagonistas.

América, el gran productor y consumidor del mundo

En el Informe Mundial sobre las Drogas 2018, la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito señaló que la mayoría del consumo de cocaína se concentra en “las Américas”, alcanzando 18.2 millones de consumidores en el mundo en 2016, de los que más de la mitad está en el continente americano, y el 34 por ciento en América del Norte. Cabe señalar que Brasil es el segundo país con más consumidores en el continente, sólo después de Estados Unidos.

El organismo señaló en ese informe que además, la producción mundial de cocaína aumentó en 56 puntos porcentuales entre 2013 y 2016, proveniente sobre todo de Colombia.

De Sudamérica para el mundo

La droga que se produce principalmente en Colombia, Perú y Bolivia sigue diferentes rutas hacia mercados más lucrativos, como Estados Unidos, Europa, Medio Oriente y la región Asia Pacífico.

Para llegar al mercado estadounidense, la droga sudamericana debe pasar forzosamente por Centroamérica y México, lo que desde hace décadas ha dejado una estela de violencia y corrupción en estos países, ya que las redes de narcotraficantes o cárteles se han infiltrado en prácticamente todas las esferas de los gobiernos tanto para facilitar el trasiego como para proteger los mercados locales, que han ido en aumento.

Una de las zonas más afectadas por el tráfico de drogas es la región de Centroamérica, que une como un puente las dos orillas del narcotráfico: por un lado, la producción en Sudamérica, y por otro, el consumo en Norteamérica, pasando por México.

Foto: Agencia. Estados Unidos es de los principales consumidores de la droga sudamericana.

Hay dos tipos principales de actores en el tráfico de drogas de Sudamérica a Centroamérica y México: administradores y transportistas. Las organizaciones mexicanas se encargan principalmente de la administración y obtienen la mercancía necesaria de los países de origen, como Perú, Colombia y Bolivia. Para ello se valen de delincuentes locales, como los maras, en el caso de Centroamérica.

La otra categoría, los transportistas tienen conocimiento de las rutas de tráfico y cuentan con los contactos necesarios los gobiernos dada su experiencia con robos y contrabando. La tarea de estos transportistas es trasladar drogas desde Sudamérica hasta México. Sin embargo, estos grupos han ampliado sus actividades de narcotráfico, y ahora operan como distribuidores locales y suministradores de marihuana, así como materia prima para drogas sintéticas que importan desde Asia, y amapola para la producción de heroína.

Los modos de transporte de la droga

Para traer la droga a México, los narcotraficantes deben recorrer los más de mil 700 kilómetros que hay entre la costa norte de Colombia y la Península de Yucatán, para que de ahí llegue al mercado estadounidense. Para eso han recurrido a tres métodos: transporte terrestre a bordo de vehículos o a pie en zonas intrincadas, por mar, usando lanchas y submarinos, y por aire, en avionetas.

Aunque son tres métodos distintos, comparten dos similitudes. Primero, que las lanchas, avionetas o vehículos involucrados son pequeños, por lo que el cargamento que llevan no suele exceder los 100 kilogramos. Aunque lo pequeño de las cantidades requiera muchos más viajes, se tiene la ventaja de que se pierde menos mercancía cuando es interceptada. Y segundo, lo más importante: los tres métodos requieren presencia física activa de los cárteles mexicanos en territorio centroamericano.

A excepción de cuando la droga se mueve en contenedores de cargueros, el rasgo principal del trasporte marítimo es que suele recorrer distancias cortas y por rutas cercanas a las costas, pero también existe el tráfico marítimo a bordo de cargueros, veleros o incluso submarinos, capaces de llevar todo el cargamento de Sudamérica a México en un viaje y sin necesidad de recargar combustible en el camino. En la primera modalidad, el tráfico ilegal más común se realiza usando lanchas rápidas cargadas con cantidades pequeñas de droga, que realizan varios viajes cortos a alta velocidad. Por ejemplo, cruzar desde Colombia hasta Honduras por medio de una lancha rápida supone un trayecto de seis horas.

Foto: Cortesía. El puerto de LC es uno de los puntos donde llega la droga, para después ir al norte.

Aunque es posible hacer toda la ruta entre Sudamérica y México usando estos viajes cortos por litoral (con frecuentes paradas para llenar combustible), el tráfico por litoral se usa siempre en combinación con el terrestre, como un trecho más de su red vial.

Tal es la necesidad de transportar la droga hasta México, que los traficantes utilizan incluso submarinos para evitar a las autoridades y llegar desde las costas colombianas hasta Yucatán. El uso de semisumergibles autopropulsados se detectó por primera vez en 1993. Comenzaron siendo simples remolques sumergidos de otros navíos, que podían desprenderse en caso de ser interceptados por las autoridades, pero han evolucionado considerablemente desde entonces. Ahora son submarinos pequeños pero autosuficientes, que no dependen de un barco que les remolque. Además, se han llegado a detectar submarinos reales.

Ruta del Pacífico, la más usada rumbo a Estados Unidos

Desde 2016 se catalogó a la ruta marítima del Océano Pacífico como una de las más usadas por los narcotraficantes para el trasiego de droga sudamericana rumbo a Estados Unidos a través de Centroamérica y México.

Y es que entre 2015 y 2016 se triplicó el número de aseguramientos por parte de la Secretaría de Marina en el Pacífico mexicano.

La droga se traslada en contenedores, oculta entre madera y otros productos, diluida en sustancias líquidas o a bordo de embarcaciones pequeñas que la dejan en altamar para que luego, lanchas rápidas la lleven a tierra firme.

Conforme un cruce de información entre la Marina-Armada y autoridades de Colombia y El Salvador, parte de la droga asegurada fue embarcada en Nariño, Buenaventura y Antioquía, Colombia. Pasa por Panamá, Costa Rica, El Salvador y Guatemala y transita por las aguas del Pacífico mexicano, principalmente por Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Colima, Sinaloa, Sonora y Baja California. Uno de los puntos más importantes de la ruta del Pacífico, según se estima por la cantidad de droga incautada, es Manzanillo, Colima.

Ya cerca de Estados Unidos, en Sonora, los puntos más utilizados son los puertos de Guaymas y Puerto Peñasco; en Baja California, se identifican las aguas de Ensenada y Rosarito.

Puertos mexicanos, botín de cárteles

Desde hace años, el crimen organizado ha centrado mayor atención en los grandes puertos mexicanos, donde se aprovecha de la vulnerabilidad de sus sistemas de protección para contrabandear droga proveniente de Sudamérica y precursores químicos para la elaboración de drogas sintéticas en territorio nacional.

En 2018, la Universidad Marítima Mundial de Malmo, Suecia, publicó un estudio sobre el fenómeno en las terminales portuarias mexicanas, registrando 57 “incidentes” en centros portuarios, y más del 40 por ciento tuvieron lugar en las aduanas. Entre los “incidentes” se cuentan robos, contrabando de armas y drogas, allanamiento de instalaciones, fallas en los sistemas de circuito cerrado, daños por vandalismo y el hallazgo de paquetes sospechosos. Además se consignaron vehículos abandonados en las instalaciones, uso inadecuado de pases de acceso, fallas en los puntos de control y prácticas indebidas en la interfaz buque-puerto.

Durante la administración de Enrique Peña Nieto, en 2018, en el puerto de Altamira, Tamaulipas, incluso se llegaron a dar episodios como el ingreso de hombres armados para apoderarse de cargamentos de droga que habían sido asegurados y que estaban en los almacenes de la aduana. Este tipo de hechos pusieron de relieve la vulnerabilidad que privaba en los puertos.

Foto: Cortesía. Grandes cargamentos de droga son asegurados en los puertos.

Cabe señalar que desde 2016, la Secretaría de Marina presentó un informe en el que se señalaba al puerto de Altamira, junto a Lázaro Cárdenas, Michoacán; Manzanillo, Colima, y el de Veracruz, como los que presentaban lo más altos índices de inseguridad en el país, y según el vicealmirante José Luis Arellano, esta situación se deriva de que se trata de las terminales con más movimiento, donde se concentra el 80 por ciento de las importaciones y exportaciones vía marítima del país.

A raíz de esa situación, el gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto determinó que la seguridad de los puertos dejara de correr a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y pasara a la responsabilidad de la Secretaría de Marina.

Otro factor a considerar es que la inseguridad causada por la delincuencia organizada emana del interés que tienen no sólo en los puertos, sino en las poblaciones aledañas, lo que hace que en ciudades como Tecomán, Colima, y Lázaro Cárdenas, Michoacán, la violencia haya presentado elevados niveles, dado que los puertos de ambos estados son los principales puntos de acceso para los precursores químicos provenientes de Asia y la droga que viene del sur, así como el mineral que durante años salió de manera ilegal rumbo a Asia, la cual fue una de las actividades más lucrativas de Los Caballeros Templarios durante su hegemonía en Michoacán.

Lázaro Cárdenas, Manzanillo y Veracruz, bajo el yugo de las cuatro letras

Actualmente el Cártel Jalisco Nueva Generación tiene el control de tres de los principales puertos mexicanos: Manzanillo, Lázaro Cárdenas y Veracruz, lo que ha fortalecido su estructura logística y, por ende, ha incrementado sus ganancias en miles de millones de pesos, según un informe del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos.

De esta forma, por medio de los tres puertos el CJNG no sólo tiene puntos de salida de enervantes a los distintos mercados, sino que además, son fundamentales para la recepción de precursores químicos para la elaboración de metanfetaminas y demás drogas sintéticas.

A decir del documento del Congreso norteamericano, titulado “México, crimen organizado y organizaciones de tráfico de drogas” y elaborado por el analista June S. Beittel, el enorme poderío que ha acumulado este grupo delictivo no se entendería sin la anexión de estos tres puertos a partir de 2017.

Foto: Archivo. CJNG es uno de los que mayor crecimiento han tenido recimiente.

“El dominio del CJNG sobre puertos clave en las costas del Pacífico y del Golfo le ha permitido consolidar su control sobre componentes importantes de la cadena global de suministro de narcóticos. En particular, el CJNG mantiene el control sobre los puertos de Veracruz, Manzanillo y Lázaro Cárdenas, lo que le ha dado al grupo acceso a precursores químicos que fluyen hacia México desde China y otras partes de Latinoamérica”, dice el estudio.

“Como resultado de ello, el CJNG ha sido capaz de enfrascarse en una agresiva expansión. De hecho, el reciente aumento en Estados Unidos de la demanda de metanfetamina y heroína mexicanas le ha permitido al CJNG librar ofensivas sangrientas contra los cárteles competidores”.

Por otro lado, según la Secretaría de Marina, en estos tres puertos bajo la influencia del CJNG se aseguró el 86 por ciento de todos los precursores químicos sólidos detectados en los puertos del país entre 2007 y 2018, así como el 79 por ciento de todos los precursores líquidos confiscados en esas mismas circunstancias.

Tráfico de coca vía marítima, al alza

Debido a la gran producción de hoja de coca en Colombia, traficantes mexicanos y sudamericanos incrementaron el trasiego de cocaína en el Pacífico mexicano, consolidando una gran ruta marítima que ya tiene en alerta a autoridades navales de distintos países.

Entre enero de 2018 y febrero del año pasado, la Semar decomisó 10.7 toneladas de cocaína, 65 por ciento de todo lo asegurado durante los seis años de Enrique Peña Nieto en el poder.

En el afán de cerrar esta vía a los narcotraficantes, la Secretaría de Marina ha usado tecnología naval de vanguardia, como el concepto trinomio, que le da flexibilidad operativa: buque, aeronave (avión King Air o helicóptero) y patrulla interceptora.

Además, las autoridades mexicanas mantienen intercambio de inteligencia con otros países para detectar el ingreso de embarcaciones cargadas con droga, particularmente a través del Océano Pacífico.

Narcotraficantes utilizan embarcaciones menores tipo Go Fast con motores de alta potencia para intentar llegar a las playas; la intercepción de la droga, en muchos casos, ha ocurrido durante persecuciones a alta velocidad.

Foto: Cortesía. Cocaína es una de las drogas más comercializada en EUA.

Como parte de su estrategia, delincuentes arrojan la droga al mar para evitar ser detenidos o para que sus cómplices recojan los bultos, aunque también hunden sus naves para borrar cualquier evidencia y evitar la cárcel por posesión de cocaína con fines de introducción al país, cargo al que se le puede sumar el agravante de pandilla.

El Review of US Guard’s Fiscal Year 2017 Drug Control Performance advierte que el aumento de los cargamentos de droga que intentan hacer llegar se debe a múltiples factores, por lo que cambian constantemente de modos y tácticas para lograr su objetivo.

Esta situación también se explica debido a que en 2017 Colombia batió su récord de cultivo de cocaína; según el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas, creció 17 por ciento respecto al año anterior.