Martha, enfermera designada en zona cero del IMSS Charo, no tiene miedo enfrentarse al COVID-19

Ella dijo no arrepentirse de haber sido asignada para atender a pacientes con COVID-19, pues lo hizo para despojarse de miedos y confirmar que vocación.

La Voz de Michoacán ha hecho un ejercicio que te acercará a los especialistas, quienes hablarán sobre este tema, y los efectos colaterales que debes tomar en cuenta en estos tiempos de convulsión, producto de la contingencia sanitaria.

TERCERA PARTE DE UNA SERIE

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Jorge Manzo / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Martha Ramírez Montoya es una de las doce enfermeras que estarán en la zona cero del Hospital General Regional del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Ella le pidió a los michoacanos que se queden en casa, pues su deseo es que no haya pacientes en el área de terapia intensiva en donde estará trabajando para combatir el COVID-19. Su dinámica de vida ha cambiado, pues todos los protocolos y hábitos se han tenido que endurecer para evitar contagios de este coronavirus.

“Un paciente ante mis ojos no los he tenido. Si ustedes no se quedan en casa, yo creo que mis ojos presenciarán muchos de estos pacientes”, compartió la enfermera, quien a diario sube frases motivadoras a sus redes sociales a fin de sensibilizar a la población derechohabiente de la titánica labor que realizan. Hoy, el enemigo es un virus que hasta hace poco fue conocido y que tiene a todo el sistema de salud presionado y en constante actualización para combatirlo existosamente.

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“El reto es atender un paciente con COVID-19, pues el resto de los padecimientos los conocemos, para ellos tenemos un tratamiento o un manejo, y sabemos a qué nos enfrentamos. Con este coronavirus vamos ante algo desconocido, ante algo que nunca jamás habíamos visto, y algo que hasta ahora no tiene cura”, dijo Ramírez Montoya, quien afirmó que tiene la camiseta muy bien puesta, y más allá de tener miedo, junto con sus compañeros de trabajo están listos para enfrentarlo.

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Admitió que hay personas que creen que el COVID-19 es un invento del gobierno o un producto biológico que alguien creó, pero afirmó que más allá de cualquier hipótesis, es una enfermedad que está latente y que ya les ha quitado la vida a personas en el mundo y en el estado. “Si nosotros (en el área de la salud) hacemos las cosas bien, como marcan los protocolos, que, si nos cuidamos más, como seres humanos, todo va a estar bien y pronto nos volveremos abrazar. Ustedes, quédense en casa para que no nos saturemos de trabajo en medio de una pandemia”.

Enalteció su vocación como enfermera, y destacó que estudió para hacerle el bien a sus pacientes. “Toda esta gente nos necesita, y pues yo creo que este es el momento de demostrar todo lo que sabemos y que somos un gran equipo”, dijo frente a la mirada de su esposo, con quien comparte la tarea de trabajar en el Instituto Mexicano del Seguro Social; para llegar a su hospital, a diario, decenas de kilómetros deben recorrer para cumplir con la misión que tienen en esta vida.

Ella dijo no arrepentirse de haber sido asignada para atender a pacientes con COVID-19, pues de entrada no fue una imposición, sino que le consultaron. Lo hizo no sólo porque quiere quitarse esa incertidumbre de la enfermedad que ha convulsionado al mundo, sino también para despojarse de miedos y de confirmar que su vocación como enfermera tiene bases sólidas: “para eso me preparé y este es el momento de demostrármelo”.

Reconoció que frente a esta problemática que se vive, hablar de un reto como éste, de algo desconocido, la llevó a pensar mil cosas, sobre todo cuando ya se han registrado muertes, incluso de médicos. “Hace 10 años elegí esta profesión no por sentirme más que nadie, sino porque quiero ayudar al prójimo, por saber que está en mis manos hacer el bien, como también lo hacemos médicos; elegimos por el bien común”.

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