Empresas tapatías han tomado el Lago de Chapala como basurero; Michoacán tiene su parte

Buena parte de la superficie del Lago de Chapala se ha visto deteriorada por la agricultura y desechos de la región Ciénega.

Foto: José Luis Ceja Guerra

José Luis Ceja Guerra / La Voz de Michoacán

Sahuayo, Michoacán. A partir del 2013 empresas tapatías dedicadas a la industria electrónica han tomado el Lago de Chapala como sitio de disposición final de residuos lo que incrementa los multifactores que aceleran la contaminación de la región, destacó la doctora Nimcy Arellanes, investigadora de la Unidad Académica de Estudios Regionales de la Coordinación de Humanidades de la UNAM.

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“Hacia el 2013 el nivel de contaminación en algunas de las comunidades del Lago de Chapala, incluidos nosotros como Región de la Ciénega abarcaba el 95 por ciento de la superficie de estas comunidades y estaba provocada por diversos factores como la agricultura, los desechos sólidos, las aguas negras, los residuos orgánicos en exceso y sin manejo adecuado así como los residuos inorgánicos sin reciclaje, y de la parte de Jalisco se ha detectado, y Green Peace hizo una observación, que echan en el Lago desechos de industrias electrónicas que sus componentes son tóxicos y que se desechan al Lago”.

Destacó que, aunque el cuerpo de agua es muy amplio, si se sigue con su modificación a través de factores contaminantes en algún momento vendrá el colapso de este termorregulador de la región por lo que resulta importante que esta región sea sometida a un examen exhaustivo en la intención de que, en una comparativa con el cuerpo humano, no pierda extremidades.


La contaminación histórica de la Región Ciénega

De acuerdo con la entrevistada para tener contaminación en un punto específico hay que contar con una serie de factores que transforman el paisaje y de manera particular en la Ciénega, región que comparten los Estados de Jalisco y Michoacán, se integra de cinco factores concretos, la tierra, el agua, el clima, el suelo y las interacciones entre el ser humano y los elementos naturales que es lo que permite al género humano hacer una incidencia dentro de los elementos citados.

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“Hay una parte muy interesante, la región ha tenido desde e l Siglo XVI una introducción de ganado vacuno, caprino y equino que en su momento vino a solucionar una serie de elementos e carácter económico que permitieron las grandes haciendas y permitieron también tener un tipo de cultura charra y ranchera en esta zona; sin embargo, esto vino a modificar el paisaje y los ecosistemas desde ese momento porque los ganados vacunos, caprinos y equinos no son naturales de nuestro continente”.

Foto: José Luis Ceja Guerra

Derivado de ello, dijo, el suelo en la región cambió y al mismo tiempo la formas de vida de los habitantes; a finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX comenzó la desecación de la Ciénega en la intención de ganar terrenos a la Laguna para la dotación de ejidos e intensificar y ampliar el sector agropecuario establecido desde el Siglo XVI.

Todo esto vino afectando y afectando la calidad del agua para consumo humano y esto se vio más asentado a mitades del Siglo XX cuando empezó la Revolución Verde”.

Nimcy Arellanes, investigadora

El concepto ‘Revolución Verde’ de acuerdo con la investigadora Nimcy Arellanes se trata de un programa implementado a nivel internacional por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) para introducir cultivos completamente distintos a las regiones pero adaptados a cada uno de los climas en esta región, dijo, la llamada Revolución Verde propició la introducción de cultivos como berries lo que llevó a la realización de prácticas agrícolas altamente demandantes de agua, de suelos y de sustratos que, en su momento, coadyuvaron a prácticas contaminantes de un uso no regulado de insecticidas, fertilizantes y actualmente de hormonas.

La mejora genética introducida por los ganaderos en sus hatos, señaló, también fue un factor que incidió en la modificación de los ecosistemas con el mayor uso y consumo de pastizales.


Contaminación en entornos urbanos

Las escasas zonas urbanas de esta región no están exentas, aunque por distintos factores, al temad e la contaminación, en este caso se trata del crecimiento del parque vehicular en los municipios de Sahuayo y Jiquilpan que, pese a ser consideradas como zonas semiurbanas, proporcionalmente guardan el parque vehicular que corresponde a una metrópoli de acuerdo con las consideraciones de la investigadora.

“Existen pocas zonas urbanas pero, en efecto, el parque vehicular pareciera de una metropolitana, pero lo interesante no solamente son los autos sino cuál es la regulación que existe para la introducción de estos autos”.

Las interrogantes, afirma, giran en el sentido de si el parque vehicular existente en esta región cumple con las normatividades y estándares nacionales e internacionales en materia de emisión de contaminantes, la existencia de políticas públicas reales de transporte tanto público como privado.

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