Resineros buscan regularizar su actividad para proteger el bosque del Pico de Tancítaro

Con sus actividades además coadyuvan en la detección de plagas en los bosques de la región, que es Área Natural Protegida

Foto, Rogelio Arellano.

Rogelio Arellano / La Voz de Michoacán

Tancítaro, Michoacán. De las poco más de 23 mil hectáreas que comprende el Área Natural Protegida del Pico de Tancítaro, se estima que unas 10 mil enfrentan, en mayor o menor medida, amenazas de plagas, principalmente descortezadores de pinares, por ello se impulsan proyectos de explotación sustentable no maderables que permitan de manera directa e indirecta su saneamiento.

PUBLICIDAD

Lo anterior fue señalado por José Ángel Badillo González, especialista en bosques, quien junto a 22 ejidatarios de Zirimondiro, perteneciente a esta demarcación, impulsan el proyecto para la extracción de resina en una superficie de 64.41 hectáreas de bosque localizadas a las faldas del Pico de Tancítaro, a unos 2 mil 800 metros sobre el nivel del mar.

Puntualizó que en la actualidad ya se presentó el Manifiesto de Impacto Ambiental para la Extracción de Resina del ejido Zirimondiro y en un periodo próximo de 3 a 6 meses se concretarán los siguientes procesos, como la obtención de los dictámenes de evaluación y resolución, respectivamente, para dar paso a las actividades de campo.

Foto, Rogelio Arellano.

Lo anterior se realiza en estricto apego al plan de manejo integral de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos naturales (Semarnat) por conducto de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), ya que el estatus del Pico de Tancítaro se define como área o zona para la protección de flora y fauna, al ser uno de los corredores biológicos más importantes del estado, que involucra zonas límite con Uruapan, Nuevo San Juan y Peribán, expuso el entrevistado.

PUBLICIDAD

La proyección o programa de trabajo comprenderá la extracción de aproximadamente 40 mil 600 kilos de resina por año, la cual se comercializará en centros de acopio debidamente reglamentados a razón de entre 27 y 29 pesos el kilogramo, recursos que a su vez se destinan al fomento, protección y conservación de los recursos naturales.

Estas acciones, sostuvo, también buscan disminuir el fenómeno del “mercado negro” de la resina, pues al ser actividades que requieren permisos o procesos complicados con asesoría técnica especializada, muchos poseedores de bosque optan por no atender estas obligaciones, incluso con el riesgo de aplicar métodos de sobreexplotación que llegan a causar la muerte del árbol.

Foto, Rogelio Arellano.

Igualmente, con estas acciones se busca que los “coyotes” o intermediarios en la compra-venta de resina se aprovechen de este fenómeno, pues además de que lo fomentan, también provocan menores ganancias entre los resineros clandestinos al pagarles hasta un 50 por ciento menos por cada kilogramo de este producto forestal, el cual finalmente colocan en el mercado con documentación posiblemente apócrifa.

Detalló que con el impulso de proyectos debidamente elaborados en apego a las leyes, normas y reglamentos que involucran las actividades productivas y sustentables en las áreas naturales protegidas, se conserva la esencia de conservación y protección con efectos secundarios como promover entre el resto de sectores sociales el valor del cuidado ambiental.

La divulgación y educación ambiental es fundamental para aceptar la explotación sustentable en territorios de vocación forestal que enfrentan grandes amenazas, como ocurre actualmente con Tancítaro, tanto por el acoso constante de cambiar bosques por plantaciones de aguacate, así como por los daños de las plagas.

Con estas figuras legalizadas de resineros también se combaten las plagas, pues en el campo son los mejores actores para la detección oportuna, combate y erradicación de plagas en los árboles, no sólo en su zona de trabajo, sino también en las que colindan con sus bosques y más allá, lo que igualmente implica proteger flora y fauna.

Foto, Rogelio Arellano.

Estas acciones, que pueden ser corroboradas o confirmadas por todas las personas, han permitido que incluso los grupos de autodefensa que operan en esta región desde hace varios años cada vez sean más empáticos con estos proyectos, pues se derriban diferentes mitos, por ejemplo, que no se afecta a los bosques para luego provocar o forzar un cambio de uso de suelo.

Puntualizó que una vez culminado este proyecto, se encuentran en lista de espera tres más que en conjunto abarcarán otras 560 hectáreas, destacando que este u otros proyectos no maderables son viables, pero solamente en algunas microrregiones de esta Área Natural Protegida, concretamente en la subzona de aprovechamiento sustentable de los recursos naturales en laderas medias circundantes.

Es decir, la zona núcleo del Pico de Tancítaro, que inicia después de los 3 mil metros sobre el nivel del mar, no está sujeta a ninguna actividad de explotación sustentable y se obliga a mantenerla virgen, finalizó.